sábado, 10 de enero de 2009

ROSA MONTERO - POR LUIS GARCÍA ¿MONTERO?

Rosa Montero

Por

©Luis García

Madrid- España 1951. Estudió Filosofía y Letras, Sicología y se graduó en Periodismo. Desde 1977 trabaja en exclusiva para el diario El País, donde ha sido redactora jefe de El País Semanal. En 1970 publicó su primera novela, Crónica del desamor, a la que siguieron La función Delta (1981), Te trataré como una reina (1983), Amado Amo (1988), Temblor (1990), finalista ese año del Premio Europeo de Novela, Bella y oscura (1993) y La hija del caníbal (Premio Primavera de 1997). Su obra ha sido traducida a idiomas como el alemán, italiano, inglés, etc. Ha publicado también La vida desnuda (1994) e Historias de mujeres (Alfaguara, 1995). En 1998 publica en Alfaguara el volumen de relatos Amantes y enemigos. Cuentos de parejas. Su última novela es El corazón del tártaro (2001).



Introducción.- Rosa Montero es un poco, junto a otra compañera de profesión cuyo nombre obviaré en este momento, la Pepito Grillo de una generación que se acostó con la Dictadura y se desperezó con la democracia. Rosa es un poco ese Pepito Grillo que todos llevamos dentro pero al que nunca nos atrevemos a despertar, so peligro de soliviantar nuestro cómodo tránsito por la vida. Lo siento. Seguro que ya se habrá repetido en más de una ocasión, pero si Rosa (o Maruja, ahora sí voy a citarla) no existieran ni se asomaran desde esas ventanas de El País, seguro que habría que inventarlas.

P.- Periodista y escritora. ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?.

Rosa Montero.- Para mí el periodismo escrito es un género literario, así es que ,me considero una escritora que escribe narrativa, ensayo y periodismo. Empecé escribiendo narrativa, a los cinco años ya escribía cuentos de ratitas que hablaban y cosas así. Si estudié periodismo fue porque me gustaba escribir ficción, y no al contrario.
P.- Se lo pregunto porque soy de los que mantienen que muchos de nosotros nos hicimos lectores desde el descubrimiento de columnistas como usted, que consiguieron en un tiempo récord instaurar un nuevo género que compitiese en igualdad de condiciones con el teatro, la poesía...

R.M.- Gracias por el elogio, que me encanta, pero nosotros no instauramos nada. El periodismo como género literario es tan viejo como Larra.

P.- Algunas de sus columnas son auténticos cuentos breves. ¿Qué le debe a dicho género?.

R.M.- ¿Tú crees? Yo eso lo veo más en Millás, que es un maestro del microcuento. Yo creo que mis columnas son columnas. Creo que son estrictamente periodísticas, pero ya te digo que para mí el periodismo es un género tan literario como cualquier otro, como el ensayo, el drama, la poesía...

P.- En ellas, suele hablar de lo mundano de lo cercano, pero también de lo trascendente. ¿Resulta la vida tan desmaquillada como para mostrárnosla así, desnuda?.

R.M. No sé si consigo desmaquillar del todo la vida, como dices. Intento contar, o entender, lo que hay debajo del tópico. Pero a veces no es fácil hacerlo.

P.- Se puede decir que su incursión en la novela es relativamente reciente. ¿Dónde se encuentra más a gusto?. ¿En ese género en sus columnas periodísticas?.

R.M.- Me encanta que te parezca relativamente reciente porque me rejuvenece, pero mi primera novela salió hace 22 años. Y antes, sin publicar, ya escribía narrativa, como te he dicho. Para mí las columnas son trabajo. Me gusta mi profesión periodística, pero no es más que eso, una profesión. La narrativa, en cambio, es algo mucho más profundo. Es mi manera de vivir, lo que estructura mi vida.

P.- Uno no puede evitar el solidarizarse con lo que trata en su sección Angeles y monstruos. Historias duras de gentes anónimas pero muy, muy cercanas. ¿Cómo bucea en ellas?. ¿Se ve en su posición de Pepito Grillo, como decía al principio, removiendo conciencias?.

R.M.- No, no. Mi intención primera no es remover conciencias, sino aprender, entender un poco mejor la vida y el mundo, rozar la emoción de la existencia.

P.- ¿Cómo ve a la mujer en este comienzo de milenio tan desajustado y desarbolado?.

R.M.- Mejor que nunca. Pero todavía queda mucho camino por andar.

P.- Personalmente hay un estrato de la población especialmente olvidado, y que sin embargo se ha demostrado que son consumados lectores. Me estoy refiriendo a la tercera edad, término que me disgusta bastante. ¿Cree en la existencia de una literatura para mayores?.

R.M.- Ni hablar. Sólo creo en la buena y mala literatura, y también creo que hay un libro para cada persona. Si alguien no lee, si no le gusta leer, es porque todavía no ha encontrado ese libro que es su llave mágica hacia la lectura.

P.- En estos tiempos del pensamiento único, y de desarboladas batallas e intrigas palaciegas en lo literario, ¿no le parece que hay quien pretende instaurar a su vez la novela única?.

R.M.- Pues no. De hecho vivimos un momento posmoderno, es decir, un momento en el que no existe una única respuesta frente al mundo, ni ética ni estética. Hoy coexisten todo tipo de novelas. En otras épocas ha habido una mayor tiranía estética en cuanto al modelo de narrativa imperante.

P.- ¿Qué opina del tan manido canon literario?

R.M.- Es una tontería como cualquier otra.

P.- Premio Nacional de Periodismo, Premio Primavera de Novela..., ¿y El Cervantes?.

R.M.- ¡Cielos! En estos momentos el Cervantes ni aparece por el horizonte de mi imaginación más desaforada.

P.- ¿Qué opinión le merece, habida cuenta que pocos Premios están dotados de tanta polémica, a menudo gratuita?.

R.M.- Todos los premios son arbitrarios, está en su naturaleza. En cuanto a la polémica, los premios más amañados son justamente los que no generan polémica. Cuando están arreglados, los jurados no debaten entre ellos.

P.- ¿Qué está escribiendo en estos momentos?.

R.M.- Acabo de sacar una novela “El corazón del Tártaro”, y ahora estoy reposando las ideas. También tomo notas para una novela medieval y para un libro de ensayos literarios.

P.- ¿Para cuando un nuevo libro de relatos, si me permite la licencia, o una nueva recopilación de artículos?.

R.M.- Un libro de relatos va para largo; tengo una idea para uno, pero iré haciéndolo muy despacio... El anterior libro de relatos reúne cuentos escritos a lo largo de quince años, de modo que... En cuanto a la recopilación de artículos, no tengo nada pensado por el momento.

P.- Por último, ¿siente que junto a sus colegas de columna, dignificaron un género que no pasaba por buenos momentos?.

R.M .- Pues no, la verdad es que no creo eso. No eran las columnas las que pasaban por malos momentos, sino el periodismo español en general, porque salía de una época de dictadura. Pero eso no tiene que ver con el valor de las columnas o de los columnistas en sí.

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