sábado, 14 de noviembre de 2009

wislawa szymborska

■ La premio Nobel de Literatura 1996 cumple 85 años este miércoles

Szymborska necesita “tiempo para callar, pues la poesía surge del silencio”
■ No soy una institución cultural, dijo la escritora polaca en una de sus escasas entrevistas

■ Después de una vigilia de tres años, prepara nuevo poemario para publicarse a finales de año

Dpa


Wislawa Szymborska y sus nuevos poemas en gestación
Varsovia, 30 de junio. En su 85 aniversario la poeta polaca Wislawa Szymborska persiste en ser fiel al principio de evitar la opinión pública a toda costa.

No sería “propio de ella” celebrar ese día “a lo grande”, dijo Michal Rusinek, secretario de la tímida Premio Nobel de Literatura 1996, días antes del cumpleaños, el jueves 2 de julio.

Cuando la escritora, quien vive retirada en Cracovia, recibió a principios de junio una alta distinción del Ministerio de Cultura polaco, la ceremonia tuvo lugar –por expreso deseo de la galardonada– casi en secreto, sin despliegue de cámaras.

“No soy una institución cultural”, dijo Szymborska, quien nació en 1923 cerca de Poznan, en una de las escasas entrevistas que ha concedido.

La poeta argumentó que no puede estar continuamente mostrándose y “hablando de las ocho de la mañana hasta la noche, hablando, hablando, hablando”. Añadió que necesita “tiempo para callar, pues la poesía surge del silencio”.

Y ese silencio artístico es el que la poeta precisa especialmente ahora, ya que a finales de 2008 publicará nuevo poemario, tras una pausa de tres años. Rusinek dijo que ya están preperados 15 o 16 poemas para el libro, pero el resto están en gestación.

Éste sería el primer libro de poemas desde que en 2005 se publicó Dos puntos. En 2002, Szymborska publicó su poemario Instante. En opinión de críticos polacos, con estas publicaciones justificaba la concesión del Nobel. Ambos libros desataron elogios entusiastas y, además, registraron muy buenas cifras de ventas. La razón de su éxito se debe, según la crítica, a un idioma sin artificios y a una independencia ajena a corrientes artísticas.

Desde 1931 la poeta vive en la capital cultural de Cracovia, donde estudió literatura y sociología. Su primera publicación en el suplemento de un diario data de 1945.

Su primer libro de poemas, Por eso vivimos, apareció en Cracovia en 1952 y se correspondía con la forma literaria de entender el “realismo socialista”, lo que algunos críticos todavía le reprochan.

Interés por la política

Tras la muerte de Stalin y de la tormenta política de 1956, el talento de Szymborska se pudo desplegar por completo en el libro publicado en 1957, Llamada a Yeti. Le siguió Sal (1962), por el que se alzó como una de las poetas más destacadas de Polonia, junto a Tadeusz Rozewicz y Zbigniew Herbert.
La distancia que ella mantiene con los medios no debe confundirse, sin embargo, con la falta de interés por cuestiones políticas o sociales.

Szymborska creó una fundación para marginados sociales y cuando no hace mucho las fuerzas conservadoras nacionalistas que arroparon a los gemelos Kaczynski quisieron acusar de confidente a Lech Walesa, la escritora firmó una dura carta de protesta junto a reconocidos artistas.








Entrevista con Wislawa Szymborska
El amor, origen de la poesía
La poeta polaca, premio Nobel de Literatura en 1996, habla de la ironía, que le permite mantener una distancia crítica respecto de sus textos, y recuerda con humor a algunos de sus enamorados de infancia. Además, se publican dos de sus poemas inéditos en castellano
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Foto: AP
Wislawa Szymborska (Kornik, 1923) vive en un departamento en Cracovia y trabaja todos los días en sus poemas. Se le concedió el Premio Nobel, al que entre risas llama "la catástrofe", en 1996. En España se acaba de distribuir una antología muy amplia de sus poemas, Poesía no completa (FCE), en traducción de Abel A. Murcia Soriano y Gerardo Beltrán, quienes también volcaron al castellano esta conversación.

--¿Tiene alguna fórmula mágica para escribir?

--Sé lo que quiero escribir, pero no siempre me sale. Trabajo constantemente en los poemas. Hay algunos poemas que surgen de forma espontánea... (Es mi secreto: no voy a decir nunca cuáles salen con facilidad y cuáles salen con esfuerzo.) Pero no siempre salen de forma espontánea.

--¿Y cómo es la Szymborska que narra sus poemas?

--Creo que cada poema lo escriben dos personas. Hay una persona que es la que siente las cosas, la que las experimenta, la que piensa. Y otra persona, que está detrás de mí y dice: "¿No estarás exagerando?, ¿qué va a entender el lector de lo que estás escribiendo? y, además, ¿para qué le sirve?" Ese yo irónico está siempre, pero si desaparece escribiré muy malos poemas... ¡Y si desaparezco yo, también serán malos! [Risas].

--Utiliza un lenguaje muy especial.
--Mi lengua es una lengua viva. Utilizo frases hechas, lengua coloquial, juegos de palabras, que no necesariamente funcionan en otras lenguas... La suerte de los poetas en el exterior depende de los traductores.

--¿Hablamos de los temas de su poesía?

--Todos mis poemas nacen del amor. Diría incluso que todos los poemas nacen del amor; incluso aquéllos que transmiten el mal tienen en el fondo una forma de amor hacia el mundo. Estoy totalmente convencida... Y si no es así, lo siento por esos poetas.

--¿Y el odio?
--Tengo un poema sobre el odio, que es verdaderamente un sentimiento del siglo XX, el más fuerte, el que encuentra más seguidores. Y eso es algo horrible. Quizá en algún momento fue necesario pero ahora el odio es un sentimiento horrible. Aunque parece más fácil que un loco propague sus ideas con los nuevos medios. Antes, alguien llegaba y se subía a un cajón en una plaza y se ponía a hablar con un megáfono... Todo era más pequeño.

--En sus poemas aparecen muchos animales.

--No imagino la poesía sin los seres que nos acompañan en la vida: los animales, las plantas... e incluso las piedras. Mi animal preferido es el mono. Me encantó un libro de Jane Goodall, A través de la ventana: treinta años estudiando a los chimpancés, en el que cuenta su investigación en Tanzania con los primates y con los chimpancés. No los estudió como un grupo, sino como individuos. Estuvo años siguiéndolos de uno en uno, investigando cada animal en concreto y descubrió que uno era individualista, otra era una mala madre, otra era muy cariñosa, otro era muy travieso... Se trataba de una forma de estudiar a los animales desde una perspectiva totalmente diferente. No me imagino otro enfoque distinto al del análisis individual. Todos somos un poco diferentes. El hombre se somete a diversas ideas de grupo y no siempre es bueno.

--También aparecen muchos sueños en sus poemas.

--Escribo de la realidad y los sueños son una parte de la realidad.

--Además de escribir poemas, está haciendo collages.

--Son un juego. Hoy veo muy clara la diferencia entre la forma de hacer literatura y la forma de hacer arte. La escritura requiere soledad, aislamiento, trabajo y cansancio. He visto a pintores trabajando mientras hablaban, riéndose, rodeados de gente, y eso es imposible para un escritor. Necesito tiempo y que nadie me moleste. Mis collages son un juego, para que la gente los disfrute. Son mi forma de descansar. Me canso mucho escribiendo.

--Pero sigue escribiendo sin parar.
--Aún estoy viva, para extrañeza de algunos y también para la mía. Y soy escéptica ante la poesía, incluso ante la mía.

--Por eso utiliza tanto el humor.

--Mi poesía, como la vida, es una moneda: tiene una parte trágica y una parte cómica.

--Y una parte cósmica.
--Recuerdo una anécdota de Filipovich, un fabuloso escritor que supera la prueba del tiempo: cuando el hombre llegó a la Luna, mucha gente en Cracovia estaba asombrada. Filipovich estaba pescando y trataba de ver el acontecimiento con prismáticos. [Risas]. Una vez, caminando por los alrededores de Cracovia con Filipovich, nos paramos a identificar estrellas, y cuando nos dimos vuelta, había un enorme grupo de gente a nuestro alrededor; tanta, que al día siguiente la prensa publicó que se había producido el avistamiento de un ovni. Una información que nunca fue desmentida. Espero que eso hiciera feliz a alguien. Escribí un poema en el que decía que no hay que mandar bromistas al Cosmos.

--Le fascina el espacio, pero realmente se ha movido muy poco.

--No sé si es por mi signo zodiacal --cáncer--, pero no me gusta viajar. Nací un día después (y muchos años después) que Proust, que escribió doscientas páginas para decir cómo se preparaba para ir a la playa. No me gusta viajar, pero me gusta volver.

--¿Es cierto que estudió español?
--Hace mucho tiempo iba a unas clases de español. No me acuerdo de nada, pero la estructura de la lengua todavía la controlo. Leíamos fragmentos de El Quijote. Nos daba clase un profesor que no sé si se esmeraba mucho, porque se preparaba la clase el día anterior, pero tenía unos discos maravillosos con música española: canciones populares estupendas. Soy admiradora del Goya luminoso, el de los retratos, el de los tapices, el de las escenas costumbristas y el de las majas. Y he corregido a Velázquez en uno de mis collages: he sacado a una de las meninas al aire libre.

--Hablaba antes del amor. ¿Le puedo preguntar algo de los suyos?

--Le contaré algunas historias de mi infancia. A los doce años me enamoré perdidamente del novio de mi hermana, que no me hacía ningún caso. Un día me vendé la cabeza y él dijo: "¿Qué le ha pasado a eso?" Años más tarde lo volví a ver y me pregunté cómo podía haberme enamorado. No era nada interesante. También había otro chico. Me seguía. Era tan tímido que no me dirigía la palabra. Me escribía cartas. En una de ellas, donde me arreglaba toda la vida --"por ti surcaré los mares, subiré a la cumbre más alta..."--, decía al final: "Estaré mañana bajo tu ventana si no llueve". [Risas]

--Leer también es una forma de acabar con las formas puras.

--Leo todo el tiempo. Muchos libros de divulgación científica y de antropología, de zoología. Leo a Brodsky, con el que tenía mucha afinidad. Pero como no quiero olvidarme de nadie sólo voy a decir que leo a Rilke. Con él comenzó mi fascinación por la poesía.

Por Félix Romeo

Juan Goytisolo

Efe | Barcelona
Actualizado jueves 12/11/2009 13:57 horasDisminuye el tamaño del texto Aumenta el tamaño del texto



El escritor Juan Goytisolo, que hoy ha presentado en Barcelona el sexto volumen de sus obras completas, considera que a día de hoy se aprende más sobre literatura española "en las universidades americanas que en las españolas", debido a que en éstas "todavía no se ha producido la Transición cultural".

En su opinión, aún impera un canon muy marcado por siglos de "nacionalcatolicismo", y se ha preguntado por qué en Nueva York se estudia "La lozana andaluza" y aquí no. "Cuando en la New York University ofrecí un curso sobre este libro fui acusado por un crítico español, ex cura, de pornográfico", ha rememorado.

No han sido las únicas aseveraciones controvertidas que ha hecho hoy Goytisolo durante la presentación de sus "Ensayos Literarios", de entre 1967 y 1999, publicados por Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores, que empiezan con "El furgón de cola" y van hasta el "Cogitus interruptus", con un apéndice en el que da a conocer su correspondencia con Américo Castro o unas entrevistas que realizó a Jean-Paul Sartre y Jean Genet.

Para el estudioso y antólogo Antoni Munné, este sexto volumen se puede considerar la "biografía intelectual" del autor barcelonés, que se adentra tanto en el pensamiento de Mariano José de Larra o de Luis Cernuda como en el del expatriado José María Blanco White (1775-1841) o en uno de sus referentes más cercanos, Américo Castro.

