viernes, 2 de enero de 2009

MARCELO LILLO por M M López ( el desván...)

martes 16 de septiembre de 2008
Entrevista: Marcelo Lillo



Marcelo Lillo (Chile, 1963) publicó El fumador y otros relatos en la editorial Caballo de Troya. Se trata de su primer libro de relatos, aunque ya tiene otro preparado (y también una novela).

Ha ganado infinidad de premios literarios en su país y no se prodiga, casi se puede decir que se oculta. Poco o nada se sabe de él: habladurías, chismes, dimes y diretes que forman parte de su “mitología” más que de su biografía. Lo que sí podemos afirmar es que se trata de un hombre que lo ha abandonado todo en su apuesta por la literatura y se ha ido con su esposa y sus perros a vivir a una casa poblada de fantasmas en la lejana Niebla, una caleta a 18 kms de Valdivia y 850 de Santiago de Chile. Sólo dos veces por semana se acerca a lo que él llama “el pueblo” y donde tiene acceso a internet.



1. Has ganado más de veinte premios literarios, el primero a los 19 años, lo cual podía indicarte que ibas por el buen camino. Tenías relatos y novelas guardados en un cajón y un buen día decides hacerlo desaparecer todo porque sientes la necesidad de cambiar tu forma de escribir. ¿Qué te llevó a eso?

No sé exactamente por qué cambié mi forma de escribir. Eso sucedió en 1999, tal vez se debe a que el cambio de siglo o de milenio estaba cerca. ¡Oh! En todo caso fue algo bastante radical.

Recuerdo que le dije a mi mujer: "Todo lo que he escrito no vale un peso". Ella me preguntó si estaba seguro y le contesté que sí, por supuesto. "¿Y qué vas a hacer ahora?", siguió preguntando ella. "Ahora voy a escribir un cuento en 7 días, una carilla por día. Y se va a llamar "Hielo", ¿qué te parece?" Ella : "¿Por qué "Hielo"? Y yo: "¡No tengo la menor idea ni sé de qué se va a tratar!"Tal vez lo anterior a "Hielo" era demasiado anticuado y poco inquietante. Quizás.

2. Dice Carver (no sé si tú estás de acuerdo) que un buen escritor necesita tres cosas: talento, ambición y suerte. ¿Qué autores actuales crees que poseen eso (especialmente talento y ambición)?

Ambición y talento posee Marías, demasiado, es un escritor fantástico. También tenía ambas cosas Bolaño, que era un verdadero artista. Roth, DeLillo, son talentosos y ambiciosos, y por eso me gustan como escritores. Cheever, que es otro escritor que me agrada tenía gran talento, aunque quizás menos ambición. Coetzee es otro artista de mi lado, y la gran dama del cuento que es Flannery O'Connor.
Talento, ambición y suerte. Razón tenía Carver. Yo le agregaría algo extraño y fascinante: intuición.

3. ¿De qué autores y de qué obras te sientes deudor?

Debo sobre todo a Carver. Y eso es más que suficiente.

4. La impresión que tiene el lector de tus relatos es que escribir te duele. Leerte también duele. No haces pornografía del dolor, no te recreas morbosamente, lo haces con una total naturalidad, pero el dolor está ahí, en todas tus historias y en todos tus personajes. Recuerdo ahora el relato La felicidad y me viene a la cabeza la tristeza de la pareja que no tiene dinero ni para comer y se "cuela" en la fiesta de cumpleaños de un niño cuya familia tiene lo que a ellos les falta, pero tampoco son felices porque no tienen otras cosas (la descripción del niño me parece maravillosa). ¿Quieres transmitir eso en tus historias, que la felicidad es una mera ilusión y nos condiciona más aquello de lo que carecemos que aquello que tenemos?


"Felicidad" es una palabra extraña. Todos somos felices e infelices a la vez, y si vive demasido el hombre y la mujer terminan siendo muy infelices porque la vejez es lo peor; aunque de repente son felices porque vuelven a ser niños. ¿Hay algo que tenga menos sentido que eso? Mi intuición me dice que eso puede quedar bien en un cuento, que es como empiezo a escribir los relatos: una intuición que puede ser un título (Así escribí "Hielo" y "Diente de león") o una situación horrible ("La felicidad" es 99 por ciento real, los personajes -por darles un nombre somos mi mujer y yo) o una escena armada en mi cabeza. Cosas así. Lo malo, o lo bueno, es que calan hondo y a los lectores de verdad les gusta. Y eso es una felicidad para mí.

