Francisco Umbral
Conocí a Francisco Umbral (Madrid, 1935) en la época que titulaba su columna Diario de un snob. Vestido como un dandy de comienzos de siglo, con panas negras y brillantes, bufandas de seda y abrigos hasta los tobillos, que enfundaban su delgadísimo cuerpo dejando apenas asomar su cabezota y su mata de pelo cano como si fuera un lirio en un florero de cementerio, lo primero que uno notaba era cierta arrogancia típicamente castellana, de hombre de mundo, de alguien que acababa de salir de una larga noche donde había departido quien sabe con que personajes inaccesibles y como si hubiese recibido revelaciones de la vida social y política que estaba a punto de compartir con sus lectores esa misma mañana. Y a pesar de esa máscara, Umbral me pareció siempre un solitario, un apartado. En aquellos tiempos pensé que se trataba de una Cayetana de Alba del periodismo. Un famoso, aburrido y hastiado de su fama.
Ahora es un señor entrado en años, más canoso que nunca, más distante que nunca, más escéptico que nunca, más amargo e irónico que nunca. Y sin embargo sigue siendo ese gran escritor que aparece en su monumental Trilogía de Madrid, o en La noche que llegué al Café Gijón o El Giocondo. Autor de unos setenta y nueve títulos, la variedad de sus registros va desde el artículo a la crónica novelada, la biografía ensayo o las memorias, todos ellos y más, marcados por un tono o estilo, tan de él, tan de Madrid.
Directo, cotidiano, fugaz y permanente, Umbral es el heredero cierto de Larra, Valle Inclán y Lorca. Su último libro, La década roja (1993) es una violenta diatriba contra el PSOE y Felipe González, enmarcada en un cuadrado de las delicias que resulta ser también, la década del fin de los utopismos y la vuelta al aburrimiento.
Cuando le conocí publicaba en El País, de donde salió por escribir rumores o calumnias contra Octavio Paz y Mario Vargas Llosa..
Si, mis dos últimas colaboraciones en El País fueron sobre Octavio Paz y Vargas Llosa, a quienes definía más o menos como hombres paralelos a la Cia y no como insulto o denuncia, sino como orientación ideológica para los lectores, como definición aproximada.
La primera cláusula del libro de estilo de El País reza: «los rumores no son noticia». Pero yo mismo llegué a escribir una columna defendiendo el rumor e incluso la calumnia, porque toda calumnia debe contener al menos algo de verdad, así sea un miligramo. Lo inverosímil no funciona. Yo he difundido muchos rumores. Esta es mi filosofía periodística. El rumor, la calumnia sutil, suponen imaginación, adivinación, instinto, inventiva, mientras que la noticia la da mejor una computadora. «El rumor es el florón de las sociedades silenciosas» escribió mi maestro Luís Apostua.
Seguimos siendo una sociedad silenciosa porque la prensa en España se liberó de la censura franquista, tan tosca y fácil de burlar, para caer en las plurales censuras de los partidos, la publicidad, el capricho de un accionista o el resentimiento de un redactor/jefe, etc.
A que viene el título de este libro: La década roja?
Son unas memorias de la década socialista, y la llamo roja porque así debió ser y no fue. Es una década dominada por un solo partido que no sólo no ha hecho bien sino que se dejado llevar por la facilidad y la inercia histórica, esa que controla los bancos, espían los militares y bendicen los curas. Y mientras España ha cambiado de estilo, los españoles han cambiado de mujer y las mujeres de hombre, todo a la luz de la cocaína que ha bruñido la nueva clase, fenicia y diorisima, lo que yo llamo en mi libro el social felipismo. Se trata pues de unas memorias totales y parciales al tiempo, totales en la ambición y parciales en la opinión. Yo no creo en la imparcialidad ética ni estética.
Pero cómo se manifiesta esa década roja, cuales son sus momentos de relumbre...
La década socialista comenzó con la proclamación que hizo Felipe González de la Tercera República Española desde el balcón del hotel Palace. En ese entonces Susana Estrada mostraba el pecho como si fuera una paloma curiosa y Enrique Tierno Galván, el maestro Tierno, ensayaba la utopía de dejar en libertad a todos con todos. Nicolás Sartorius era la ortodoxia leninista, ahora es socialdemócrata y el PSOE dejó de ser socialista el día que Alfonso Guerra vino a defender a su hermano en las Cortes y luego de hacerlos sentar a la voz de un Se sientan Coño!, los dejó tan sentados que no han podido volver a levantarse.
Es la década cuando el propio Felipe estuvo de acuerdo con rechazar la OTAN, pero luego de una cena con Reagan en el Palacio de Oriente terminaron convencidos todos. Entonces, yo que había pegado carteles en Malasaña por Tierno comencé a pegarlos en la Puerta del Sol contra la OTAN. Luego vino ese manifiesto donde la inmensa minoría intelectual se ponía a favor de la OTAN.
Claro. Los párvulos de Marx ya tenían donde ir de excursión los domingos, con sus banderas rojas y sus MacDonalds yanquis. Fraga, de señor feudal en Galicia, dice ahora que es posible gobernar con el PSOE. Fue una década que comenzó pletórica, revolucionaria y de verbena y se ha vuelto neoliberal, monetarista y cínica. Nuestra musa yo no es Susana Estrada sino Matilde Fernández, que se ha montado un Ropero de Caridad como los de las marquesas, sólo que para rojos y lesbianas, un Rastrillo sin sillas Luís XV, pero con condones. Lo cierto es que al Partido Socialista Obrero Español le ha costado diez años para dejar a España como estaba con Franco.
La fama ya le dura más de media vida..
En mi caso yo diría que conviven dos escritores, uno minoritario, experimental, lírico intimista que está en algunos de mis libros y luego, un escritor más de consumo, no porque sea un escritor prostituido, que espero no serlo, sino un escritor que trata los problemas políticos, sociológicos, humanos de su país y de sus gentes y que por lo tanto, por tratar esos problemas en un lenguaje asequible, pues tiene un amplia audiencia. Un escritor minoritario que mucha gente no reconoce y un escritor mayoritario que seguramente el primer taxi que cogiera aquí yo ahora, me reconocería el taxista. Pero la fama es una bobada, la fama es un equívoco siempre.
Ud nació, creció y vivió durante todo el franquismo...
Yo he tratado mi infancia en Los Males Sagrados, que es el libro del lirismo, del intimismo, de la imaginación del niño, y Memorias de un niño de derechas, libro de la misma época, del mismo año aproximadamente, un libro muy leído, de muchas ediciones y que es exactamente la crónica de los años cuarenta. Memorias de un niño de derechas, como ya el título lo indica, es la España entonces con las canciones de entonces, con los fusilamientos de entonces, con el pan negro de entonces, con todo lo que entonces. Es un libro escrito en plural, nosotros íbamos, veníamos, donde no hay un personaje individual, donde se narran las memorias de una generación. Y entonces hice por un lado la crónica de la época y por el otro la novela intimista, el poema de mi infancia, por eso encuentras que no hay referencias históricas porque están todas en el otro libro...
En su estilo ha influido el cine?
Pienso que no, es que tenemos ya una deformación cultural la gente de nuestra generación, y todo aquello que es plástico, visual, pensamos que es cinematográfico, pero la cultura de la imagen es muy anterior al cine, ¡claro!, tiene muchos siglos, viene de los egipcios o viene de antes, o viene del bisonte de Altamira, entonces lo plástico está en la literatura desde siempre y está la cultura, la imagen de la cultura, de modo que no hay porque decir que es cinematográfico… Yo soy un escritor de imágenes, un escritor plástico, un escritor visual pero también lo es Quevedo y también lo es Homero; Homero está lleno de imágenes, decir hoy que Homero es cinematográfico sería darle una vuelta a la cultura, lo que pasa es que el cine es una técnica que ha aprendido a narrar retratando la vida, pero la vida está vista plásticamente por la literatura desde hace muchos siglos y no digamos por la escultura, por la pintura…
Para Ud todo lo vivido es literatura?