Excepto el libro "España y los españoles", el resto de los títulos incluidos (El furgón de cola; Presentación Crítica de J.M. Blanco White; Disidencias; Crónicas Sarracinas; Contracorrientes; El Bosque de las Letras; y Cogitus Interruptus) no son unitarios.

Para el escritor, los ensayos publicados permiten comprender mejor la evolución de sus propuestas en el campo creativo, y ha llegado a afirmar que "toda la obra literaria que he hecho desde 'Don Julián' hasta ahora no hubiera sido posible sin estos ensayos".

Aunque no ha podido pararse en cada uno de los autores que cita a lo largo de estas casi 1.600 páginas, sí ha tenido un recuerdo especial para Blanco White, "el mejor escritor, superior a Larra, de la primera mitad del siglo XIX, que escribió la mayor parte de su obra en inglés".

Cuando lo traducía, ha reconocido hoy, "tenía la impresión de estar leyéndome a mí mismo y que, en realidad, lo que traducía era yo quien lo escribía".

Américo Castro fue otra figura "fundamental" y ha recalcado de él que analizó el problema de las castas, "sin el que no se entiende la literatura española desde el siglo XV", una época marcada por el antijudaísmo que, entiende, provocaba la Iglesia.

Espacios mentales
Goytisolo cree que, "mientras los españoles se dedicaban al antijudaísmo", moriscos y judíos "construían la verdadera literatura española", y ha aprovechado para volver a repetir su teoría de que la Cultura "es la suma de las influencias exteriores que un país recibe a lo largo de los siglos".

Respecto a la mirada que ha tenido siempre hacia todo lo oriental, el Premio Nacional de las Letras ha señalado que, en realidad, "Oriente y Occidente son espacios mentales".

"Soy el primer escritor que habla árabe dialectal -ha proseguido-. ¿Les parece eso normal? A mí no, porque hablando árabe dialectal he aprendido montones de cosas sobre el español".

Preguntado sobre si el paso del tiempo le ha hecho modificar alguno de sus pensamientos de hace más de cuarenta años, ha referido que lo que ha cambiado, más que sus ideas, es que "ahora hay más gente estudiando árabe, e incluso el Instituto Cervantes ofrece cursos".

Respecto a los poetas y escritores que sigue en la España actual, ha dicho que le gusta el poeta Andrés Sánchez Robaina y que, como escritores, prefiere a José María Pérez Álvarez, Daniel Pastor, José Francisco Ferré, José María Ridao y los jóvenes "rupturistas" Manuel Vilas, José Vicente Mora y Juan Cantabella.

Sobre el hecho de que en la lista no incluyera a ninguna mujer, ha indicado que cree que la mejor novelista del momento es Nuria Amat, aunque es "boicoteada" por una "especie de paternalismo machista".

domingo, 1 de noviembre de 2009

Federico Jeanmaire.

Federico Jeanmaire: "Todo lo que escribo es muy argentino"
El ganador del Premio Clarín de Novela 2009 escribió una novela que cautivó al jurado de manera unánime. En Más liviano que el aire, convierte el encuentro fortuito entre una anciana y un adolescente en una metáfora contundente sobre la violencia y la imposibilidad de diálogo. En esta entrevista, el autor habla de los temas y autores que lo inspiran, de las crisis personales que lo motivan y de su necesidad de transformar la vida en literatura.
Por: Jorgelina Nuñez

CONSAGRACION para la extensa trayectoria literaria de Federico Jeanmaire.
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Al menos van a empezar a escribir bien mi apellido". Bromea el flamante ganador del Premio Clarín de Novela cuando se le pregunta qué espera de los premios. El, que ha sido finalista de tantos –primera mención en el de Clarín 1998, el Herralde, el Planeta varias veces– y que ha ganado algunos –el Ricardo Rojas (1999) y el Emecé, el año pasado– sonríe ahora confiado en que algunas cosas van a cambiar a partir de este reconocimiento. Tras los festejos, apenas durmió un par de horas y se levantó a mirar la noticia en Internet para asegurarse de que esta vez sí lo había logrado. Enseguida empezó a sonar el teléfono: todas las radios de Baradero ("cuatro", aclara), su ciudad natal, querían tener la palabra del escritor ahora famoso.

-Lo primero que me llamó la atención –dice– fue que hablaran de mí como de un autor singular. Y por cierto, es así y lo asumo, porque trabajé mucho para alcanzar esa singularidad. Con esto no quiero decir que sea especial, sino que yo tuve que ir convenciendo a fuerza de libros que lo mío era una estética. O sea, hay un trabajo de años en busca de cierta comprensión de esa singularidad.

-¿En qué consiste?

-Yo no soy un escritor correcto. Jamás me interesó presentar una novela a un premio pensando en que estaba bien escrita y podía atrapar al lector de la primera a la última página. Eso está muy lejos de lo que pretendo. Lo que me importa es la propuesta estética basada en las cosas que me interesan. De lo contrario, no escribiría. Y lo que me interesa va cambiando y me provoca grandes crisis.

-¿El premio va a cambiar algo?

-De mí como escritor, nada. Lo que espero es otra relación con los lectores, porque con los premios lo que sí cambia es el lugar que ocupás en las librerías.

Libros que preguntan

En la novela hay un núcleo muy potente, pero al mismo tiempo muy riesgoso: una anciana de clase alta encierra en el baño de su casa al adolescente que ha intentado asaltarla. Toda la acción transcurre en esos tres días de encierro en los que sólo se escucha la voz de ella mientras que lo que el adolescente dice se deduce de las réplicas de la mujer.

-Sostener esa tensión significó hacer una apuesta muy alta. ¿Cómo la concibió?

-A mí me gusta que los libros me pregunten cosas, que no me resuelvan nada. Porque me gusta trabajar: yo escribo durante doce horas diarias. Es lo único que quiero hacer en la vida porque además es en lo que me siento absolutamente libre. La literatura es mi pasión, soy muy feliz escribiendo y los desafíos son lo que más me divierte. Los diálogos que construyo en mis libros no los sé de antemano, me obligo a no saberlos. Cuando alguien habla, nunca sé lo que va a contestar el otro. Todos los días escribo cerca de tres páginas y si siento que el relato fluye, ahí paro y empiezo a sospechar y a cuestionarme por qué me sale tan fácil, si no estaré siendo muy previsible. Uno sabe que en la primera frase se juega el nivel de la novela. Por lo general, me propongo un techo alto y trabajo para no bajarme de ahí. Pero algunas veces no me sale y la novela se viene abajo. Entonces tiro todo y empiezo otra vez.

-Entre los protagonistas se juega una cuestión de poder, de quién tiene la palabra.

-A pesar de que yo diga que soy absolutamente libre, y que no sé cómo hago para que la próxima página no se caiga, también soy obsesivo a la hora de buscar formas literarias. Como me interesaba mucho establecer esa cuestión, pensé cómo hacer para que no fuera explícita, que la protagonista no tuviera que decir: "Yo soy de clase alta y vos no". Tenía que encontrar el retorno de lo que dice el chico y está perdido en el texto, absorbido por la voz de esta mujer que es quien tiene el poder y lo ejerce a través del encierro y la palabra.

-Toda una construcción literaria...

-A eso apunto. Mis maestros tienen más de cuatro siglos: Cervantes, Quevedo, el barroco y el renacimiento. Me siento muy ligado a ellos por la concepción estética y el funcionamiento de los textos.

Dos maestros

Uno sabe que lo que dice Jeanmaire es cierto. Que dedicó cuatro años a escribir Miguel, una biografía ficticia de Cervantes y veinticinco al ensayo Una lectura del Quijote, y que la novela sigue deslumbrándolo como la primera vez que la leyó, porque "está todo ahí", dice.

-El Quijote fue mi taller de escritura y también lo que decidió mi vocación. Cuando lo leí me dije que quería ser escritor. Te cuento una anécdota: a los 22 años yo vivía en Madrid y le llevé a una tía muy querida, licenciada en Letras, un cuento sobre el que había trabajado mucho. Ella me citó en su casa y me lo dijo sin vueltas: "Es una porquería". Y enseguida me preguntó: "¿Vos leíste el Quijote? ¿Cómo se te ocurre escribir sin haberlo leído?" Tenía razón: no sólo porque contiene el germen absolutamente de toda la literatura, sino porque creo que el propio Cervantes aprende a escribir la novela escribiéndola. Y entonces leyéndola se pueden seguir sus aprendizajes: cómo hacer un salto temporal, qué es un narrador, los juegos narrativos. Y también es fundamental el papel que juega el lector, es evidente que él espera lectores que trabajen con el texto; no lectores que se entretengan un rato y nada más. Y yo quiero lo mismo para mis novelas: que formulen preguntas y que las posibles respuestas de los lectores sean muy diversas.

-En el otro extremo de sus preferencias está Sarmiento, protagonista de su novela "Montevideo". ¿Por qué?

-Porque es un escritor maravilloso y también porque él representa el núcleo de lo argentino, de los problemas de ser argentino y del habla argentina. La escritura de Sarmiento tiene una respiración con la que me siento muy ligado. Trabaja con párrafos y oraciones largas que en algún momento se llenan de proposiciones y se van complicando, pero llega un momento en el cual él les da significación con una oración muy corta y muy potente. Va amasando, amasando la idea en la escritura y la remata como un látigo. En Sarmiento descubrí esa manera de ir construyendo la verdad o el verosímil. Yo no podría escribir sin Sarmiento.

-A propósito del verosímil, me llamó la atención que Lita, la protagonista de "Más liviano que el aire", tuviera 93 años y se enfrentara a un chico de 14. Me parecía demasiado anciana para todo lo que puede hacer.

-Eso tiene una doble motivación. Por un lado, pensé mucho en mi mamá y en una amiga de ella que tiene 95 y está bárbara. Y la cosa con los viejos: la soledad, la incomunicación, la inseguridad. El trabajo del habla de esta mujer está inspirado en algún sentido en mi madre, que como está sola vive pegada a los acontecimientos externos. Se la pasa leyendo y mirando la tele. Entonces, cada vez que hablo con ella, me cuenta cosas tremendas. Por otro lado, la oposición encierra una idea estética que es la de jugar con los extremos. Cuanto más inverosímiles, hay más trabajo para hacer. Es un postulado sarmientino: forzar los límites. Si me sale mal, caigo en el ridículo, en la tontería. Pero en el desafío está la gracia.

Las crisis fecundas

Cuando le señalo que quince libros publicados son muchos para un escritor argentino y que esa obra debe darle una idea de cuál es su lugar en el sistema literario nacional respecto de otros escritores de su generación, Federico Jeanmaire desestima esto último rápidamente. "Para mí las generaciones no significan nada, no creo que por compartir edades también se compartan estéticas o temas", dice. Y respecto del lugar que ocupa, señala: "Creo que es un lugar muy cómodo, que aparentemente no molesta a nadie, porque lo mío es muy personal. Trabajo básicamente con la lengua y con algunas formas de la ficción que no me emparentan con otros y entonces tampoco me hacen tener problemas. Seguiré en ese lugar, porque yo como escritor no cambio".

-¿Hay etapas o períodos reconocibles en su producción?

-Las dos primeras novelas fueron como intenciones o ideas sobre la literatura que están plasmadas de una manera precaria. Luego intenté proponerme siempre un riesgo. Tengo etapas en las cuales escribo dos, tres novelas, buscando algo que no sé muy bien qué es, y al cabo de las cuales termino completamente aburrido. Casi siempre tengo crisis bastante importantes en lo personal, en relación con toda mi vida, porque escribir es mi vida. Paso meses sin poder escribir, preguntándome cómo seguir y la paso muy mal. Entonces trato de salir en una dirección distinta. Cuando terminé Miguel, sentía que tenía que seguir escribiendo sobre los libros que amaba: así me pasó con Prólogo anotado, que era como un gran juego lúdico sobre aspectos de los libros que me gustaban; después vino Montevideo, sobre Sarmiento, y de ahí salí para el lado de Mitre, que no tuvo que ver con una crisis sino con una percepción particular.