5. El fumador aparece de alguna manera destacado entre los demás relatos porque da nombre al libro. En él, un hombre cuyo matrimonio se está destruyendo conoce a un "escritor itinerante" que se dedica a vender, de puerta en puerta, sus novelas. Es un hombre que ha renunciado a todo, también a su familia, por su arte. Este relato me recordó a un artículo que leí sobre ti y en el que se decía que habías dejado tu trabajo como profesor, lo habías vendido todo y te habías "autoexiliado" en Niebla. ¿Hay en eso una actitud vital, o mejor dicho: artística, una apuesta de todo o nada, una idea integral de que el escritor es una artista y como tal su compromiso con la escritura tiene que ser exclusivo y su vida solitaria?


Renuncié a todo, como tú bien dices (incluyendo a mis supuestos familiares, a mis amigos y mis vecinos de Valdivia), y claro que hay una apuesta vital: era todo o nada porque a pesar que ganaba bastante bien (1.3000 euros mensuales, aproximadamente, con lo que se vive muy bien en Chile) no era feliz.
Y siempre he preferido ser feliz a trabajar. O vivir la vida antes de trabajar o criar hijos. "¿Por qué no lo hiciste?", me hubiera preguntado al ser un anciano respetable, "¿qué hubiera pasado?". Preferí comprobarlo.

6. En 40 caballos dices: "Era triste ver a personas humildes infladas por un triunfo, y meses después hallarlos revolcados en el barro una mañana mientras iba al colegio, bañados en alcohol y en el olvido porque detrás de cada victoria está la derrota esperando su oportunidad". Esta idea aparece en tus relatos: todos somos perdedores. Una de las imágenes que más me viene a la memoria al recordar tus historias es la del tipo tirado en la cama y viendo la televisión, el tipo que se ha rendido y que ya no espera nada de la vida. ¿Son esos tus temas obsesivos: la derrota, la rendición, la desesperanza, la soledad, la incomunicación?

No soy un obseso con nada, pero no puedo escribir de otra manera, de otros tipejos. Algo me pasa que me es imposible, no me creo a mí mismo y eso sí que es fatal. No creer tus frases, no creer lo que dicen tus personajes. Eso me pasa con los colegas chilenos: no les creo y por eso no los leo. ¿Por qué le creo todo a DeLillo? ¿Por qué le creo todo a James Salter o Ring Lardner?

7. Me gustaría que nos contaras cómo es un día normal en la vida del Marcelo Lillo escritor y qué tiene Niebla de especial.


Todos le dicen "El balneario de Niebla", pero no es más que una caleta.

Hermosa, me levanto mirando el mar y al atardecer veo la puesta de sol por entre la lluvia. ¡Espectáculo! Entremedio: un par de piscos sours (el trago chileno: limón, clara de huevo, pisco de 35 grados y azúcar; hecho por mí, of course), cocinar, dormir un par de horas de siesta y de 18 a 20 hrs. escribir algo interesante, que me sobresalte. Luego, con un café en la mano mi mujer y yo nos entregamos a charlas sobre libros escuchando el rumor del mar. Si está bueno bajamos a la playa con los perros (incluyendo los fantasmas), y si está mejor hacemos una fogata.

Lo mejor de Niebla: en invierno, con la neblina que no deja de ver nada a 3 metros
.
Lo mejor de Niebla: que nadie sabe cómo me llamo.
Lo mejor de Niebla: que nadie hace preguntas y todos piensan que soy un cazafantasmas porque mi casa está embrujada y le tienen miedo.

8. ¿Qué elementos tiene que tener un relato para que te interese como lector?

Un relato tiene que inquietarme. Estamos en el siglo 21. Algo debe correr por mi espalda.


9. Por último, sólo espero que ya no tengas la Colt 45. No la vas a necesitar… Por cierto, ¿de dónde salió lo de la Colt 45: es leyenda o realmente lo dijiste tú?

La Colt 45 existe bajo el colchón donde dormimos mi mujer y yo. Existe y existirá siempre porque no voy a morir en la cama escuchando decir lo bueno que era. Existe porque un día me aburriré y porque en la literatura las pistolas hay que usarlas. Existe porque desde niño quise ser un cowboy. ¿Hay otro motivo para que la Colt exista? Tal vez si mi próximo libro de cuentos -CAZADORES- o mi novela -MENTIRAS INVENTADAS DESPUÉS DEL FIN DEL MUNDO- fracasan.
Vale más un escritor muerto que uno vivo, si no pregúntenle a...

Publicado por Marta María López |

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