En el escritor de verdad todo lo que está ocurriendo es literario porque se le está planteando la vida continuamente como milagro, el hecho del tiempo, el misterio del tiempo, todo son apariciones continuas, es decir, no sé si decir el artista, el escritor, el poeta no se acostumbra a la vida, es como el niño y por eso se ha identificado tanto con el niño y por eso alguien habla de la infancia recuperada, etc… que el genio es la infancia recuperada, hasta que se muere, no se acostumbra a la vida; entonces eso es literatura, eso es una visión literaria del mundo. Si tu sacas al campo a un hombre común, ese hombre observa si ese campo es fértil, si en ese campo se puede edificar, si se puede cazar, si es un campo… etc… Un pintor solo verá colores, paisajes y cosas que los traducirá en palabras, tienen un comercio literario con el mundo que es puramente real, tan real como el del otro, mucho más que el del otro, porque el del otro no es más que una reducción de tipo mental, hombre pues esto tiene tantas hectáreas, aquí se podían plantar no sé qué, ésta tierra es seca, ésta tierra es estéril, ésta tierra es fecunda, mientras que el que entra en comercio profundo con eso es el pintor que está viendo el milagro de que exista eso, porque se ha conseguido esos verdes, esas cosas absurdas, gratuitas, aquí…
Ud ha hecho unas biografías líricas sobre Larra y Lorca..
Yo elegí a Larra porque a mi el romanticismo me fascina, me parece la época más bonita y más fecunda; por otra parte me interesa más el hombre romántico clásico, por hacer una oposición, entonces en el romanticismo español Larra es una figura muy atrayente porque es un gran escritor, un romántico que es un heredero del barroco, porque Larra escribe como Torres-Villarroel y como Quevedo, hay mucho barroquismo en él; de modo que me interesa mucho literariamente, me interesa mucho su figura romántica, políticamente un liberal progresivo, de oposición a todo lo que había entonces, su europeísmo, una figura muy sugestiva; por otra parte, y lo digo con cierta picardía literaria, me parecía que lo que yo quería decir en ese momento lo decía mejor a través de Larra que como Paquito Umbral, un muchachito que andaba por ahí haciendo entrevistas a las putas, a las delfines, de modo que hay un poco de… pero yo creo que esto pasa en toda biografía, toda biografía es un poco el juego del gigantón, los gigantones esos que sacan en las ferias, que dentro va un hombre que los lleva, no?, y que se asoma por la bragueta o no se asoma; pues en toda biografía es un poco el gigantón, el biografiado es el gigantón que tú sacas pero tú estás ahí dentro y es la manera de entrar tú en el juego, yo creo que eso pasa siempre. En el caso de Lorca pues hay unas razones, yo ya estaba más asentado literariamente, era un poco más conocido, ya tenía más trabajo. La biografía ésta es menos desesperada, entonces a mi me interesaba Lorca porque me parece en principio y aunque hoy ya no esté de moda, el poeta más importante de la Generación del 27, porque es más irracional, es más poeta. En una generación de profesores cultos, él es irracional absoluto. Me gusta Lorca, yo lo emparentó con los malditos franceses porque es un cultivador de lo irracional…
Alguien ha dicho que su estilo de escritura es boyerista...
Lo que suele referirse al boyerismo es a la mujer o a actos sexuales en los que hay hombres y mujeres. Pero yo creo que aparte de anécdotas concretas, que hay algunas en mis libros, ese boyerista sobre todo es constante en mi vida, es decir, es una observación de la mujer, continua, constante, para mí la mujer es un ser infinitamente observable.
Ser cronista de un diario es un trabajo muy difícil...
Yo toda mi vida quise ser un articulista en los periódicos, comprendí que aquello era maravilloso, que yo quería escribir artículos literarios, haciendo literatura, me ganaría la vida escribiendo artículos...
domingo, 8 de marzo de 2009
harold a borges
Jorge Luis Borges
Borges, no se si recuerda, nos conocimos en Islandia…
Si, en ese hotel de Reikjavick, en el otoño del setenta y uno ¿no? Usted quería hacer una foto… ¿Hizo usted la foto? Ese año me nombraron islandés honorario: usted me encontró porque en el diario decía que me nombraban “el gran trovador escandinavo”… ¿Va Usted a grabar esta conversación? Mi voz es horrible, parece un batido de matusalén con chillidos de un bebé…
Si, la foto la hizo su traductor de entonces, qué hacía en Islandia…
Iba a Jerusalém a recibir un dinerito… Islandia ha sido una de mis curiosidades desde la juventud, desde cuando leí en las traducciones de las sagas que hizo William Morris. Lo que entendemos hoy por cultura germánica tuvo su culminación en Islandia y produjo una literatura muy rica. En algunos de mis primeros libros escribí sobre la poesía de los escaldos, en especial sobre Snorri Sturluson y creo haber aprendido a narrar en esos libros. En las sagas ya está la novela moderna y de una manera más eficaz. Los islandeses hablan como hace siete siglos, pueden leer a sus clásicos sin tener que recurrir a diccionarios o a explicaciones, y desprecian a los noruegos y los suecos porque consideran que sus lenguas se han deformado.
Las ediciones que tengo de la Heimskringla y de la Edda Menor no tienen notas, la gente entiende todo. El islandés tiene una belleza muy particular por su sonoridad y porque todavía se puede formar palabras compuestas sin que esas palabras resultan artificiales o pedantes. Yo estudio islandés los sábados y los domingos, con un grupo medio secreto de personas… Islandia es un gran país de clase media, no hay ni ricos ni pobres. Yo escribí un poema luego de esa visita, creo recordar que comienza:
Qué dicha para todos los hombres,
Islandia de los mares, que existas.
Islandia de la nieve silenciosa y del agua ferviente.
Islandia de la noche que se aboveda
sobre la vigilancia y el sueño.
Déjeme ordenar un poco estas preguntas. Vamos al principio de los tiempos, digamos su bisabuelo materno, el coronel Isidoro Suárez…
Bueno, se remonta usted muy lejos… Se llamaba Manuel Isidoro Suárez… Yo tenía unos 18 años cuando falleció mi abuela, que nos contaba las historias de él. Era hijo de Nicolás Suárez y Pérez y de Leonor Merlo y Rubio, nació en la esquina de San Martín y Cangallo, a tres cuadras de la Plaza de Mayo. A los catorce años se enroló como cadete en el Regimiento de Granaderos a Caballo y al año lo nombraron portaestandarte del tercer escuadrón, luego lo hicieron alférez y hacía parte del Ejército de los Andes de San Martín cuando la batalla de Maipú y en la batalla de Junín comandó los Húsares de Perú, un regimiento de caballería peruana y colombiana donde había pocos argentinos, ya San Martín se había ido, estaba a las órdenes de Bolívar y él comandó una carga de caballería que decidió la batalla. La batalla de Junín sería militarmente una escaramuza, sólo duró tres cuartos de hora y no se disparó un solo tiro, fue una batalla entre la caballería patriota y la caballería española y toda la batalla fue entre sable y lanza, y allí mi bisabuelo atravesó con su lanza a un español que había tomado prisionero al Coronel José Valentín de Olavaria, que era un amigo suyo, entonces él vio eso, fue al galope, y lo atravesó al godo, como se decía entonces, y le dio la libertad a su amigo, que era uno de los hombres más valientes del ejército de la independencia, pero, como Carlos XII, había una cosa a la que él le tenía mucho miedo, la oscuridad, no podía dormir en lo oscuro; Carlos XII de Suecia, para mí uno de los hombres más valientes que registra la historia, tenía miedo a la oscuridad también, Olavarría igualmente… Yo he dedicado demasiados poemas a mi bisabuelo, deben ser en verdad borradores… Sucre en las cartas que escribió a Bolívar hizo repetidos elogios de él… Era primo segundo de Rosas pero prefirió el destierro y la pobreza en Montevideo a vivir bajo su dictadura, le confiscaron los bienes y a uno de sus hermanos lo ejecutaron…
Y doña Leonor…
Bueno, puedo contarle una anécdota o dos. Voy a empezar por una, un poco truculenta. Mi madre había cumplido noventa y tantos años, la llamaron por teléfono, una noche, serían las tres de la mañana. Yo oí el teléfono vagamente, me dormí y le pregunté al día siguiente si habían llamado o si había soñado aquello. Y me dijo, no, era el teléfono. ¿Quién era? Y, bueno, me dice, un sonso. Este, ¿qué te dijo? Bueno, me dijo, dice, con una voz así muy grosera, “yo voy a matarte a vos y a tu hijo”. Mi madre dijo, “Por qué Señor.”, “Porque soy peronista”. Entonces mi madre le dijo: “Bueno, matar a mi hijo que está ciego es una gran hazaña, pero en cuánto a mí he cumplido 90 y tantos años y es mejor que se apure, porque a lo mejor me le muero antes” y le colgó el tubo. Sí, “me le muero antes”. Qué raro, mi madre salió con esa criollada, ¿eh?…
Voy a contarle otra anécdota, totalmente distinta. Yo estaba dictándole un cuento que a ella no le gustaba, porque era un cuento de cuchilleros, la historia de dos hermanos, uno tiene una querida y el menor se enamora de ella, el mayor piensa, y el menor también, que lo más importante es su amistad, que la mujer es una intrusa en su vida, todo esto ocurre entre gente muy primitiva, muy bárbara, entonces mata la mujer, para que la mujer no los divida, y, éste, llegamos a un momento en el cual el mayor tiene que decirle al menor que la ha matado.