-¿Cuál fue?

-Siendo ministro de Menem, Carlos Corach invitó a un grupo grande de periodistas a tomar un desayuno en las Cañitas, debajo de las vías del ferrocarril Mitre, porque se cumplían cien mañanas que recibía a la prensa en su casa. Cuando están entrando, cae un tipo del tren y muere. Entonces, la mayoría de los periodistas se niega a ir al festejo, y él les dice "No importa, no pasa nada". Eso me impresionó tanto que de ahí salió Mitre, que es una forma particular de ver la realidad, dentro del espacio reducido de un tren. Esa novela dio origen a otras dos, Los Zumitas y Una virgen peronista, que me hicieron preguntarme muchas cosas sobre lo argentino, sobre los problemas mentales que me causa ser argentino y vivir en la Argentina. Luego vino una etapa de ficción autobiográfica, ligada al dolor por la muerte de mi padre. De ahí salieron Papá, La patria y Vida interior. Países bajos tiene un origen muy distinto y también fue producto de una crisis personal. Como siempre trabajé en casa, yo me encargué de la crianza de mi hijo desde que era un bebé. El empezó a gatear y a caminar muy chiquito y yo no hacía otra cosa que mirarlo porque me aterraba que se golpeara. Durante un año dejé de escribir por completo y me sentía pésimo, a pesar de todo mi amor de padre. Hasta que decidí que ese año lo iba a perder, como si hiciera la conscripción. Entonces empecé a disfrutar de mi hijo y me divertí muchísimo, aunque también me angustiaba no saber qué iba a ser de mí. Para salir de esa situación me propuse contar una historia de amor con elementos clásicos pero con una estructura que alterna el pasado con el presente.

-"Más liviano que el aire", ¿también es producto de una crisis?

-De una situación. Hace tres años empecé a salir con una periodista que trabaja en un noticiero y que hoy es mi novia. Yo pasé años sin leer un diario y viendo muy poca televisión, pero por verla a ella y estar enterado, me dediqué a leer todos los diarios on line. Así empecé a prestarle atención a cosas que antes no me atraían, me conecté con la realidad de otra manera.

-¿No había ahí una idealización de la figura del escritor, del que se encierra a escribir y pierde contacto con la realidad?

-Puede ser, una idea romántica. Lo que pasa es que a mí me gusta ser feliz... (risas) Entonces me aíslo, busco el lugar más lindo de la casa y la paso bien escribiendo. A decir verdad, uno siempre se entera de las cosas importantes, es inevitable. Todo lo que yo escribo es muy argentino, mi biblioteca es completamente en castellano, porque necesito el diálogo con los escritores en mi lengua, a pesar de que leo autores extranjeros. No podría escribir lo que escribo sin los textos de Gutiérrez o de Sarmiento, o si Marechal no hubiera escrito Adán Buenosayres, rompiendo con el acartonamiento de la literatura argentina y haciendo explotar la lengua hacia el lado del habla. Tampoco sin Antonio di Benedetto o sin Cortázar, Puig y Walsh. Los problemas que se me cruzan tienen que ver con los grandes temas nacionales: el peronismo, los gauchos, la Iglesia, y todo lo que se deriva de la violencia cultural y de la violencia física que es su correlato y la consecuencia de la falta de comunicación, de la imposibilidad de dialogar. En este último tiempo, el tema me rondaba con insistencia. Una mañana se me presentó la situación con estos dos personajes aunque no tenía idea de cómo iba a llevarla adelante; a medida que avanzaba barajé muchas posibilidades. El desenlace se me impuso unas veinte páginas antes del final; yo pensaba que iba a terminar de otro modo, tal vez de una manera más dulce, pero no. Es un desenlace muy fuerte, me salió así.

Quizá la singularidad de la obra de Federico Jeanmaire que él mismo no alcanzó a definir al comienzo de esta charla, nazca del cruce entre deliberación y sorpresa, entre un objetivo para el que se trabaja con ahínco y el desconocimiento de los medios para alcanzarlo. Y del empecinamiento por desentrañar esa materia difusa y aterradora a la que nos someten las grandes crisis y que son la condición de posibilidad de lo realmente nuevo.















Federico Jeanmaire, escritor, Baradero, en 1957, República Argentina.

Seudónimo.

Es licenciado en Letras y ha sido profesor en la Universidad de Buenos Aires, en la cátedra de Beatriz Sarlo. Investigador del Siglo de Oro, fue becado en 1990 por el Ministerio de Relaciones Exteriores de España para trabajar en la Sala de Manuscritos de la Biblioteca Nacional, en Madrid. Ese mismo año su libro Miguel, una biografía ficticia de Cervantes, fue finalista del Premio Herralde de Novela y publicada por la editorial Anagrama. Con su novela Mitre, obtuvo el Premio Especial Ricardo Rojas, a la mejor novela argentina escrita entre 1997 y 1999, galardón otorgado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Asimismo, después de 20 años de estudio, publicó Una lectura del Quijote (Seix-Barral, 2004), un ensayo que lo confirmó como uno de los mejores especialistas y lectores de Cervantes. ... Leer más

Obras




* Un profundo vacío en el pie izquierdo (autoedición, 1984),



* Desatando casi los nudos (Norma, 1986, y Seix Barral, 2007),



* Miguel (finalista del Premio Herralde de Novela, Anagrama, 1990),



* Prólogo anotado (Sudamericana, 1993),



* Montevideo (Norma, 1997),



* Mitre (Norma, 1998; Seix Barral, 2006),



* Los zumitas (Norma, 1999),



* Una virgen peronista (Norma, 2001),



* Papá (Sudamericana, 2003, y Seix Barral, 2007),



* Países Bajos (Seix-Barral, 2004),



* Una lectura del Quijote (Seix Barral, 2004),



* El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (edición para niños, adaptación junto con Ángeles Durini, Emecé, 2004),



* Cómo se empieza a escribir una narración, VV.AA. (Libros del Rojas, 2006),



* La patria (Seix Barral, 2006).

domingo, 27 de septiembre de 2009

Señor Chinarro

Señor Chinarro
"Escribir relatos es más sosegado, no tiene la tiranía de una canción"
( 26/09/2009 )



A la venta la segunda edición de Noséqué-nosécuántos, que firma el líder del grupo Antonio Luque, tras agotar en un día la primera


Marta Caballero
Si alguno de sus fans tenía duda de cómo es el mundo según Antonio Luque, líder del grupo Señor Chinarro, el pequeño volumen Socorrismo (Alpha Decay) tiene algunas respuestas. Dos relatos dan las claves de cómo es este escritor de letras más allá de "la tiranía de la música". Largos párrafos para dos historias cortas que descubren facciones desconocidas en el autor de Noséqué-nosécuántos y cuya primera edición se agotó en un solo día. Mientras intenta encontrar la púa o averigua quién será su próximo batería, se afana en juntar letras: "Quiero hacer un libro gordito, que pese", adelanta.

PREGUNTA.- En un día se han vendido todos los ejemplares de la primera edición de Socorrismo. A ver si ahora va a haber más negocio en las letras que en el pop…

RESPUESTA.- Me he enterado esta mañana y la verdad es que me he alegrado mucho, aunque luego he leído un par de mails personales que como siempre han sepultado la alegría en un momento… en fin, que no me he sorprendido demasiado porque suponía que los que compran los discos iban a ir a comprar el libro, aunque tampoco pensé que fuera a agotarse tan rápido. Y, sí, me gustaría que se vendieran más libros que discos, porque por lo menos no se piratean.

P.- ¿Por qué se puso a escribir?
R.- Porque tardo en encontrar la púa, porque tardo en encontrar una banda duradera, porque me cuesta trabajo sacar la guitarra de debajo de la cama y porque al final uno tiene el ordenador a mano con el procesador de texto abierto. También me animé porque Alpha Decay me invitó a participar en la antología Matar en Barcelona con un relato. En aquella ocasión la trama venía dada por los hechos -una serie de asesinatos en Cataluña-, aunque luego me los pasé por… bueno, que no la seguí mucho. Al final me divertí escribiéndolo. Tanto, que anoche estuve leyéndolo y me partí de risa porque no me acordaba de cómo acababa y no me podía creer que yo hubiese escrito estas cosas y encima las haya hecho públicas. Escribir también me resulta divertido de momento porque es nuevo.

P.- Al margen de las historias de Socorrismo, ¿Qué ha querido contar con este libro?
R.- Mis ideas sobre las cosas son las que son y aparecerán en las canciones y en los cuentos mientras los haga. No tengo vidas infinitas ni una opinión sobre todos los asuntos del mundo. Tengo mis creencias y mis prejuicios, los mismos con los que todos nos tenemos que apañar, así que supongo que esos son los que están en el libro.

P.- De acuerdo, pero su libro tiene momentos más parecidos a una suerte de neorrealismo andaluz que a la sentimentalidad cotidiana que caracteriza sus canciones. Hay bastantes diferencias, vamos. ¿Cree que algún fan indi se sentirá decepcionado?

R.- Espero que no, yo he escrito un libro, no les he hecho una putada. A veces ellos mismos no se ponen de acuerdo con las canciones de un disco, a unos les gustan unas y a otros esas les parecen malísimas. Espero que si no les gusta ninguno de estos dos relatos pues les gusten los siguientes cuando los escriba. Yo ahí no puedo decir nada.

P.- ¿Se ha sentido cómodo, quizá más cómodo, a la hora de expresarse con la escritura que con la música? ¿Ha llegado a territorios desconocidos de su creatividad?

R.- La canción es un ejercicio de síntesis y el relato es más alargable. No tiene por qué ser tarareable ni agradable ni popular. Es más sosegado porque no tiene la estructura ni la tiranía de la música y de la canción.

P.- ¿Ha recibido ya alguna crítica?
R.- Pocas, pocas. Pero en general parece que bien, ¿no? La verdad es que me daba un poco de miedo el asunto. Pensaba: a ver si ahora por meterme de camisa de once varas me van a poner a caer de un burro y no les va a gustar ni esto ni las canciones.

P.- ¿Cuáles han sido los referentes?
R.- No lo hago concientemente, me pasa igual que con la música: a lo mejor escucho un disco y la siguiente que compongo me sale parecida, pues lo mismo. La verdad es que me quedé muy pillado por Proust y de sus las subordinadas eternas, los parráfos largos. También he leído mucho a Kerouac, a Kafka.... pero decir esto me parece que es un poco pretencioso. También me han dicho que recuerdo a Mortadelo y Filemón, de Ibáñez, y a mí eso me encanta.

P.- Desde luego lo de Proust, por lo menos en las frases largas, se le ha notado.
R.- Pues me alegro, todo lo que me parezca a los buenos, bien.

P.- ¿Se animará con una novela?
R.- Me gustaría escribir un libro gordito, que pesara, y creo que puedo hacerlo. Ya he empezado a escribirlo, es un rollo sobre la industria aeronáutica de Sevilla. Tengo claro los personajes, qué les va a pasar. Ahora se trata de que me concentre y darle dos o tres empujones. Hay una parte que transcurrirá en Marruecos, así que allí me fui porque quería tomar notas -y también pasármelo bien-, pero lo primero que hice fue escribir una letra de una canción. Si es que no se puede

P.- Así que prepara disco.
R.- Tengo 10 canciones ya con su letra, pero tengo que buscar músicos malagueños. Los músicos de Maga, que me acompañaban antes, han vuelto a tocar con su banda, y además yo me hago un poco viejo como para ir a ensayar a Sevilla con 400 kilómetros de por medio, me da pereza. Así que ya tengo a dos malagueños conmigo. Y ando con problemas con los bateristas. ¿Puedes titular "se busca batería?

sábado, 12 de septiembre de 2009

Lito Nebbia




Libro de cuentos infantiles de FERNANDO DE VEDIA.



ENTREVISTA: MÚSICA - Entrevista
Litto Nebbia nunca mira atrás
JUAN PUCHADES 12/09/2009



El legendario fundador del rock argentino es tan torrencial y polifacético como imposible de ajustar a un estilo: él es, en sí mismo, un género. El autor de La balsa presenta en España Soñando barcos, un álbum viajero en el que todo encaja y suena perfecto

Disculpa, Litto baja enseguida, pero es que le vino una canción. Una melodía bellísima". Quien habla es Álex de Luca, la mujer de Litto Nebbia, en el portal de unos apartamentos del barrio madrileño de Salamanca. Los prolegómenos de esta entrevista se ajustan así a uno de los tópicos que rodean a este músico: lo prolífico de su arte, su permanente estado de vigilia compositiva. Tiene escritas bastantes más de mil canciones y supera ampliamente los cien álbumes. "Las canciones vienen solas. Se me ocurren cosas todo el tiempo", explica sonriente cuando baja. No ha traído grabadora en este viaje y la canción que ha "llegado" esta mañana la ha estado transcribiendo a papel pautado, de ahí la demora.




"Nunca me gustó que me pusieran una etiqueta, porque cuando te la ponen es como si después no pudieras hacer otra cosa"
Litto Nebbia (Rosario, Argentina, 1948) no hace gala de su estatus de leyenda de la música popular en nuestro idioma, y podría, pues su currículo apabulla: a los 16 años grabó con el grupo Los Gatos Salvajes, sentó las bases del "rock nacional" argentino -o rock de autor en castellano- en 1967 con Los Gatos, para los que escribió, junto a Tanguito, y en los lavabos de La Perla del Once -uno de los locales que sustentan la mitología rock de aquel país-, ese himno fundacional llamado La balsa, del que se vendieron en tiempo real 200.000 copias.

Tras cinco discos con el grupo, inició una carrera solista que ha estado marcada por una búsqueda constante: definió la canción urbana, se aproximó al folclore, probó la improvisación jazzística aplicada al rock, firmó inmensas canciones que forman parte de la memoria popular argentina, se empapó de funk, escribió bandas sonoras, música para orquesta sinfónica y canciones infantiles, se alió con músicos brasileños y uruguayos, grabó una soberbia trilogía en la que releyó a su aire el cancionero Beatle, y últimamente se ha adentrado en el blues junto al trío La Luz -banda versátil creada a su medida-. Además, este músico culto y completo produce y arregla discos de otros -por ejemplo, El palacio de las flores, de Andrés Calamaro- y, persiguiendo la libertad artística completa, desde hace más de veinte años mantiene su propio estudio de grabación y discográfica, Melopea Discos. Sello fundamental en los años noventa para el resurgir del tango, desde donde recuperó a tres de las glorias del género olvidadas en aquellos tiempos -Enrique Cadícamo, Virgilio Expósito y Roberto Polaco Goyeneche- y descubrió a nuevos y tan sólidos valores como Adriana Varela o, ahora mismo, a los jóvenes afincados en Madrid Mariel Martínez y Alejandro Picciano, a los que ha producido su notable estreno.

Litto Nebbia es, en fin, tan torrencial y polifacético como imposible de ajustar a un estilo: él es, en sí mismo, un género. "Para mí, la música es sólo una", comenta, "lo único que divide la música es la gente: hay gente que toca como el culo y gente que toca bien; hay gente que tiene buen gusto, y gente que no. Cuando me meto en algo trato de mostrarme de manera natural. Me metí mucho a producir tango, pero no quiero convencer a nadie de que vengo del tango ni de que soy un tanguero. Si uno ama una música que no le pertenece de raíz, tiene que ilustrarse en la temática de esa música para poder tocar algo con el estilo personal de uno, humildemente y sin ofender a esa música, tratando de hacer algo creativo.

Porque qué sentido tiene, para la humanidad o para mí mismo, que haga un tango idéntico a como era, ¡no sirve para nada!". En todo caso, y pese a sus giros estilísticos, que en ocasiones pueden haber despistado a muchos, su impronta personal siempre ha permanecido indeleble, y él sigue considerándose parte del rock: "Sí, sin duda. Lo que nunca me gustó es que me pusieran una etiqueta, porque cuando te la ponen es como si después no pudieras hacer otra cosa".

En Madrid, en el verano de 2008, ultimó la grabación de su más reciente disco, Soñando barcos. Un trabajo que nace de ese entusiasmo, casi inconsciente que, cumplidos 60 años, es su fuerza: recibió un correo electrónico del letrista salmantino Juan Mari Montes, al que no conocía de nada, presentándose como admirador suyo. Montes lleva dos décadas firmando textos de canciones para gente tan dispar como Cómplices, Loquillo, José Mercé, Los Chichos, Hilario Camacho o el Dúo Dinámico.

"Me envió cinco letras", recuerda Nebbia, "y al rato me puse con el piano y musicalicé dos de ellas de un tirón. Si mal no recuerdo, Si te vas y Botellas vacías. Hice una maqueta en mi casa y se la envié en mp3. Como le gustaron mucho, me envió más textos, y pasó lo mismo, seguí musicalizándolos. Finalmente, en un par de meses llegué a tener catorce canciones. Sus letras son muy sensibles y estéticas. Es la primera vez que me ocurre algo así... escribir tantas canciones con alguien a quien no conozco personalmente".

Una de esas canciones, Si te vas, acabó siendo interpretada por Ana Belén en su último álbum.

Montes le pasó las maquetas de esos temas al músico y productor Paco Ortega y éste, entusiasmado, se ofreció a producir un disco con ese material. Así comenzó a crecer Soñando barcos, con el correo electrónico como medio de comunicación. Un trabajo grabado por Nebbia y La Luz en su estudio de Buenos Aires, y retomado en Madrid por Ortega. Donde se introdujeron algunas ajustadas pinceladas flamencas -con la guitarra de José Losada- y se grabaron -tocando en directo- tres temas enteros en Musigrama, el estudio de Ortega donde se finalizó este álbum viajero en el que todo encaja y suena perfecto, hermoso: con bandoneón o con guitarra flamenca, es puro Nebbia, el Nebbia que domina ritmo y melodía, el de la voz cálida y próxima, el creador que vive en constante evolución. Para él, éste es su primer disco "hispano-argentino, por producción y canciones".

Soñando barcos acaba de llegar a las tiendas, pero antes, en Argentina, ha visto la luz Bella Madrid, una producción que tomó cuerpo durante los tiempos muertos de la grabación de Soñando barcos. Son improvisaciones aprovechando el piano de cola del estudio. Al escucharlas, consideró que ahí había "un disco sólo a piano". Este redactor fue testigo de cómo, tras calentar unos pocos minutos, y ante el pasmo de los presentes, grababa nuevas e increíbles improvisaciones para finalizar su otro disco español. Y es que Nebbia no piensa en música, la respira y no pierde el tiempo: en Argentina acaba de editar otra obra, La virtud del día, en la que musicaliza poemas de Hugo Diz, con la que cubre un año poniendo música a versos ajenos. Como se puede apreciar, ordenar su discografía es una pesadilla para el aficionado.

Para presentar Soñando barcos, tras girar por Francia, ofrecerá varios conciertos en pequeñas salas españolas durante septiembre y octubre, tocando él solo guitarra y piano y, en contra de lo que dice la leyenda -"¡eso sólo fue una época!"-, sí tocará algunos de esos clásicos que pertenecen a varias generaciones de oyentes: Sólo se trata de vivir, El otro cambio, los que se fueron, Yo no permito o Nueva zamba para mi tierra.

-


Soñando barcos. El Pescador de Estrellas / EMI. Litto Nebbia actuará el próximo día 22 de septiembre en San Sebastián (Bar & Jazz Alt Xerri), y en octubre, los días 9 y 10, en Madrid (La Cueva del Bolero); el 29 y el 30, en Vigo (El Contrabajo), y el día 31, en A Coruña (Jazz Vides).


viernes, 11 de septiembre de 2009

Chus Visor
"He perdido amigos por no haberlos editado"( 10/09/2009 )

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Recibe el I Premio La Trastienda de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo

Nuria Azancot
Chus Visor, creador en 1968 de la editorial de poesía Visor, recibe esta tarde en la UIMP el I premio La Trastienda en reconocimiento a sus más de cuarenta años “de vocación creadora y editorial”.

Pregunta.- ¿Siente que ya era hora, o es demasiado pronto?
Respuesta.- Ni una cosa ni la otra, la verdad es que no me han dado ningún premio jamás, pero también sé que hay mucha gente que lo merece tanto o más que yo.

P.- ¿Cuál es el secreto para vivir 40 años de editar poesía?
R.- El único secreto es el trabajo, y el no fiarse ni de segundas ni de terceras personas a la hora de elegir lo que publico. Sólo intentamos hacerlo lo mejor que sabemos y podemos, sin falsas modestias pero también sin miedos ni complejos.

P.- ¿Por qué acusan a la editorial Visor de vivir sólo de premios y subvenciones?
R.- Porque no se enteran. Qué quiere, a cada premio pueden presentarse 600 ó 1200 poetas... y los 599 o los 1999 que no ganan acaban odiándonos y acusándonos de todo. Yo no me considero el mejor de nada, pero es difícil convencer a un poeta de que no es.

P.- ¿Qué ha sido lo mejor y lo peor, como editor y como amigo, de estos 40 años?
R.- Lo mejor son los amigos de verdad, poetas, que he hecho estos años. Lo peor, lo contrario, los poetas que han dejado de ser amigos porque no les he publicado algo. Sí, eso es lo que más me jode, los amigos que he perdido porque no los he editado.

P.- ¿Se le ocurre un poema o un poeta contra la crisis?
R.- Je, je, esa sí que es buena.. No sé si la poesía puede consolar o no a quien ha perdido su trabajo o no sabe cómo llegar a fin de mes, pero ahora estaba leyendo “Castilla”, de Manuel Machado, un poema que me aprendí siendo niño, y sí, podría ser una buena lectura en estos tiempos.

P.- Cambiando de tercio, Chus Visor es un reconocido seguidor del Atlético de Madrid. ¿Se unirá este fin de semana a la protesta de los socios contra Gil Marín?
R.- No sé qué voy a hacer. Soy del Aleti desde niño, tengo la medalla de plata del club, voy todos los domingos, pero me tienen hasta los cojones el hijo, el nieto y el sobrino de Gil. Los socios no podemos hacer nada porque las acciones son suyas. La única protesta posible sería no acudir al campo, porque no se puede hacer nada, pero haría cualquier cosa para que los Gil desaparecieran del club.

P.- Y eso que tienen al Kun y a Forlán. En fin, muchas gracias y enhorabuena por el premio...
R.- Gracias, pero ¿no me pregunta por mi tercer vicio?


P.- ¿Cómo dice?
R.- Si, me ha preguntado por los otros dos, por la poesía y el Aleti, pero falta la cerveza...

P.- ¿Rubia o negra?
R.- Tostada siempre
.

Leónidas Lamborghini

Entrevista a Leónidas Lamborghini


Leónidas en la terraza lindera al estudio En 1992 recibió el Premio Leopoldo Marechal, y en 1992 el Premio Boris Vian, por su libro “Odiseo Confinado”.
Cualquier europeo sabe que Lamborghini es una marca de automóviles. Los argentinos también lo sabemos. Sabemos que Lamborghini es una marca: una marca en nuestra literatura.