Yo no sabía con que palabras decirlo, yo estaba dictándole esas líneas finales y decisivas a mi madre y mi madre estaba con la pluma en la mano y me dijo, espera, y se quedó así, abstraída, y luego me dijo: “ya sé lo que le dijo”, como si hubiera ocurrido aquello, éste, no me dijo “puede decirle tal cosa”, como si fuera de veras el cuento, “ya sé lo que le dijo”, bueno, le dije, entonces escribilo, entonces mi madre leyó, lo que ella había escrito era la frase perfecta “a trabajar hermano, esta mañana la maté”, pero él no le dice directamente que él la ha matado, sino que él ya lo hace cómplice, al otro, se entiende que tiene que enterrarla, él le dice esa orden, él es el mayor, entonces le dice “a trabajar hermano” y luego después, una especie de after for, “esta mañana la maté”, entonces los dos la entierran.
Ahora, esa frase, sin la cual, éste, el cuento no hubiera existido, esa frase me la dio mi madre, y esa frase ha sido muy elogiada, parece que es exactamente lo que debe decir, pero mi madre me dijo “ya sé lo que dijo” como si fuera cierto, y luego me pidió que no volviera a escribir más cuentos de cuchilleros…
Cuénteme sobre aquellos poemas revolucionarios que usted redactó cuando era ultraísta…
En primer término esos poemas eran muy flojos, en segundo término ser partidario del comunismo en 1917 era algo completamente distinto de ser comunista ahora, porque ahora quiénes son comunistas son partidarios digamos del imperio de Rusia, en cambio en aquel tiempo pensábamos en el maximalismo, como se le llamaba, como una posibilidad de fraternidad entre los hombres, de que no hubiera nacionalidades de que no hubiera guerras; lo veíamos así, no tiene absolutamente nada que ver con las Repúblicas Soviéticas actuales… Si yo me arrepiento de esos poemas es sobre todo por razones literarias, realmente eran malísimos…
¿Quienes le han influenciado….Borges?
Yo creo que todos los libros que he leído han influido en mi obra, que todos mis amigos han influido en mi obra, que sin duda mis antepasados, mis mayores han influido en mi obra, y hay grandes escritores que no han influido en mi obra, por ejemplo, éste, Joseph Conrad, la verdad es que yo lo he leído, pero yo no he sido digno de Conrad, y escritores que yo aprecio menos y que han influido en mi obra como Chesterton…
O Macedonio Fernández…
Yo heredé la amistad de Macedonio Fernández de mi padre. Hicieron juntos la carrera de abogacía, y recuerdo, de chico, cuando volvimos de Europa -esto fue el año 1920-, ahí estaba Macedonio Fernández esperándonos en la dársena. De modo que, bueno, ahí estaba la patria. Un hombre que vivía dedicado al pensamiento; dedicado a pensar esos problemas esenciales que se llaman -no sin ambición- la filosofía o la metafísica. Macedonio vivía pensando, de igual modo que Xul Solar vivía recreando y reformando el mundo. Macedonio me dijo que él escribía para ayudarse a pensar. Es decir, él no pensó nunca en publicar.
Es verdad que, en vida, salió un libro suyo, Papeles de recién venido, yo le "robé" un poco los papeles a Macedonio: Macedonio no quería publicar, no tenía ningún interés en publicar, y no pensó en lectores tampoco. Él escribía para ayudarse a pensar, y le daba tan poca importancia a sus manuscritos, que se mudaba de una pensión a otra -por razones, bueno, fácilmente adivinables, ¿no?, y eran siempre pensiones, o del barrio de los Tribunales o del barrio del Once, donde había nacido, y abandonaba allí sus escritos. Entonces, nosotros lo recriminábamos por eso, porque él se escapaba de una pensión y dejaba un alto de manuscritos, y eso se perdía. Nosotros le decíamos: "Pero Macedonio, ¿por qué hacés eso?"; entonces él, con sincero asombro, nos decía: "¿Pero ustedes creen que yo puedo pensar algo nuevo? Ustedes tienen que saber que siempre estoy pensando las mismas cosas, yo no pierdo nada. Volveré a pensar en tal pensión del Once lo que pensé en otra antes, ¿no? Pensaré en la calle Jujuy lo que pensaba en la calle Misiones".
Y ¿Schopenhauer y el budismo?
Si, he dedicado muchos años al estudio de la filosofía china, especialmente al taoísmo, que me han interesado mucho y también he estudiado el budismo. He estado también muy interesado por el sufismo. De modo que todo eso ha influido en mí, pero no sé hasta dónde. He estudiado esas religiones, o esas filosofías orientales como posibilidades para el pensamiento o para la conducta, o las he estudiado desde el punto de vista imaginativo para la literatura. Pero yo creo que eso ocurre con toda la filosofía. Creo que fuera de Schopenhauer, o de Berkeley, yo no he tenido nunca la sensación de estar leyendo una descripción verdadera o siquiera verosímil del mundo. He visto más bien en la metafísica una rama de la literatura fantástica. Por ejemplo, yo no estoy seguro de ser cristiano; pero he leído muchos libros de teología –El libre albedrío, Los castigos y Los goces eternos- por los problemas teológicos. Todo eso me ha interesado, pero como una posibilidad para la imaginación.
Usted ha vivido la mayor parte de su vida en Buenos Aires, ¿por qué?
Yo no podría vivir fuera de Buenos Aires, estoy acostumbrado a ella como estoy acostumbrado de mi voz, a mi cuerpo, a ser Borges, a esa serie de costumbres que se llaman Borges. No es que la admire especialmente, es algo más profundo. Mi vida está en Buenos Aires; además voy a cumplir ochenta y dos años, sería absurdo que quisiera rehacer mi vida en otra parte. No tengo motivo para hacerlo. Mi madre murió en Buenos Aires, mi hermana y mis sobrinos viven allí, mis amigos todos están en Buenos Aires. Yo he escrito mucho sobre mi ciudad.
Cuatro o cinco versiones ha hecho de Fervor de Buenos Aires en la última Buenos Aires es ya cualquier ciudad…
Usted me acusa de estar destruyendo a Buenos Aires… cuando yo escribí ese libro yo había leído demasiado de los clásicos españoles, abunda en arcaísmos, había frases, por ejemplo, yo recuerdo habré escrito "minucia guarismal", eso es evidentemente horrible, ahora puse "pormenor numérico", se nota menos feo; yo tengo derecho a modificar lo que he escrito y además las versiones antiguas están a la venta, yo no oculto nada, simplemente he ido corrigiendo aquellos antiguos borradores, además todo lo que yo escribo es un borrador, todo puede ser infinitamente corregible, yo no escribo páginas definitivas, a mí me pareció tan raro cuando Enrique Larreta publicó un libro La gloria de don Ramiro, y puso, edición definitiva, pero como podía saber él que al día siguiente tenía que encontrar que era mejor poner punto donde él había puesto punto y coma, por ejemplo, cómo podía defenderse de eso, como resignarse a todos los adjetivos, a todos los signos de puntuación de ese libro, cómo no pensar que sería mejor, por ejemplo, donde puso encarnado poner rojo, cómo podía uno decir, edición definitiva, las ediciones definitivas se hacen cuando uno ha muerto, entonces ya son desgraciadamente definitivas, mientras tanto todo es corregible, mejorable…
No gusta del tango…
Todo mundo está de acuerdo con que el tango nació en los lupanares. Incluso se puede determinar la fecha, hacia 1880. Los instrumentos prueban que no fue una música popular. El piano, la flauta y el violín corresponden a un nivel económico alto, precisamente el de los prostíbulos de Buenos Aires. Estaban en lo que ahora es el barrio judío y lo llamaban el barrio Tenebroso. Era el centro de la mala vida. El pueblo no lo aceptó porque sabía que tenía esa raíz infame. El era como dijo Lugones “un reptil de lupanar”. Cuando yo era chico vivía en los arrabales, en Palermo, y vi muchas veces cómo llegaba el organillero y se bailaba tango. Se bailaba entre hombres porque las mujeres no conocían esa raíz infame. Las mujeres de esos hombres, chulos, no habrían querido nunca bailar eso. El tango era una infamia y no bailar era una manera de demostrar que eran pobres pero decentes.