Lamborghini siempre vivió en el límite. Actualmente en el límite entre Barrio Norte y Almagro, en la Capital Federal. Es un día más. Algo fresco, por ser un día de noviembre de 2008. Aunque todos los integrantes de la revista saben que no es un día más. Incluso él, y tal vez también su hija Teresa, que lo acompaña con ternura y admiración. No es un día más. De su departamento modesto, donde vive rodeado del afecto de sus hijas, amigos, admiradores y vecinos, Leónidas se traslada hasta el búnker sonoro de Lamás Médula en Saavedra. Para decir, para opinar, recordar, polemizar. Para leer sus poemas. Para estar más cerca de los que, desde hace décadas, vienen siguiendo su obra.


Lamborghini llega con su hija Teresa al búnker sonoro de Lamás Médula en Saavedra

Entonces Lamborghini dice…


¿Explicar…?
“Entonces, el que explica pierde (risas) yo voy a tomar ese riesgo, seguramente que no voy a salir a flote, pero bueno, asomar un poco la cabecita antes de ahogarme del todo”.

El poema
El poema es la cárcel de la voz, le ofrece metáforas, elementos de adorno, pero si el tipo no es capaz de abrirse paso entre esos barrotes, suena, hace poesía. Hay que buscarle la vuelta para no aumentar la inflación del lirismo. A mi me gusta leer a los líricos, pero cuando empiezan a macanear, ¿viste?...Hay que poner al lector como parte de la cosa, salir de la cosa fácil y, sobre todo, tener coraje con la palabra”.

Leónidas, escaleras arriba, como en sus Coplas al Che, de 1968

La anécdota
“Yo andaba sin guita, no quería ningún trabajo de oficina, qué se yo. Entonces me dicen los muchachos de Poesía Buenos Aires, Francisco Urondo y Rodolfo Alonso, mirá, para darte una mano vamos a hacer una lectura paga. ¿Cómo?, les digo. Sí, vos vení al Teatro del Pueblo, (en el que todavía estaba Barletta) y leés el poema, lo que tengas. Era éste, (se refiere al Solicitante Descolocado). Y nosotros recaudamos y toda la guita va para vos. Que después, mi tocayo, Leónidas Barletta se enojó mucho, (Risas) porque él pensaba que la recaudación iba para el teatro.
Y leí el poema. Y cuando la gente se iba, decían: “¿para esto pagué?”, “esto es una porquería”, Emma de Cartossio. (Risas) Airados ¿no? “Para escuchar esta porquería” Pero claro, yo…era lo único que podía hacer…”


Los discos
“La canción de Buenos Aires!...Ahí también fuimos con Urondo a verlo a Héctor Alterio, en el Nuevo Teatro. Y dice, bueno sí, yo lo voy a hacer. La grabación estuvo a cargo de Del Priore, “Tango Blues” se llamaba. No supimos qué pasó con la grabación. “Eva Perón en la hoguera” también se grabó con música de Dino Saluzzi, cuando el tipo no era del todo conocido”.

Todo a su tiempo
“Y lo tenés a Stendhal, porque Stendhal también, no le daban pelota y dice: dentro de cien años seré leído. Escribía en medio de los románticos. Y él lo que hacía era enfriar la escritura para hacer una vivisección de los sentimientos, entonces eso no iba en el tiempo de Byron, de todos esos tipos”.

El compromiso
Y sí, había una poética del Partido Comunista, que era la lagrimita, costó mucho decir que esa lagrimita era fácil y hasta falsa. El compromiso no es el culpable de que el poema no ande, sino el poeta, que no le alcanza, que ve eso ahí pero no le alcanza. Y ahí sí que necesita lectura o que el azar acuda en su ayuda. El compromiso en todo caso es con la libertad, con el lenguaje, hay que dejarlo ser al lenguaje”.



Entrando al estudio de grabación. Detrás, Teresa Lamborghini y (tapado por El Solicitante Descolocado) uno de los directores de la Lamás Médula, Néstor Colón


Lo lúdico
“Y ahí tenés, en el Fausto mismo está lo lúdico, la idea de juego. Dios después de crear el mundo está aburrido. Y lo llama al diablo: “Vení, a ver qué hacemos…” Y aparece este hombre en la tierra, el doctor Fausto, y ahí tenés, ahí mismo se arma la apuesta. Decime si no se cagaba de risa mientras escribía, el viejo éste. Y… la juventud está en las neuronas, que se yo. Era un viejo como de noventa años y se enamoró de una piba de dieciséis años, le hizo un poema, Erika se llamaba. Se quiso casar y todo, pero la familia de la piba lo sacó cagando… No hay caso, no hay celebridad que valga”.

La tradición
“Bueno, yo parto de una tradición, incluso con la gauchesca, para ver qué se puede hacer con eso. Pero el modelo estaba demasiado estereotipado: la guitarra, las boleadoras y toda la cosa folklórica … Y en esto juega el tema de la lectura, todo es cuestión de cómo se lee. Y para el caso del Martín Fierro, el que instituyó la manera de leerlo fue Lugones, por eso no se detienen en qué significa esa risa. Porque la risa está ahí, toda la gauchesca está cruzada por esa risa zorra que halaga al poder por un lado y por el otro lado se la da. Entonces la reescritura que hago de la tradición, es también una invitación a leerlos de otra manera, leerlos con astucia, con sus mismos códigos. Y siguiendo con el hilo conductor, después tenés a los hermanos Discépolo, todo eso que se llamó “teatro chico” Defilippis Novoa”.

Leer
“Como leés, escribís. La lectura tiene que ser productiva. Está el tipo que lee y lee, pero es miope. Porque está eso de la lectura miope: la lectura de los que no ven más allá de lo que están leyendo. Hay que variar el ángulo de lectura, porque leer: se lee mal. Como decía Nabokov: “¡Oh, quién me diera un lector creativo”.

El Modelo
“La misma palabra te lo dice: Modelo. Es fuerte eso. Hay una pretensión ahí. La pretensión de presentarse como perfecto, intocable. Tiene esa cosa paralizante. Entonces hay que ir contra el modelo, pero ¡ojo! no podemos dejar de pensar que es útil, pero si se lo critica, y criticar no es romper o ignorar. Se trata de investigar, a ver qué más puede decir ese modelo. Orbitarlo para después salir y hacer otra propia órbita. Trabajar en tangencia con el modelo. Pero nunca dejar que te paralice. Y sino fijate en el friso de literatura que va desde Homero, pasando por Virgilio, hasta Dante. Está compuesto de modelos y derivados, derivados que a su vez se convierten en modelos. En la Odisea tenés que el que viaja es el vencedor, Ulises, que quiere volver a su casa, y llora. En la Eneida lo tenés a Enéas que viene a ser como un Ulises, pero el tipo es un vencido, no tiene casa… Entonces tiene el mandato de los dioses para ir a fundar una ciudad que va a dominar al mundo. Ahí funciona esto de las semejanzas y las diferencias. Y por último, Dante escribe su propia Odisea, la Odisea del ultramundo, cuya finalidad es ver a la divinidad”.


Leyendo El Gayo Fané


La Parodia
“La parodia no ha sido bien entendida. Sí, por un lado es cómica, pero como dice Nietzsche: “empieza la parodia, empieza la tragedia”. Y también dice de la parodia que es el arte del futuro, por cuanto es el arte que descubre esas imperfecciones y se ríe de ellas y se ríe del modelo como modelo. Vos ves que nosotros somos muy chistosos, hacemos la parodia y que se yo, pero viene con sangre eso, viene con guerra civilDice Nietzsche: “llegado el término la parodia va a reírse de lo más sagrado”. Y eso es lo que estamos viviendo ahora con este modelo, porque qué se sostiene más allá de un tiempito… Los valores están todos huecos, y es la parodia la que hace ver ese vacío, es una grieta en el muro de lo serio entre comillas, para descubrir la impostura que hay del otro lado. Y yo digo que las nuevas generaciones de poetas que conozco están haciendo la parodia; incluso parodia de la poesía, pero eso es una inmolación, porque acá el poeta sigue siendo El Poeta”.

La vida, la obra
“¿Para qué escribís? Para sacarte todo eso y que quede una especie de biografía en verso. Solamente hay que tener en cuenta lo que decía el maestro mejicano Alfonso Reyes. Esto es muy importante, el tipo decía, está bien, en el poema o en la obra está el poeta, todos sus avatares, hasta la cosa cotidiana, bueno, cualquier joda que tenga con la mujer, todo eso está, pero a condición de que esté como elaborado, como trabajado para una transformación. Y el que no lo entiende así, comienza con su yo enfático, no entiende que no tiene que ser lineal.

Por ejemplo, para interpretar la vida de Hernández, si no sabés leer su poesía no vas a ver todo eso que vivió: que le pusieron precio a su cabeza, porque él no lo dice, se vale de otro recurso, usa un personaje. Y acá la maestría está en que el lector no te vea detrás del personaje dándole letra. Ese personaje tiene que vivir en el papel, con sus contradicciones, con todo.

Yo le decía al colorado Ramos, Abelardo Ramos: “es un milagro, el Martín Fierro es un milagro… la sextina esa…” La Capilla Sextina, le digo yo.
Y ahí lo tenés a Hernández encerrado en el hotel, con miedo de que le bajaran la caña, porque eran tiempos así, estaba Sarmiento. Pensá que Hernández había sido militante en la montonera de López Jordán. Se había tirado contra Mitre, contra el sistema ¿no? Y él sabía que se la podían dar… Y se encerró en el hotel y dice, y qué hago, y le salió ese poema… El tipo escribía en unas libretas de almacenero. Yo tuve esas libretas en mi mano, las libretas de la segunda parte. Vos sabés las tachaduras que tenían, no salen de pedo esos versos, hay mucho laburo ahí. Y después el tipo era un artesano, porque cambia las palabras muy bien, si vos leés las libretas te das cuenta que cuando el tipo cambia una palabra por otra, te das cuenta de la oreja que tenía”.


Con una primera edición (1965) de Las patas en la fuente


La realidad
“El gran tema de la épica con un antihéroe está ahí… La épica esta ahí delante de las narices, en los cartoneros, hay que encontrar la forma no “sentimental y coqueta” de contar esa realidad. Los gauchescos lo consiguieron, ahora el desafío está planteado, pero eso es para las generaciones nuevas…yo ya no me animo”.

Hoy
“Estoy no escribiendo nada, hay baches, todos los tenemos, baches en los que no tenés ganas… Ahora, si viene la musa la tenés que atender”.

Finalle
“Porque cuando vos empezás a escribir y has tenido lecturas y has analizado un poco desde la poesía, no desde la teoría, eh! desde el artesanado digamos ¿no?...El artista debe ser un artesano también, tiene que encontrar la palabra. Saber dónde la coloca, saber dónde hace el mayor efecto o el efecto que vos querés. Y eso cuesta, pero está en el gusto también, si un tipo no tiene gusto no se lo vas a hacer, si un tipo no nació para poeta, tampoco. Yo no nací para poeta, yo nací para la desobediencia”.


Lamborghini, a los 81 años, en una pausa de la lectura
de su poema Villas..."sopa, sopita, doctor en médicina.../
la carne no la ven / la leche no la ven…/los chicos mueren
como moscas"



Entonces Lamborghini lee…


EL SOLICITANTE DESCOLOCADO


Me detengo un momento
por averiguación de antecedentes
trato de solucionar importantísimos
problemas de estado;
vena mía poética susúrrame contracto
planteo, combinación
y remate.

En vez
tú no tienes voz propia
ni virtud
dijo
y escribes sólo para
yo quise decirle mentira mentira
para purificarme.


La pista se rodea
de todas las especies, de todos los órdenes
y clases
sobre todo de público
en la primera fila van
los relegados.

Siempre algún gobernante
algún guerrero ilustre, algún
funcionario aventajado
da el puntapié inicial
entonces entro yo
entrando por el aro.

Tome asiento
nadie debe perderse
un espectáculo
abro mi risa negra
a función continuada.

Y a la bartola
haciendo de las mías
en el país del tuerto
es rey.


LA CURA DEL MATE


-¡Ave María Purísima!

-¡Sin pecao consébida!
-¿Está en pecao? ¿Y es un pecao irremedible? (Ningún mayor dolor)
¿Pero no deja de buscar la asolusión? …¡Velay con el pecador!
¿Y no conoce usté la cura` el mate? …Don Antonio
me la enseñó: él risaba en su mate vacío y el mate
en un santiamén se le volvía Templo …¡Lo viera! ¡Creameló!:
cuando en la soledá de la pampa el miedo a su pecao
lo agarraba a coscorrones ¡mea culpa! ¡mea culpa!
y quería míar tuita su culpa y
no tenía Templo ande hacerlo
metía su humilde bombiya de anacoreta gaucho en el vacío
`el mate y por el pico` e lata comensaba a echarle resos…
¡Lo viera!:
Su trompa no se despegaba e` la bombiya y ni una palabra
salía` e su boca porque él risaba con la mente
y los resos iban pasando al fondo` el mate
por el tubito` e la bombiya ¡ahijuna! y el mate se le iba
enyenando` e resos y áhi está: en un santiamén
el mate se le había vuelto Templo. Dánosle. Dánosle.

-¡Mate Padre!

-Y Don Antonio y su mate se empiezan a dir pa` arriba…
¡Creameló! áhi arriba suspendidos en la inmensidá` el Universo
y abajo la inmensidá de la pampa y tanto espacio empiesa
a curarlo` el pecao y siente cómo la asolusión le viene
del fondo` el mate… ¡Y no! ¡Qué avería de` estrañar la yerba!
sí la gracia (¡Danoslé!) (¡Danoslé!)
está áhi en risar y déle reso con el mate vacío en el
vacío pa` que` el vacío del mate en el vacío
¡Jué pucha!
lo deje vacío` el pecao …¡Vacío Santo!

-¡Mate Nuestro!

-¡Vacío Nuestro!
¡Ave! ¡María! ¡Purísima!
¡Sin! ¡Pecao! ¡Consébida!
Avemaríapurísimasinpecaoconsébida

-¡Hijunigransiete!



EL GAYO FANÉ


El gayo Fané
en la madrugada:
visto en la madrugada
por la fiera del tiempo que
lo chifla.

La fiera del tiempo
chifla el gayo Fané
y le hace ver:
la Belleza cascajo. Teñida.
la Belleza chueca. la Belleza
dos cuartas. picoteada.

cachivache.
La Belleza percha. des-
cangallada. la Belleza
nuez: bajo. deshecha.
El gayo Fané
en la madrugada
chiflado por la
fiera del tiempo
se ve:
un mendigo
un desplumado
un ruin
un de rodillas.


El chiflido
de la fiera del tiempo
en la madrugada. el chiflido
que hace ver. que chifla.
El suicidio
del gayo Fané:
chiflado.




VILLAS
está dedicado a Frantz Fanon


los chicos mueren como moscas
los chicos mueren como moscas

-Distrofia: primer grado segundo grado tercer grado
la leche no la ven la carne no la ven
sopa
sopita
Distrofia: malamente
desnutridos: primer grado segundo grado tercer grado
Nacido en 1925 en Fort-de France doctor en medicina se especializó
más tarde en psiquiatría
-Es cosa de agarrarse la cabeza pero
estas cosas hay que decirlas estoy
dispuesto a decirlas no
a gritarlas
Las proteínas que están metidas en la carne no están metidas en
la sopa sopita las proteínas necesarias no las ven
es cosa
. Nacido en 1925 para no gritar sino decir
hay que decirlas
alimentados malamente
-El 65 por 1000 mueren como moscas sin proteínas:
la carne no la ven
la leche no la ven:
las proteínas de la leche son distintas pero tan necesarias
en Fort-de France 1925 en psiquiatría :

-Estos chicos tienen problemas de dislexia: afasia para la
lectura se sienten segregados rechazados: afasia
dis
lexia
dis
trofia
malamente:
no ven las proteínas que están metidas en la carne no la ven
las proteínas que están metidas en la leche no la ven
primer grado
segundo grado
tercer grado
tan necesarias
Los chicos mueren como moscas
los chicos mueren como moscas
mire señor aquí los chicos la laguna de aguas podridas
sopa
sopita
doctor en medicina
agarrarse la cabeza pero sin gritar estas cosas hay que decirlas
hace tiempo
especializado en no gritar hace mucho que dejé
el grito salió de mi vida el grito salió: nacido en 1925, en
Fort-de France más tarde en
decir distrofia
decir
estos chicos se sienten segregados se sienten afacia rechazados
afacia para la lectura tienen problemas
el grito salió dicho hace bastante tiempo que salió de mi vida
la laguna de aguas podridas con borde de basuras
-Un buzo tuvo que bajar a rescatar el cadáver del niño
los niños mueren como moscas
en la sopa no ven las proteínas en la laguna el 65 por 1000
allí juegan: las proteínas escondidas
la carne que no ven
las proteínas escondidas de la leche son distintas
tan necesarias
escondidas
dis
dis
trofia
dis
dis
lexia

dificultades afacia aquí
los niños juegan en el borde de basura de las aguas podridas
de la laguna sopa las proteínas escondidas escondidas
y mueren como moscas 65 mueren por mil
un buzo tuvo que bajar al fondo para rescatar allí escondidas
-Mire señor aquí
Doctor: en medicina. En el primer año no debe faltarles nada

primer grado segundo grado tercer grado
-En el primer año es como construir un edificio hay que ponerle los cimientos
sopa
sopita
los cimientos con sopa los cimientos en
los cimientos la leche no la ven los cimientos la carne no la ven
los cimientos: es como construir un edificio
malamente
se derrumba
los niños mueren como moscas en la laguna sopa aguas podridas 65
por mil se derrumban edificios construidos con proteínas
no las ven con dis-trofia dis-lexia malamente malamente
malamente malamente malamente malamente malamente mala mente
mala mente:
en el borde la basura las proteínas escondidas jugando a
-El buzo tuvo que descender hasta la afacia
dificultades para
dis
dis
para rescatar las proteínas escondidas en la laguna de aguas
el buzo se especializó en: doctor Fort-de France 1925
los niños segregados los cadáveres como moscas
más tarde en psiquiatría
los cadáveres de los chicos malamente
mala mente
mala mente
65 por 1000 no rescatados jugando a ver las proteínas

de la carne no la ven de la leche distintas no la ven
en la laguna de aguas
sopa sopita
en la laguna de aguas el buzo Fort-de France
los cimientos del buzo Fort-de France 1925 rescatando moscas sin
proteínas
estas cosas hay que decirlas
el grito salió de mi vida de la laguna sopa podridas el grito
salió hace bastante de mí
Nacido en 1925.
-La distrofia puede ser de primer grado de segundo grado de tercer grado de cuarto grado de quinto grado de sexto grado de séptimo grado de octavo grado de noveno grado de décimo grado
malamente
dislexia
-La dislexia es una afacia (dificultades para la lectura)

estos niños se sienten segregados rechazados tienen problemas
de estas cosas hay que decirlas problemas de estas cosas:
problemas para la la
-El 65 por 1000
problemas sopa sopita el el
más tarde en psiquiatría
dificultades hace tiempo podridas hace bastante 1000 es cosa
de agarrarse con borde de basuras estos chicos tienen problemas
para la la
leche no la ven
carne no la ven
malamente

-Es un desorden de la nutrición sistematizado o localizado
en la laguna de aguas las proteínas son distintas con bordes
desnutridos es cosa de agarrarse
los chicos mueren como moscas
los chicos mueren como moscas
en el primer año es como construir un Fort-de France en el primer
año los cimientos para la lectura jugando a ver
-Mire señor esta mujer dio a luz aquí sola dificultades problemas
con el cordón umbilical para cortarlo no había nadie en desorden
el grito salió
sopa
sopita
dio a luz aquí
distrofia
el grito salió no había nadie para cortar el cordón malamente
no había.
Dificultades para la
las proteínas de la carne de la leche escondidas
para el
cordón umbilical escondido esta mujer mire señor problemas para
agarrarse la cabeza estas cosas el grito salió para no gritar
sino decir
no había nadie
esta mujer aquí dio a luz con borde de basuras

malamente mala mente
más tarde especializado en psiquiatría
sistematizado
el cordón umbilical el buzo con el cordón tuvo que descender
hasta el fondo de la laguna de aguas localizado jugando a ver los
cimientos
buzo Fort-de France
doctor Fort-de France
descender hasta el fondo de la la:
primer grado
segundo grado
tercer grado
cuarto grado
quinto grado
sexto grado
séptimo grado
octavo grado
noveno grado
décimo grado
mueren como moscas: 65 por 1000

dio a luz 1925 en Fort-de France las proteínas escondidas en el cordón
umbilical nadie umbilical para cortar
umbilical
los niños juegan con el cordón dificultades problemas de estas cosas:
-Hay una zona de no-ser ellos se sienten segregados una región
extraordinariamente estéril y árida: Fort-de France.
la carne no es
la leche no es
las proteínas no-ser
la sopa sopita extraordinariamente estéril y árida
-Mire señor aquí
la zona esta mujer para no gritar sino decir dio a luz afacia dio a luz dislexia dificultades dio a luz
dislexia dio a luz cordón dio a luz primer grado segundo grado
tercer grado cuarto grado quinto grado sexto grado séptimo grado
octavo grado noveno grado décimo grado
dio a luz dio a luz la leche no la ven la carne no la ven
dio malamente dio a la luz no-ser dio a luz
extraordinariamente
-Hay una zona del no-ser esencialmente calva a cuyo término. Doctor
1925
65 por 1000
las moscas mueren como chicos
las moscas mueren como chicos
-Esta mujer los dos últimos meses tuvo un embarazo brutal.
estas cosas hay que decirlas
a cuyo término.


Palabras de Leónidas






Fotos Cati Armas

Uno de los directores de Lamás Médula, Ture, se despide de Leónidas mientras
el otro director, Néstor Colón, sonríe emocionado. No es una despedida más

Termina la grabación. Es el fin de la nota. Leónidas Lamborghini se despide entre risas. Reparte abrazos y agradece a técnicos, productores, integrantes de la revista y felicita al dueño de casa. Elogia su terracita –lindera al estudio–, premia al limonero con una caricia, al ficus con una mirada, y a la incipiente santa rita con una sonrisa. La tarde se empieza a mezclar con la noche. Es el fin de un día más. Termina noviembre de 2008. El ocaso llega, irremediablemente. Y se lleva a Leónidas, que dice adiós como quien no quiere irse. Parece un chico. Es un chico. Los años le han instalado un niño en la mirada. Se va haciendo bromas y dando saltitos. Agradece cálidamente por última vez y se pierde escaleras abajo. Gana la calle junto a su hija Teresa. Pronto será noche en Buenos Aires. El tiempo, que no vuelve ni tropieza, hará lo suyo. En su adiós, en sus abrazos y en sus ojos hay alegría.