Usted me dijo que escribió Tlon, Uqbar, Orbis Tertius como jugando…
Cuando yo lo escribí lo hice como juego, yo me acuerdo que me reía cuando lo escribía, yo me sentía muy feliz… Sabe, cuando todavía podía ver, me encantaba escribir, cada momento, cada frase. Las palabras eran como juguetes mágicos con los que yo jugaba y movía de toda clase de formas. Desde que perdí la vista a los cincuenta años, no he podido regocijarme con la escritura con esta naturalidad. He tenido que dictarlo todo, volverme un dictador más que un jugador de palabras. Es difícil divertirse con juguetes cuando uno está ciego. Me divertí mucho escribiendo eso. Nunca dejé de reírme, de principio a fin. Todo era una enorme broma metafísica. La idea del eterno regreso es, claro está, una vieja idea de los estoicos. San Agustín condenó esta idea en Civitas Dei, cuando compara la creencia pagana en un orden cíclico del tiempo, la Ciudad de Babilonia, con el concepto lineal, profético y mesiánico del tiempo que se encuentra en la Ciudad de Dios, Jerusalén. Este último concepto ha prevalecido en nuestra cultura occidental desde San Agustín. Sin embargo, creo que puede haber algo de verdad en la vieja idea de que, detrás del aparente desorden del universo y de las palabras que usamos para hablar de nuestro universo, podría surgir un orden oculto... un orden de repetición o coincidencia.
Entonces no habría progreso…
Soy tan anticuado, Alvarado, que creo en el progreso. Al hablar de optimismo y de pesimismo, creo que no es inútil recordar que estas dos palabras fueron inventadas humorísticamente. Leibniz creía que vivimos en el mejor de los mundos. Entonces, Voltaire, que se rió de él con el personaje de Pangloss de Candide, inventó la palabra optimismo. Y, evidentemente, una vez aparecida la palabra optimismo, la palabra pesimismo era inevitable. Yo creo en un sentido general del progreso, pero pienso más bien en la línea espiral de Goethe, es decir, que no considero al martes, por fuerza, superior al lunes anterior o al miércoles que le seguirá. Creo que después de varias centenas y millares de lunes o de martes las cosas serán evidentemente, mejores.
Ahora se cree que el progreso es la sociedad de consumo…
Yo leí hace muchos años en un libro de Thorstein B. Veblen [The Theory of the Leisure Class ] sobre la clase que él llama ociosa, donde dice que uno de los rasgos de la sociedad actual es que las personas deben gastar de un modo ostentoso y se imponen una serie de deberes: hay que vivir en tal barrio o hay que veranear en tal playa. Según Veblen, un sastre en Londres, o en París, cobra una suma exagerada porque lo que se busca en ese sastre es justamente que sea muy caro lo que vende. O, tambien, un pintor pinta un cuadro, que puede ser desdeñable, pero como es un pintor famoso lo vende por una suma altísima. El objeto de ese cuadro es que el comprador pueda decir “aquí tengo un Picasso”. Yo creo que eso debe ser combatido. Yo no tengo ninguna de esas supersticiones.
Qué decir de la idea de originalidad…
Yo creo que la originalidad es imposible. Uno puede variar muy ligeramente el pasado, cada escritor puede tener una nueva entonación, un nuevo matiz, pero nada más. Quizá cada generación esté escribiendo el mismo poema, volviendo a contar el mismo cuento, pero con una pequeña y preciosa diferencia: de entonación de voz y basta con eso.
Dicen que los ciegos vislumbran el futuro, cómo sería ese futuro, Borges…
El futuro depende de nosotros. Hay una sola cosa que sabemos, y es que va a ser distinto al presente, y además a qué hablar del futuro, porque habrá muchos futuros, que no se parecerán entre sí, como el siglo XIX no se parece al XVIII, ni el XVIII al XVII, posiblemente ahora vivamos en una época en que la máquina es muy importante, todo eso puede olvidarse, ahora estamos muy interesados en astronomía, en explorar el espacio astronómico, todo eso puede olvidarse, puede venir una época de pasión religiosa, sin duda ocurrirán muchas cosas, lo mejor es no anticiparnos a ellas, no podemos preverlas, pero podemos soñar con ellas…
A fin de cuentas usted qué es Borges, ¿es anarquista o es conservador o qué?
Anarquista, pues yo creo que lo mejor sería un país que no precisara de un gobierno. Quizás con el tiempo lleguemos a eso, por el momento, no. Por el momento, el gobierno es un mal necesario, pero lamentablemente en todas partes el Estado cada vez se torna más molesto. Cuando fuimos a Europa en el año 1914, viajamos sin pasaporte y uno pasaba de un país a otro como de una estación a otra. Claro, después de la Primera Guerra Mundial comenzó a desconfiarse... ¡Pero, ahora! ¡Usted no puede salir a la calle sin la cédula o el pasaporte porque el Estado se mete en todo y hasta lo lleva detenido! ¡Es una barbaridad! Yo fui comunista, socialista, conservador y ahora soy anarquista. Es decir, yo en el año dieciocho creí en la revolución rusa. Ahora veo que ese es un modo de llegar al imperialismo. Ahora yo querría que hubiera un sólo Estado, que desaparecieran las diversas naciones, pero sé que no estamos maduros para eso. Hay, en este país, algunas circunstancias favorables que se han dado aquí y no en otras repúblicas del continente. Desearía preguntarme por qué no han sido aprovechadas. Tenemos una fuerte clase media, también es ventajosa la inmigración de muchos países.
Usted ha dicho muchas veces que la democracia no existe…
Yo descreí de la democracia durante mucho tiempo pero el pueblo argentino se ha encargado de demostrarme que estaba equivocado. En 1976, cuando los militares dieron el golpe de Estado, yo pensé: al fin vamos a tener un Gobierno de caballeros. Pero ellos mismos me hicieron cambiar de opinión aunque tardé en tener noticias de los desaparecidos, los crímenes y las atrocidades que cometieron. Un día vinieron a mi casa las madres de Plaza de Mayo a contarme lo que pasaba. Hace poco estuve en el juicio y conocí al fiscal, allí recordé la frase de Almafuerte: "sólo pide justicia, pero será mejor que no pidas nada". Todo esto es muy triste y habría que tratar de olvidarlo. El olvido también es una forma de venganza. Fue un periodo diabólico y hay que tratar de que pertenezca al pasado. Sin embargo, por todo lo que ocurre ahora pienso que hay mucha gente que siente nostalgia por ese pasado. Claro que a mi me resulta fácil decir que debemos olvidar, probablemente si tuviera hijos y hubieran sido secuestrados no pensaría así…
Y que más que político es un hombre ético...
Soy un hombre que se sabe incapaz de ofrecer sus soluciones, pero creo poder aceptar las de otros. No entiendo de política, mi vida personal no ha sido otra cosa que una serie de errores. Pero estoy condenado a ello. He tratado de ser un hombre ético, aunque quizá sea imposible serlo en esta sociedad en la que nos ha tocado vivir, ya que todos somos cómplices o víctimas, o ambas cosas. Sin embargo, creo en la ética. La ética puede salvarnos personalmente y colectivamente también. Yo, como usted, seguramente, estoy en un estado de resignada desesperación. No veo solución a los problemas que nos aquejan. Y no me refiero sólo a nuestro país, porque lo que aquí sucede es, sin duda, menos importante que lo que ocurre en el mundo entero. Creo que Spengler tenía razón cuando habló de la declinación de Occidente. Esa declinación es general.
Todo el mundo dice que usted es muy enamoradizo…
Estar enamorado es sentir que existe algo único, precioso y sobre todo indispensable en alguien. Yo no estoy tan seguro. Yo diría que el amor no puede prescindir de la amistad. Si el amor prescinde de la amistad es una forma de locura. Una especie de frenesí, un error en suma. Que en la amistad haya algún elemento del amor puede ser; pero son dos cosas diferentes. El amor exige pruebas sobrenaturales, uno querría que la persona que está enamorada o enamorado de uno le diera pruebas milagrosas de ese amor. En cambio la amistad no necesita de pruebas. La felicidad es una cosa serena y no sé hasta dónde conviene la exaltación. Hay que dejarla llegar y ser hospitalario con ella. Uno va caminando por una calle, por ejemplo, y de pronto se siente feliz. Esto puede deberse a dos cosas: un estado fisiológico o una felicidad anterior a la que responden temperatura, luz y calle. Me observo y me veo como a un hombre que cree estar enamorado de una mujer y luego comprueba que ya no lo está. Eso no ha sido una decisión mía. Ha sido algo que me fue revelado. He comprobado eso en mí.
En verdad hubo demasiadas mujeres en mi vida. No recuerdo, fuera de los primeros años de mi vida, una época en que no estuviera enamorado y siempre de una mujer única e irremplazable, salvo que esta mujer única, como es natural, no era la misma. Esos amores han sido dedicados a mujeres sucesivas. Cada vez creía que era la única. Es natural, siempre pasa así.
Ahora me siento lleno de amistad, lleno de amor y espero seguir así hasta el momento de mi muerte.
Ahora recuerdo este soneto suyo que dice:
He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron
para el juego arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplica a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.
Yo escribí ese mal soneto a los pocos días de la muerte de mi madre que murió a los 99. Creo que debí haber sido más bueno con ella… Pensé que la había hecho sufrir con mis dolencias y ahora se que es nuestro deber ser felices no por nosotros sino por las personas que nos quieren...
Buenas lenguas me han dicho que usted conoció ciertas drogas…
Si, pero fracasé con la cocaína y con la marihuana. Hice varios experimentos sinceros, cinco o seis. Y con la cocaína, sí, me sentía gárrulo, pero muy nervioso. Con la marihuana, en cambio, no sentí absolutamente nada. Ahora, yo estuve a punto de ser borracho. Todos las sábados salíamos Francisco Luis Bernardez y yo a recorrer los arrabales de Buenos Aires, entonces, como no había mucho que ver, entrábamos a los almacenes, pedíamos así, para ser criollos, una caña brasileña, un guindado oriental o lo que fuera. Eso duró algún tiempo. Hasta que un día estaba en una reunión y alguien, quizás un ángel, dijo: “Lástima que Borges sea borracho”. No sé quien dijo eso, pues yo no me di la vuelta, pero dejé el alcohol en ese instante. Desde entonces sólo he probado el vino. Sólo un poquito de champagne en alguna fiesta de fin de año…
Otras dicen que su obra ha sido concebida mientras camina por Buenos Aires…
Si, debo a las calles, a las peluquerías, a los cafés, a los andenes de Constitución y de Retiro, mis mejores ideas…
Y sus detractores que usted no gusta de la supuesta tradición latinoamericana.
La tradición latinoamericana es lo universal, precisamente la ventaja que le llevamos a Europa, es que un europeo no es un europeo, es un inglés, es un noruego, es un francés; en cambio nosotros podemos aceptar todas las culturas, precisamente por el hecho de que nuestra tradición es pobre, así que estamos obligados a ser hospitalarios, yo creo que esa es la tradición latinoamericana, es que tenemos el gran ejemplo de Rubén Darío, Rubén Darío, renovó el idioma castellano, cómo lo hizo?, lo hizo leyendo a Hugo, leyendo a Verlaine, leyendo a Poe, y luego trayéndonos esa música nadie considera que es un malhechor, ha sido un bienhechor.
Otros desdeñan a Rubén…
Todos, más allá de nuestras opiniones, todos somos hijos de Rubén Darío, todo procede del modernismo, al decir modernismo pienso evidentemente en su jefe, aunque desde luego hay están los otros, desde luego hay están Valencia, Lugones, Jaimes Freyre, Amado Nervo, etc., podría mencionar muchos nombres… yo recuerdo haber conversado cuatro o cinco veces en mi vida con Leopoldo Lugones y él desviaba la conversación para hablar de "mi amigo y maestro Rubén Darío", a él le gustaba reconocerse discípulo de Darío, y de algún modo, aunque lo que yo escriba no se parezca a Darío, Darío era dueño de una música que yo no puedo alcanzar, que no trato de alcanzar tampoco, sin embargo, sin duda, yo no escribiría lo que he escrito sin Darío, porque cuando por un idioma pasa alguien como Rubén Darío ya todo cambia…
¿Hay Borges, diferencia entre lo que llamamos poesía y lo que llamamos prosa?
Yo creo que la diferencia esencial está en el lector, no en el texto.
El lector, ante una página en prosa espera noticias, información, razonamientos; en cambio, el que lee una página en verso sabe que tiene que emocionarse. En el texto no hay ninguna diferencia, pero en el lector sí, porque la actitud del lector es distinta.
Ahora, ambas, la prosa y el verso, son medio idóneos para expresarse. Stevenson pensaba que la prosa viene a ser la forma más compleja del verso. No olvide que para Mallarme, desde el momento que cuidamos lo que escribimos, versificamos. Yo creo con Stevenson que la prosa es más compleja del verso, pero hay literaturas que no han alcanzado nunca la prosa.
¿Por qué escribe Borges, cómo escribe?
Escribo porque siento que cumplo una función que es necesaria para mi, si no escribo siento desventura y remordimiento. Escribo con suma dificultad. Creo que conviene que el escritor intervenga lo menos posible en la obra, que no debe buscar experiencias, las experiencias deben buscarlo. Cuando yo escribo un poema es porque el poema insiste en que yo lo escriba pero yo no me propongo el tema.
Usted ha estado siempre en desacuerdo con la literatura llamada de compromiso…
Sí, pero quizás esa idea puede llevar a una buena literatura. Hay ejemplos a los cuales yo recurro siempre. Yo descreía de la democracia, pero quizá, sin duda la democracia le sirvió a Whitman para ejecutar su obra; yo descreo de la fe católica, pero sin la fe católica no tendríamos la Divina Comedia; yo descreo del comunismo, pero el comunismo fue útil para los fines de Pablo Neruda… quiero decir que cualquier idea puede ser un buen estímulo, aunque sea una idea equivocada por ejemplo, yo enemigo del nazismo, pero nada me cuesta imaginar un buen poeta nazi por qué no?, claro, todo puede ser un buen estímulo para el poeta, todo puede ser un estímulo, esta taza de café puede ser un estímulo, una doctrina puede ser un estímulo, todo…
¿Ha leído a Neruda?
Con Neruda hable una sola vez hace muchísimos años. Los dos éramos jóvenes y llegamos a la conclusión de que en español la poesía no era posible, de que convenía escribir en inglés, ya que el español era un idioma muy torpe. Posiblemente cada uno haya querido asombrar un poco al otro y por eso exageramos nuestras opiniones. Realmente conozco poco la obra de Neruda, pero creo que es un buen discípulo de Whitman o tal vez de Sandburg.
Y Lorca
García Lorca me parece un poeta menor, le ha favorecido su muerte trágica. Desde luego, los versos de Lorca me gustan, pero no me parecen muy importantes. Es una poesía visual, decorativa, hecha un poco en broma; es como un juego barroco. Yo no creo que uno pueda ponerlo al lado de Manuel Machado, o de Antonio Machado por ejemplo, o de Juan Ramón Jiménez…, en todo caso no me he sentido muy conmovido leyéndolo, de emociones, uno mide los poetas por la emoción que produce, en el caso de Lorca he sentido agrado, pero nada más, he sentido agrado y a veces sorpresa ante las metáforas, pero nunca me he sentido conmovido…
Usted se negó a que su editor francés publicara "Obras Completas".