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“Yo no nací para poeta”, se da el lujo de decir hacia el final de la entrevista con Lamás Médula, este Quijote de la literatura que aún hoy, con 81 abriles encima, sigue dando batalla por instalar otras modalidades de lectura y escritura en nuestro país. Nació en Buenos Aires, un 10 de enero de 1927. En su juventud se desempeñó como obrero textil y a mediados de la década del cincuenta ingresó al periodismo. Con “El saboteador arrepentido” su primer libro, de 1955, da el puntapié inicial a la paciente tarea de “sabotear” la lírica argentina. Sin embargo debió esperar hasta la década del `70 para obtener algún reconocimiento literario. Exiliado en México durante la dictadura militar, regresó al país en 1990 para encontrarse con la sorpresa de que muchos jóvenes lo tomaban como bandera. No resulta tan curioso este dato, considerado que actualmente, en algunos circuitos y a pesar de los años, se lo considera uno de los mejores poetas jóvenes. Tal vez algunos títulos de sus libros bastarían para explicar el porqué de este tándem Lamborghini-Juventud: “Las patas en la fuente” (1965), “El solicitante descolocado” (1971), “Partitas” (1972), “El riseñor” (1975), “Circus” (1986), “Odiseo Confinado” (1992), “Personaje en Penehouse” (2000), “Carroña última forma” (2001) y tantos otros…Pero claro, no se pueden perder la experiencia de leerlos.

Leónidas lee "Villas"

lunes, 17 de agosto de 2009

Pablo Ochoa de Olza (hermano de Iñaki)

ENTREVISTA: Tragedia en la montaña PABLO OCHOA Hermano de Iñaki, fallecido en 2008 en el Annapurna tras otro rescate fallido
"Quiero llorar, se me revuelve el alma"
Ó. G. - Huesca - 17/08/2009



Pablo Ochoa de Olza, hermano del himalayista Iñaki Ochoa de Olza, fallecido el 23 de mayo de 2008 en el Annapurna, ha seguido al minuto la evolución del intento de rescate de Óscar Pérez, ofreciendo reiteradas veces su ayuda, sus contactos y toda la experiencia acumulada durante la operación que trató de salvar a su hermano con vida. Iñaki se quedó atrapado junto a otro escalador en una posición de más fácil acceso que la de Óscar Pérez. El suizo Ueli Steck, del equipo rescatador, llegó hasta él. Iñaki murió en sus brazos.


"Los escaladores son gigantes. El común de la gente moriríamos ahí en pocas horas"
Pregunta. El caso de Óscar le habrá revuelto las entrañas...

Respuesta. Muchísimo. Nada más saltar la noticia, mis dos hermanos lo leyeron y me llamaron casi de forma simultánea. Casi se enfadaron conmigo, me apremiaron para que pusiese en marcha los contactos políticos que hice para salvar a Iñaki, pero no hicieron falta. Hemos sido tan conscientes de lo pequeñas que eran sus posibilidades, que ha sido como revivir el caso de Iñaki, salvando que no es mi hermano. El otro día me entraron ganas de coger el coche, ir a Huesca y ayudar al club Peña Guara... o darles un abrazo. Me dan ganas de llorar, se me revuelve el alma sólo de pensar en este muchacho. He esperado que alguien llegue hasta él, que escuchase los helicópteros y que lo bajasen vivo, con su familia.

P. ¿Qué le ha escrito a Lorenzo Ortas, el supervisor del rescate?

R. Le he escrito que recuerde que ningún cadáver merece la muerte de un rescatador, pero que mantuviera la esperanza, que peleasen... son tópicos, pero quería aportar mi granito de arena. Para mi y para mi familia estos días han sido un tobogán de emociones, por eso queremos transmitir nuestro cariño a la familia y a los rescatadores, y a todos los implicados en este suceso.

P. El rescate de Iñaki creó un precedente.

R. Sí, se demostró que se puede juntar un equipo de varios países capaz de crear la ilusión de que se puede ayudar a un herido, confiando en que el accidentado aguante porque es fuerte. Me parece increíble que nuestro gobierno tardase tanto en reaccionar; que muchos medios no diesen importancia a la noticia hasta el miércoles. Me pregunto cómo es posible que no exista un protocolo para socorrer a alguien en el Himalaya. Cada vez habrá más accidentes; sería bueno ponerlo en marcha.

P. ¿Qué opinión le merecen los rescatadores?

R. La misma que los que ayudaron a Iñaki. Son héroes, gente que arriesga su vida para salvar a gente que, en algunos casos, ni siquiera conocen. Gigantes, es otra manera de definirlos. El común de los mortales moriríamos en pocas horas en la misma situación.

P. ¿Cómo puede soportar la familia esta pérdida?

R. La familia escuchará muchas tonterías: les dirán que murió haciendo lo que le gustaba, pero eso no es así. Iñaki y Óscar querían vivir, les definía la vida.

Sencillamente, nada puede mitigar el dolor de la familia, máxime cuando la muerte de Óscar ha sido más dura que la de Iñaki. No sabemos cuándo murió Óscar, pero sí que lo hizo solo, aunque con muchísima gente tratando de salvarle. En el caso de Iñaki sé que se hizo todo lo posible, pero aún así me asalta la duda y me pregunto si no podríamos haber colocado un cohete en la montaña para sacarle de allí. Las dudas de la familia serán aún mayores. Siempre. La posibilidad de rescatar a Óscar nos ha hecho vivir una ilusión intensa. Habrá polémica, mucha gente opinará sin tener ni idea, como yo, pero la realidad es que Óscar ha muerto y no revivirá. Es la única realidad segura y va a costar hacerse a esa idea.

P. ¿Es un sinsentido el alpinismo, una locura?

R. No, no, no. Iñaki tenía razón. Los locos somos los que no vivimos, los que no nos atrevemos a llevar una vida conforme a nuestras creencias. Fíjate, hay gente que proclama a la ligera que hay que vivir la vida pero es incapaz de sentarse a analizar su propia vida. Iñaki era capaz de llevar esa vida, con su carga, con todas las renuncias que implicaba, porque cuando eliges algo prescindes de muchas otras cosas. Lo fácil en esta sociedad es ir por el carril, pero igual el paisaje es más bonito si te sales de la autopista, aunque llegues más tarde. Ya sabemos lo que nos espera a todos al final del camino, es algo que nos iguala, así que disfrutemos del camino. Atreverse a vivir una vida concreta, con sus riesgos, no sólo es valiente, sino sabio. Por eso creo que los alpinistas no son inconscientes, sino gente que sabe los riesgos que corre y está preparada. Los accidentes también ocurren en la carretera, el trabajo o en casa. La siniestralidad se puede medir, pero no hay una manera de medir la intensidad con la que vivimos. Iñaki vivió en 40 años lo que muchos no viviremos jamás. ¿Nos atrevemos a juzgarles, a llamarles locos?

P. ¿Cómo fue la soledad tras la vorágine mediática?

R. Difícil. Pasaron dos meses antes de que interiormente me diese cuenta de que Iñaki estaba muerto
. Sabía que estaba muerto, pero no me hacía a la idea de lo que suponía. Hasta que un día, trabajando delante del ordenador ante una foto de Iñaki me derrumbé, me di cuenta de que no iba a volver. Después de un sinfín de homenajes, medallas, actos y amistad que, en un principio, reconfortan pero no solucionan el problema, caes en la realidad. Fue muy duro estar en todos los homenajes porque me impedía llevar el luto de forma íntima.

jueves, 9 de julio de 2009

Entrevista a Hernán Arias


“No pretendo fundar una región literaria”
Con su novela “La sed”, Hernán Arias obtuvo el primer premio en el concurso provincial Daniel Moyano.
Egresado de la Escuela de Letras de la FFyH, el escritor habla sobre su obra y define algunos rasgos característicos de su singular escritura. También expone sus gustos literarios en una entrevista realizada por Carlos Schilling, egresado de la Escuela de Filosofía y periodista de La Voz del Interior.



Hernán Arias ya publicó dos libros y se hizo acreedor del premio que otorga la Agencia Córdoba Cultura.

Sin bien Hernán Arias viene escribiendo desde hace varios años, su irrupción se produjo recién en 2004, con dos noticias. Primero, la publicación de “Los invitados”, en editorial Alción, una colección de relatos donde muestra de qué rara materia está hecha su voz única dentro del panorama de la literatura cordobesa actual. Segundo, la obtención del primer premio en el concurso de Novela Daniel Moyano, organizado por la Agencia Córdoba Cultura, con el libro “La sed”, un texto donde confirma esa singularidad de su voz literaria. La siguiente entrevista fue realizada mediante un intercambio de correos electrónicos.

- “La sed” es una novela morosa, con una apuesta fuerte a la escritura y a procedimientos narrativos exigentes, ¿esperabas un reconocimiento tan inmediato como el premio Daniel Moyano?

- Digamos que no, pero también es cierto que la elección del concurso fue algo muy pensado. Precisamente por lo que vos señalás, no hubiera enviado esta novela a otro concurso. El “Daniel Moyano” reunía ciertas condiciones que me parecieron atractivas. En primer lugar, no estaba vinculado -de manera directa, al menos- a intereses comerciales. Los concursos organizados por las grandes editoriales premian siempre obras “vendibles”, claro que desde la idea extremadamente limitada que tienen los editores de lo que es una obra “vendible”: entendida siempre como “legible”, en el peor sentido de la palabra. En este concurso, en cambio, al estar organizado por la Agencia Córdoba Cultura, por un lado, y por la características del jurado, por el otro, pensé que se podían seleccionar las obras con un criterio estrictamente literario.

- La novela transcurre en un espacio geográfico cargado de sentido: la Pampa Gringa. ¿Por qué ese lugar? ¿Y en qué medida tu biografía, el hecho de que hayas nacido en San Francisco, determina esa elección?-

Creo que frecuentar el campo a cierta edad resulta una experiencia extraordinaria. Se produce una eclosión entre la aguda percepción que uno tiene cuando es chico y el desconcertante paisaje de la llanura, en el que sólo encontrás silencio y quietud.

Cualquier cosa que se mueve en la llanura te llama la atención porque modifica el paisaje. Cualquier sonido se oye con extrema nitidez, sobre todo cuando oscurece y sólo quedan algunos puntos de luz y lo visible deja de ser importante. Cuando era chico y caminaba por el campo siempre tuve la impresión de estar recorriendo un lugar sin límites, lo que me provocaba una sensación de extrañeza, de perplejidad. Intenté recuperar esa sensación en “La sed”, aunque no como tema sino para crear una atmósfera.

- Tanto en “La sed” como en “Los invitados”, hay lugares reconocibles; el campo alrededor de San Francisco en la novela, la ciudad de Córdoba en los cuentos, y también hay personajes que se repiten, ¿tenés el proyecto de fundar una región literaria, a lo Faulkner, Onetti y Saer, en tus libros?

- No pretendo fundar una región literaria. Me parece que esa apuesta puede resultar atractiva sólo a corto plazo, pero que con el tiempo se vuelve en tu contra. Yo creo que las últimas obras de los escritores que vos nombrás no están a la altura de lo mejor de su producción, entre otras cosas porque no consiguen despegarse de ese proyecto. Todos los lugares -y sus personajes en un principio seductores- se agotan en algún momento: Yoknapatawpha, Santa María o la Santa Fe de Saer. Creo que lo interesante está en captar una mirada y lograr que esa mirada se traduzca al estilo y defina una poética. Si uno consigue esto puede abordar cualquier tema y prescindir de las regiones literarias. Hemingway es un buen ejemplo, o Borges, para poner otro caso. En las obras de Hemingway encontrás que las historias transcurren en Estados Unidos, en distintos países de Europa, en el Caribe o en África, pero todas tienen una sólida unidad estilística, una misma mirada, y eso es inconfundible.

- “La sed” es narrada desde la perspectiva de un niño, ¿cómo construiste esa mirada para liberarla de todo lo que se supone que un niño debe ser: tierno, ingenuo, simpático, etcétera?