Yo no sabía eso… Usted está más informado que yo, no, pero realmente, yo me negué a que se incluyeran algunos libros, porque no me gustan, yo quisiera estar representado por lo mejor de lo que yo he escrito…
Borges, quién escribe ahora sus textos…
Cualquier persona que viene a casa se aboca en peligro de que yo le dicte una página, si viene a Buenos Aires, todas las tardes me encuentra en la calle Maipú 994, en el sexto piso, salvo que está descompuesto el ascensor.
Qué está escribiendo ahora…
Estoy escribiendo un libro sobre el historiador islandés Snorri Sturluson en colaboración con María Kodama, y ahora va aparecer en diciembre en Santiago de Chile, una breve antología anglosajona que he compilado con ella, y además de eso estoy escribiendo un cuento del cual solo revelaré el título, va a ser mi mejor cuento, como son todos mis cuentos antes de escribirse, ¿no?, un título lindísimo, La memoria de Shakespeare, es un cuento fantástico, las dos cosas parecen infinitas; si yo digo, la memoria de Milton, no, y aún la memoria de Dante u Homero, pero Shakespeare tiene algo, no sé bueno, este va a ser un lindo cuento, el protagonista es un profesor alemán ya que los alemanes son muy devotos de Shakespeare, más que los ingleses, desde luego…
Ayer me dijo que no tenía miedo de morir…
Si, yo no le temo a la muerte, si usted me dijera que yo voy a morir esta noche, bueno, yo propondría un brindis y me sentiría muy feliz, yo he vivido demasiado, quizás, setenta y nueve años no es poco…
Una última pregunta Borges. A sus ochenta y tantos años, ¿vive usted de las regalías de sus libros?
No, vivo de dos pensiones. Yo era director de la Biblioteca Nacional, cuando volvió Perón renuncié porque no podía servirle, también he sido profesor de literatura inglesa durante veinte años en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires. Los libros dan muy pocos ingresos porque los libreros cobran el 30%, los tipógrafos el 25, al dueño de la imprenta menos que a los obreros, al editor que corre con todos los gastos de imprenta, difusión, propaganda, el 20 y al autor el 10%. Quizás los músicos puedan vivir de su arte, quizás los pintores, porque hay cuadros muy caros, un escritor no. Casi todos se dedican a otras actividades como el periodismo o la cátedra.
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Índice de Materia: Poetas
Borges, no se si recuerda, nos conocimos en Islandia…
Si, en ese hotel de Reikjavick, en el otoño del setenta y uno ¿no? Usted quería hacer una foto… ¿Hizo usted la foto? Ese año me nombraron islandés honorario: usted me encontró porque en el diario decía que me nombraban “el gran trovador escandinavo”… ¿Va Usted a grabar esta conversación? Mi voz es horrible, parece un batido de matusalén con chillidos de un bebé…
Si, la foto la hizo su traductor de entonces, qué hacía en Islandia…
Iba a Jerusalém a recibir un dinerito… Islandia ha sido una de mis curiosidades desde la juventud, desde cuando leí en las traducciones de las sagas que hizo William Morris. Lo que entendemos hoy por cultura germánica tuvo su culminación en Islandia y produjo una literatura muy rica. En algunos de mis primeros libros escribí sobre la poesía de los escaldos, en especial sobre Snorri Sturluson y creo haber aprendido a narrar en esos libros. En las sagas ya está la novela moderna y de una manera más eficaz. Los islandeses hablan como hace siete siglos, pueden leer a sus clásicos sin tener que recurrir a diccionarios o a explicaciones, y desprecian a los noruegos y los suecos porque consideran que sus lenguas se han deformado.
Las ediciones que tengo de la Heimskringla y de la Edda Menor no tienen notas, la gente entiende todo. El islandés tiene una belleza muy particular por su sonoridad y porque todavía se puede formar palabras compuestas sin que esas palabras resultan artificiales o pedantes. Yo estudio islandés los sábados y los domingos, con un grupo medio secreto de personas… Islandia es un gran país de clase media, no hay ni ricos ni pobres. Yo escribí un poema luego de esa visita, creo recordar que comienza:
Qué dicha para todos los hombres,
Islandia de los mares, que existas.
Islandia de la nieve silenciosa y del agua ferviente.
Islandia de la noche que se aboveda
sobre la vigilancia y el sueño.
Déjeme ordenar un poco estas preguntas. Vamos al principio de los tiempos, digamos su bisabuelo materno, el coronel Isidoro Suárez…
Bueno, se remonta usted muy lejos… Se llamaba Manuel Isidoro Suárez… Yo tenía unos 18 años cuando falleció mi abuela, que nos contaba las historias de él. Era hijo de Nicolás Suárez y Pérez y de Leonor Merlo y Rubio, nació en la esquina de San Martín y Cangallo, a tres cuadras de la Plaza de Mayo. A los catorce años se enroló como cadete en el Regimiento de Granaderos a Caballo y al año lo nombraron portaestandarte del tercer escuadrón, luego lo hicieron alférez y hacía parte del Ejército de los Andes de San Martín cuando la batalla de Maipú y en la batalla de Junín comandó los Húsares de Perú, un regimiento de caballería peruana y colombiana donde había pocos argentinos, ya San Martín se había ido, estaba a las órdenes de Bolívar y él comandó una carga de caballería que decidió la batalla. La batalla de Junín sería militarmente una escaramuza, sólo duró tres cuartos de hora y no se disparó un solo tiro, fue una batalla entre la caballería patriota y la caballería española y toda la batalla fue entre sable y lanza, y allí mi bisabuelo atravesó con su lanza a un español que había tomado prisionero al Coronel José Valentín de Olavaria, que era un amigo suyo, entonces él vio eso, fue al galope, y lo atravesó al godo, como se decía entonces, y le dio la libertad a su amigo, que era uno de los hombres más valientes del ejército de la independencia, pero, como Carlos XII, había una cosa a la que él le tenía mucho miedo, la oscuridad, no podía dormir en lo oscuro; Carlos XII de Suecia, para mí uno de los hombres más valientes que registra la historia, tenía miedo a la oscuridad también, Olavarría igualmente… Yo he dedicado demasiados poemas a mi bisabuelo, deben ser en verdad borradores… Sucre en las cartas que escribió a Bolívar hizo repetidos elogios de él… Era primo segundo de Rosas pero prefirió el destierro y la pobreza en Montevideo a vivir bajo su dictadura, le confiscaron los bienes y a uno de sus hermanos lo ejecutaron…
Y doña Leonor…
Bueno, puedo contarle una anécdota o dos. Voy a empezar por una, un poco truculenta. Mi madre había cumplido noventa y tantos años, la llamaron por teléfono, una noche, serían las tres de la mañana. Yo oí el teléfono vagamente, me dormí y le pregunté al día siguiente si habían llamado o si había soñado aquello. Y me dijo, no, era el teléfono. ¿Quién era? Y, bueno, me dice, un sonso. Este, ¿qué te dijo? Bueno, me dijo, dice, con una voz así muy grosera, “yo voy a matarte a vos y a tu hijo”. Mi madre dijo, “Por qué Señor.”, “Porque soy peronista”. Entonces mi madre le dijo: “Bueno, matar a mi hijo que está ciego es una gran hazaña, pero en cuánto a mí he cumplido 90 y tantos años y es mejor que se apure, porque a lo mejor me le muero antes” y le colgó el tubo. Sí, “me le muero antes”. Qué raro, mi madre salió con esa criollada, ¿eh?…
Voy a contarle otra anécdota, totalmente distinta. Yo estaba dictándole un cuento que a ella no le gustaba, porque era un cuento de cuchilleros, la historia de dos hermanos, uno tiene una querida y el menor se enamora de ella, el mayor piensa, y el menor también, que lo más importante es su amistad, que la mujer es una intrusa en su vida, todo esto ocurre entre gente muy primitiva, muy bárbara, entonces mata la mujer, para que la mujer no los divida, y, éste, llegamos a un momento en el cual el mayor tiene que decirle al menor que la ha matado.
Yo no sabía con que palabras decirlo, yo estaba dictándole esas líneas finales y decisivas a mi madre y mi madre estaba con la pluma en la mano y me dijo, espera, y se quedó así, abstraída, y luego me dijo: “ya sé lo que le dijo”, como si hubiera ocurrido aquello, éste, no me dijo “puede decirle tal cosa”, como si fuera de veras el cuento, “ya sé lo que le dijo”, bueno, le dije, entonces escribilo, entonces mi madre leyó, lo que ella había escrito era la frase perfecta “a trabajar hermano, esta mañana la maté”, pero él no le dice directamente que él la ha matado, sino que él ya lo hace cómplice, al otro, se entiende que tiene que enterrarla, él le dice esa orden, él es el mayor, entonces le dice “a trabajar hermano” y luego después, una especie de after for, “esta mañana la maté”, entonces los dos la entierran.
Ahora, esa frase, sin la cual, éste, el cuento no hubiera existido, esa frase me la dio mi madre, y esa frase ha sido muy elogiada, parece que es exactamente lo que debe decir, pero mi madre me dijo “ya sé lo que dijo” como si fuera cierto, y luego me pidió que no volviera a escribir más cuentos de cuchilleros…
Cuénteme sobre aquellos poemas revolucionarios que usted redactó cuando era ultraísta…
En primer término esos poemas eran muy flojos, en segundo término ser partidario del comunismo en 1917 era algo completamente distinto de ser comunista ahora, porque ahora quiénes son comunistas son partidarios digamos del imperio de Rusia, en cambio en aquel tiempo pensábamos en el maximalismo, como se le llamaba, como una posibilidad de fraternidad entre los hombres, de que no hubiera nacionalidades de que no hubiera guerras; lo veíamos así, no tiene absolutamente nada que ver con las Repúblicas Soviéticas actuales… Si yo me arrepiento de esos poemas es sobre todo por razones literarias, realmente eran malísimos…
¿Quienes le han influenciado….Borges?
Yo creo que todos los libros que he leído han influido en mi obra, que todos mis amigos han influido en mi obra, que sin duda mis antepasados, mis mayores han influido en mi obra, y hay grandes escritores que no han influido en mi obra, por ejemplo, éste, Joseph Conrad, la verdad es que yo lo he leído, pero yo no he sido digno de Conrad, y escritores que yo aprecio menos y que han influido en mi obra como Chesterton…
O Macedonio Fernández…
Yo heredé la amistad de Macedonio Fernández de mi padre. Hicieron juntos la carrera de abogacía, y recuerdo, de chico, cuando volvimos de Europa -esto fue el año 1920-, ahí estaba Macedonio Fernández esperándonos en la dársena. De modo que, bueno, ahí estaba la patria. Un hombre que vivía dedicado al pensamiento; dedicado a pensar esos problemas esenciales que se llaman -no sin ambición- la filosofía o la metafísica. Macedonio vivía pensando, de igual modo que Xul Solar vivía recreando y reformando el mundo. Macedonio me dijo que él escribía para ayudarse a pensar. Es decir, él no pensó nunca en publicar.
Es verdad que, en vida, salió un libro suyo, Papeles de recién venido, yo le "robé" un poco los papeles a Macedonio: Macedonio no quería publicar, no tenía ningún interés en publicar, y no pensó en lectores tampoco. Él escribía para ayudarse a pensar, y le daba tan poca importancia a sus manuscritos, que se mudaba de una pensión a otra -por razones, bueno, fácilmente adivinables, ¿no?, y eran siempre pensiones, o del barrio de los Tribunales o del barrio del Once, donde había nacido, y abandonaba allí sus escritos. Entonces, nosotros lo recriminábamos por eso, porque él se escapaba de una pensión y dejaba un alto de manuscritos, y eso se perdía. Nosotros le decíamos: "Pero Macedonio, ¿por qué hacés eso?"; entonces él, con sincero asombro, nos decía: "¿Pero ustedes creen que yo puedo pensar algo nuevo? Ustedes tienen que saber que siempre estoy pensando las mismas cosas, yo no pierdo nada. Volveré a pensar en tal pensión del Once lo que pensé en otra antes, ¿no? Pensaré en la calle Jujuy lo que pensaba en la calle Misiones".
Y ¿Schopenhauer y el budismo?
Si, he dedicado muchos años al estudio de la filosofía china, especialmente al taoísmo, que me han interesado mucho y también he estudiado el budismo. He estado también muy interesado por el sufismo. De modo que todo eso ha influido en mí, pero no sé hasta dónde. He estudiado esas religiones, o esas filosofías orientales como posibilidades para el pensamiento o para la conducta, o las he estudiado desde el punto de vista imaginativo para la literatura. Pero yo creo que eso ocurre con toda la filosofía. Creo que fuera de Schopenhauer, o de Berkeley, yo no he tenido nunca la sensación de estar leyendo una descripción verdadera o siquiera verosímil del mundo. He visto más bien en la metafísica una rama de la literatura fantástica. Por ejemplo, yo no estoy seguro de ser cristiano; pero he leído muchos libros de teología –El libre albedrío, Los castigos y Los goces eternos- por los problemas teológicos. Todo eso me ha interesado, pero como una posibilidad para la imaginación.
Usted ha vivido la mayor parte de su vida en Buenos Aires, ¿por qué?
Yo no podría vivir fuera de Buenos Aires, estoy acostumbrado a ella como estoy acostumbrado de mi voz, a mi cuerpo, a ser Borges, a esa serie de costumbres que se llaman Borges. No es que la admire especialmente, es algo más profundo. Mi vida está en Buenos Aires; además voy a cumplir ochenta y dos años, sería absurdo que quisiera rehacer mi vida en otra parte. No tengo motivo para hacerlo. Mi madre murió en Buenos Aires, mi hermana y mis sobrinos viven allí, mis amigos todos están en Buenos Aires. Yo he escrito mucho sobre mi ciudad.
Cuatro o cinco versiones ha hecho de Fervor de Buenos Aires en la última Buenos Aires es ya cualquier ciudad…
Usted me acusa de estar destruyendo a Buenos Aires… cuando yo escribí ese libro yo había leído demasiado de los clásicos españoles, abunda en arcaísmos, había frases, por ejemplo, yo recuerdo habré escrito "minucia guarismal", eso es evidentemente horrible, ahora puse "pormenor numérico", se nota menos feo; yo tengo derecho a modificar lo que he escrito y además las versiones antiguas están a la venta, yo no oculto nada, simplemente he ido corrigiendo aquellos antiguos borradores, además todo lo que yo escribo es un borrador, todo puede ser infinitamente corregible, yo no escribo páginas definitivas, a mí me pareció tan raro cuando Enrique Larreta publicó un libro La gloria de don Ramiro, y puso, edición definitiva, pero como podía saber él que al día siguiente tenía que encontrar que era mejor poner punto donde él había puesto punto y coma, por ejemplo, cómo podía defenderse de eso, como resignarse a todos los adjetivos, a todos los signos de puntuación de ese libro, cómo no pensar que sería mejor, por ejemplo, donde puso encarnado poner rojo, cómo podía uno decir, edición definitiva, las ediciones definitivas se hacen cuando uno ha muerto, entonces ya son desgraciadamente definitivas, mientras tanto todo es corregible, mejorable…
No gusta del tango…
Todo mundo está de acuerdo con que el tango nació en los lupanares. Incluso se puede determinar la fecha, hacia 1880. Los instrumentos prueban que no fue una música popular. El piano, la flauta y el violín corresponden a un nivel económico alto, precisamente el de los prostíbulos de Buenos Aires. Estaban en lo que ahora es el barrio judío y lo llamaban el barrio Tenebroso. Era el centro de la mala vida. El pueblo no lo aceptó porque sabía que tenía esa raíz infame. El era como dijo Lugones “un reptil de lupanar”. Cuando yo era chico vivía en los arrabales, en Palermo, y vi muchas veces cómo llegaba el organillero y se bailaba tango. Se bailaba entre hombres porque las mujeres no conocían esa raíz infame. Las mujeres de esos hombres, chulos, no habrían querido nunca bailar eso. El tango era una infamia y no bailar era una manera de demostrar que eran pobres pero decentes.