- Siempre tuve ciertas reservas con la literatura escrita en primera persona, justamente porque me parece que es más fácil caer en los estereotipos. Pero la verdad es que en este caso eso no fue un problema: yo no creo que los chicos sean tiernos, ingenuos o simpáticos, sino más bien todo lo contrario. Y sobre todo un chico del campo. Fue suficiente con recordar cómo era yo cuando tenía once o doce años, y cómo me comunicaba con los adultos y con los chicos de mi edad.

- Si bien hasta ahora se conocen sólo dos libros tuyos, ya se percibe un estilo e incluso una poética, ¿podrías definir los rasgos característicos de tu escritura?

- Retomando lo que te decía, me interesa definir una mirada y desde ahí trabajar con las superficies. Como lector disfruto mucho de los escritores que indagan en la psicología de sus personajes -Thomas Bernhard o Proust, por citar a dos de los más admirables-, pero eso no me interesa a la hora de escribir. Prefiero mostrar hechos, armar escenas, situaciones, y que eso hable por sí mismo. Por eso recurro al minimalismo y a la epifanía: de golpe, algo se manifiesta, algo extraño surge de una situación común y uno se queda perplejo, sin palabras. Eso es lo que más admiro de Joyce. Los relatos de Dublineses logran fascinar al lector, así como muchas de las escenas de Ulises; por ejemplo la que abre el libro: esa conversación en la torre entre Stephen y el gordo Buck Mulligan –dicho sea de paso, uno de los grandes personajes de la literatura de todos los tiempos.

- Varias veces expresaste tu adhesión a la teoría del iceberg de Hemingway, de que preferís decir poco a decir demasiado, ¿es una posición válida para tus ficciones o la considerás un valor universal? ¿Cómo combinás esa reticencia con tus ideas formales (todos tus textos presentan estructuras fuertes) y con tu ‘pulsión descriptiva’, para llamarla de algún modo?

- Creo que la teoría del iceberg de Hemingway es su gran aporte a la narrativa en todas sus formas. Muchos excelentes escritores la tuvieron en cuenta: Salinger y Carver, por nombrar a dos. Y también le aportó muchísimo al cine: como se puede ver en La ciénaga, por ejemplo, de Lucrecia Martel. Esa confianza hemingweiana en la capacidad interpretativa del lector -o del espectador, en el caso del cine- me parece muy recomendable a la hora de contar una historia. Así como también me parece muy recomendable el cuidado formal que proponen escritores como Nabokov. Creo que si uno logra combinar esas dos cosas ya tiene algo importante. La prosa que más me interesa es la que resuelve de un modo elegante esa doble tensión: una estructura sólida para un relato que diga sólo lo indispensable.

- Si se comparan tus libros con los de otros autores argentinos, es posible detectar varios elementos ausentes en tus ficciones:

no hay “delirio” a lo Copi, César Aira (y sus seguidores Tabarosky, Oliverio Coelho, Bizzio, Guebel),

no hay “metaficción” a lo Piglia (Martín Kohan, Alan Pauls, Rodrigo Fresán),

no hay juego psicolingüístico, ni parodias, ni abuso de oralidad (Osvaldo Lamborghini, Fogwill, Nielsen, Guzmán, Cucurto),

no hay “ficción política o docuficción” (Saccomano, Walsh, Matilde Sánchez, Belgrano Rawson),

no hay realismo “actualizado”, ni en variante seria (Claudio Zeiger, Florencia Abbate)

ni en variante más frívola (Juan Forn, Sergio Olguín). La diferencia, ¿es deliberada?, ¿querés marcar una distancia con la literatura argentina?

- No me interesa posicionar lo que hago en relación con las distintas corrientes del canon -o de los cánones, porque seguramente hay muchos- o, para usar un término menos académico, de la tradición. Creo que un escritor puede hablar de sus gustos como lector y de sus inquietudes sobre el oficio, pero no vale la pena que hable de su obra en esos términos. En los últimos tiempos muchos escritores parecen estar pensando más en cómo rotular lo que hacen -para, desde ese rótulo, relacionarse con escritores ya consagrados- que en hacer algo verdaderamente interesante.


Carlos Schilling
egresado de la Escuela de Filosofía (FFyH)
y periodista de La Voz del Interior.

miércoles, 8 de julio de 2009

gabriel bañez

21 abril, 2009
Entrevista aparecida en "El liberal"
Diálogo a solas con Gabriel Báñez

Por Augusto Munaro / Especial para Viceversa

“El humor es mi pobre recurso ante la desesperación”

Viceversa le ofrece en la edición de hoy una entrevista exclusiva al autor de la novela “La Cisura de Rolando”, recientemente ganadora del concurso literario “Premio Internacional de Novela Letra Sur”.

El escritor y periodista Gabriel Báñez (La Plata, 1951), es quién ganó recientemente el concurso literario “Premio Internacional de Novela Letra Sur”, organizado por el Grupo Jornada de la provincia de Chubut y la editorial El Ateneo, con el libro “La Cisura de Rolando”. El jurado integrado por Martín Kohan, Claudia Piñeiro y Juan Sasturain, seleccionó su obra entre un total de 293 candidatas remitidas desde varias provincias y del exterior, otorgándole además de su correspondiente publicación, la suma de 50 mil pesos.
“La cisura de Rolando”, es un término médico para localizar la región del cerebro que separa el lóbulo frontal del parietal, y asimismo, se trata del nombre del protagonista de la novela. Dividida en dos partes, la primera aborda la singular infancia y adolescencia del personaje, que estando imposibilitado del habla, aprende taquigrafía para poder comunicarse. La segunda y última parte de la historia, retoma las vicisitudes de Rolando, ya adulto e ingeniero, tras acudir a una terapia lacaniana, cuyos desopilantes resultados convierten el libro en una sátira de incuestionable valor. Autor de una docena de novelas, Báñez es además columnista de "El Día" y está a cargo de la sección literaria del diario. Dueño de un estilo parco, su escritura se presta a una plasticidad expresiva muy particular. Por momentos sobria y por otros cínica, la novela logra representar mucho más que las funambulescas peripecias de un afásico. Hay en Báñez ecos de Swift, de Arturo Cancela; de Bernardo Jobson. Un humor corrosivo que hace su escritura profundamente humana, porque pone al desnudo sus defectos sin fines estrictamente didácticos. El libro ofrece, a su vez, el panorama de toda una sociedad y una época histórica; la Argentina actual, para legarnos por sobre todo, un sutil homenaje al lenguaje.

- ¿Qué lo llevó a escribir “La cisura de Rolando” en primera persona y con un protagonista que pierde el habla?

- La primera persona de Rolando es la tara. Tengamos en cuenta que una perspectiva, narrativamente, no es una cuestión técnica si no de conciencia: dónde me ubico con relación a lo que voy a contar, cuánto de mí está involucrado, qué distante estoy o cómo me afecta, etc.

- ¿El silencio de Rolando, el trastorno del lenguaje que padece, es simbólico en más de un sentido?
- Todo es simbólico, el lenguaje en sí mismo es grafía y símbolo designativo
. El lenguaje trópico o traslaticio también va adquiriendo nuevas designaciones referenciales. Palabras vulgares que designan cosas y luego mutan: bala, pensemos. Pero si alguien dice “ese tipo es bala o balín”, bueno, la cosa cambia. Ahora bien: en Rolando el presunto trastorno adquiere connotación negativa en quienes lo rodean. El personaje, al revés, lo supera a partir de otros lenguajes.

-Llama la atención la solvencia con que aborda conceptos de electricidad, taquigrafía y neurología. ¿Hizo algún trabajo de investigación para ello?
- No, ni idea. Palabra: no tengo la menor idea de qué es un electrón o una celda electromagnética. Ese nulo saber lo aplico a la idiosincrasia femenina porque nadie tampoco sabe qué es una mujer. Y cuando lo sabemos, ya es tarde. Los hombres siempre estamos tarde de todas las cosas.
- En su particular humor, rasgo característico de su escritura, ¿cuál es exactamente la cuota de cinismo?
- La cuota de cinismo, me han dicho, me torna insoportable. Yo, sin embargo, logro prorratearla y llevarla en cómodas cuotas diarias, mensuales a veces. Depende. Eso la hace soportable. Sin embargo, es parte de mi vulnerabilidad, del tipo enormemente precario que soy. El humor es mi pobre recurso ante la desesperación.
- ¿Báñez, es Rolando un resentido, un paranoico; es posible describir su personalidad?
- Rolando es un personaje fatalmente ingenuo
, las notas de resentimiento que se le pueden advertir son patadas a ciertos lugares comunes: modelos o actrices que adoptan niños en Nairobi. La burla, el Rolando de la segunda parte, la traslado a nuestra frontera con Bolivia. Me asquea la gente que se conmueve de a ratos ante la miseria. Como la paranoia: Rolando es “de a ratos paranoico”. En esencia, no obstante, yo diría que es un ingenuo.

- En un pasaje de la novela, el protagonista dice “uno jamás escribe lo que quiere decir ni dice lo que verdaderamente siente”. ¿Comparte usted esa afirmación?

- Sí, la comparto de a ratos. No siempre uno dice lo que dice ni tampoco lo que siente. Cree estar diciéndolo. Ese convencimiento o noción es la mayor trampa del lenguaje. Somos víctimas del lenguaje, él nos construye así como nos retiene. Nos moldea y nos hace creyentes. La mejor trampa del lenguaje es idéntica a la del diablo. Pero convivimos con él, y más: madre es lenguaje, padre es escritura.

- En una oportunidad usted dijo que con la redacción de “La cisura de Rolando”, aprendió discretamente a dudar de su yo referencial. ¿Por qué?

- Discretamente he aprendido a dudar del yo referencial porque no hay nada más mentiroso que el yo. Las ficciones acaso más puras en el estricto sentido lato del término son las autobiografías. Uno dice o escribe yo y ya deja la marca iniciática de la mentira, del lenguaje. La escritura, la máscara.- ¿Haber ganado este premio, condicionaría de alguna forma, su modo de escribir futuras obras?, ¿por qué?

- No, no creo: siempre escribo dándole vueltas y vueltas a la disfuncionalidad. No creo que el premio me torne funcional, para nada. Luego, uno escribe lo que puede. Envidio a quienes pueden escribir sobre cualquier cosa. Esos son escritores verdaderos. Yo soy apenas un apuntador del disociado que me dicta, Gabriel Báñez, pongamos. Aunque los nombres terminan agotando a sus portadores.

- Cuando usted escribió el libro, ¿cuáles fueron las prioridades que consideró indispensables conservar y explorar?

- Las fallas de la escritura, ciertas fisuras que intuía y dejé intactas durante el proceso de corrección. Conversando con José Donoso, me decía: “Hay fallas geológicas que aparecen en la escritura y esas son verdaderas, hay que dejarlas intactas”. Lo creo. Por esas zonas respira el texto, lo más orgánico, fallido y anárquico de la novela, en este caso. Por eso admiro tanto a un escritor menor como John Fante: él deja sus fallas a la vista, las costuras, los hilvanes. Digamos que soy un hijo bobo de Fante.

- ¿La novela lo ayudó a matizar su postura hacia la terapia lacaniana?

- La novela es un matiz. No tengo postura ante la terapia lacaniana. Me parece, sí, una admirable literatura. Pero no hay cinismo en esta afirmación, al contrario. Hay admiración. El rigor de Lacan nace de haber encontrado fisuras, fallas geológicas en el lenguaje. Para mí, funcionan. Y funcionan admirablemente porque lo hacen en vulgata, de su yerno para acá, de la literatura oral y fascinantemente epigonal para acá.

- En un reportaje usted dijo que sus novelas tenían que ver con la disfunción que yace en toda la cultura. ¿Podría explicar por qué?
- Porque la cultura es la enfermedad.