Usted me dijo que escribió Tlon, Uqbar, Orbis Tertius como jugando…
Cuando yo lo escribí lo hice como juego, yo me acuerdo que me reía cuando lo escribía, yo me sentía muy feliz… Sabe, cuando todavía podía ver, me encantaba escribir, cada momento, cada frase. Las palabras eran como juguetes mágicos con los que yo jugaba y movía de toda clase de formas. Desde que perdí la vista a los cincuenta años, no he podido regocijarme con la escritura con esta naturalidad. He tenido que dictarlo todo, volverme un dictador más que un jugador de palabras. Es difícil divertirse con juguetes cuando uno está ciego. Me divertí mucho escribiendo eso. Nunca dejé de reírme, de principio a fin. Todo era una enorme broma metafísica. La idea del eterno regreso es, claro está, una vieja idea de los estoicos. San Agustín condenó esta idea en Civitas Dei, cuando compara la creencia pagana en un orden cíclico del tiempo, la Ciudad de Babilonia, con el concepto lineal, profético y mesiánico del tiempo que se encuentra en la Ciudad de Dios, Jerusalén. Este último concepto ha prevalecido en nuestra cultura occidental desde San Agustín. Sin embargo, creo que puede haber algo de verdad en la vieja idea de que, detrás del aparente desorden del universo y de las palabras que usamos para hablar de nuestro universo, podría surgir un orden oculto... un orden de repetición o coincidencia.
Entonces no habría progreso…
Soy tan anticuado, Alvarado, que creo en el progreso. Al hablar de optimismo y de pesimismo, creo que no es inútil recordar que estas dos palabras fueron inventadas humorísticamente. Leibniz creía que vivimos en el mejor de los mundos. Entonces, Voltaire, que se rió de él con el personaje de Pangloss de Candide, inventó la palabra optimismo. Y, evidentemente, una vez aparecida la palabra optimismo, la palabra pesimismo era inevitable. Yo creo en un sentido general del progreso, pero pienso más bien en la línea espiral de Goethe, es decir, que no considero al martes, por fuerza, superior al lunes anterior o al miércoles que le seguirá. Creo que después de varias centenas y millares de lunes o de martes las cosas serán evidentemente, mejores.
Ahora se cree que el progreso es la sociedad de consumo…
Yo leí hace muchos años en un libro de Thorstein B. Veblen [The Theory of the Leisure Class ] sobre la clase que él llama ociosa, donde dice que uno de los rasgos de la sociedad actual es que las personas deben gastar de un modo ostentoso y se imponen una serie de deberes: hay que vivir en tal barrio o hay que veranear en tal playa. Según Veblen, un sastre en Londres, o en París, cobra una suma exagerada porque lo que se busca en ese sastre es justamente que sea muy caro lo que vende. O, tambien, un pintor pinta un cuadro, que puede ser desdeñable, pero como es un pintor famoso lo vende por una suma altísima. El objeto de ese cuadro es que el comprador pueda decir “aquí tengo un Picasso”. Yo creo que eso debe ser combatido. Yo no tengo ninguna de esas supersticiones.
Qué decir de la idea de originalidad…
Yo creo que la originalidad es imposible. Uno puede variar muy ligeramente el pasado, cada escritor puede tener una nueva entonación, un nuevo matiz, pero nada más. Quizá cada generación esté escribiendo el mismo poema, volviendo a contar el mismo cuento, pero con una pequeña y preciosa diferencia: de entonación de voz y basta con eso.
Dicen que los ciegos vislumbran el futuro, cómo sería ese futuro, Borges…
El futuro depende de nosotros. Hay una sola cosa que sabemos, y es que va a ser distinto al presente, y además a qué hablar del futuro, porque habrá muchos futuros, que no se parecerán entre sí, como el siglo XIX no se parece al XVIII, ni el XVIII al XVII, posiblemente ahora vivamos en una época en que la máquina es muy importante, todo eso puede olvidarse, ahora estamos muy interesados en astronomía, en explorar el espacio astronómico, todo eso puede olvidarse, puede venir una época de pasión religiosa, sin duda ocurrirán muchas cosas, lo mejor es no anticiparnos a ellas, no podemos preverlas, pero podemos soñar con ellas…
A fin de cuentas usted qué es Borges, ¿es anarquista o es conservador o qué?
Anarquista, pues yo creo que lo mejor sería un país que no precisara de un gobierno. Quizás con el tiempo lleguemos a eso, por el momento, no. Por el momento, el gobierno es un mal necesario, pero lamentablemente en todas partes el Estado cada vez se torna más molesto. Cuando fuimos a Europa en el año 1914, viajamos sin pasaporte y uno pasaba de un país a otro como de una estación a otra. Claro, después de la Primera Guerra Mundial comenzó a desconfiarse... ¡Pero, ahora! ¡Usted no puede salir a la calle sin la cédula o el pasaporte porque el Estado se mete en todo y hasta lo lleva detenido! ¡Es una barbaridad! Yo fui comunista, socialista, conservador y ahora soy anarquista. Es decir, yo en el año dieciocho creí en la revolución rusa. Ahora veo que ese es un modo de llegar al imperialismo. Ahora yo querría que hubiera un sólo Estado, que desaparecieran las diversas naciones, pero sé que no estamos maduros para eso. Hay, en este país, algunas circunstancias favorables que se han dado aquí y no en otras repúblicas del continente. Desearía preguntarme por qué no han sido aprovechadas. Tenemos una fuerte clase media, también es ventajosa la inmigración de muchos países.
Usted ha dicho muchas veces que la democracia no existe…
Yo descreí de la democracia durante mucho tiempo pero el pueblo argentino se ha encargado de demostrarme que estaba equivocado. En 1976, cuando los militares dieron el golpe de Estado, yo pensé: al fin vamos a tener un Gobierno de caballeros. Pero ellos mismos me hicieron cambiar de opinión aunque tardé en tener noticias de los desaparecidos, los crímenes y las atrocidades que cometieron. Un día vinieron a mi casa las madres de Plaza de Mayo a contarme lo que pasaba. Hace poco estuve en el juicio y conocí al fiscal, allí recordé la frase de Almafuerte: "sólo pide justicia, pero será mejor que no pidas nada". Todo esto es muy triste y habría que tratar de olvidarlo. El olvido también es una forma de venganza. Fue un periodo diabólico y hay que tratar de que pertenezca al pasado. Sin embargo, por todo lo que ocurre ahora pienso que hay mucha gente que siente nostalgia por ese pasado. Claro que a mi me resulta fácil decir que debemos olvidar, probablemente si tuviera hijos y hubieran sido secuestrados no pensaría así…
Y que más que político es un hombre ético...
Soy un hombre que se sabe incapaz de ofrecer sus soluciones, pero creo poder aceptar las de otros. No entiendo de política, mi vida personal no ha sido otra cosa que una serie de errores. Pero estoy condenado a ello. He tratado de ser un hombre ético, aunque quizá sea imposible serlo en esta sociedad en la que nos ha tocado vivir, ya que todos somos cómplices o víctimas, o ambas cosas. Sin embargo, creo en la ética. La ética puede salvarnos personalmente y colectivamente también. Yo, como usted, seguramente, estoy en un estado de resignada desesperación. No veo solución a los problemas que nos aquejan. Y no me refiero sólo a nuestro país, porque lo que aquí sucede es, sin duda, menos importante que lo que ocurre en el mundo entero. Creo que Spengler tenía razón cuando habló de la declinación de Occidente. Esa declinación es general.
Todo el mundo dice que usted es muy enamoradizo…
Estar enamorado es sentir que existe algo único, precioso y sobre todo indispensable en alguien. Yo no estoy tan seguro. Yo diría que el amor no puede prescindir de la amistad. Si el amor prescinde de la amistad es una forma de locura. Una especie de frenesí, un error en suma. Que en la amistad haya algún elemento del amor puede ser; pero son dos cosas diferentes. El amor exige pruebas sobrenaturales, uno querría que la persona que está enamorada o enamorado de uno le diera pruebas milagrosas de ese amor. En cambio la amistad no necesita de pruebas. La felicidad es una cosa serena y no sé hasta dónde conviene la exaltación. Hay que dejarla llegar y ser hospitalario con ella. Uno va caminando por una calle, por ejemplo, y de pronto se siente feliz. Esto puede deberse a dos cosas: un estado fisiológico o una felicidad anterior a la que responden temperatura, luz y calle. Me observo y me veo como a un hombre que cree estar enamorado de una mujer y luego comprueba que ya no lo está. Eso no ha sido una decisión mía. Ha sido algo que me fue revelado. He comprobado eso en mí.
En verdad hubo demasiadas mujeres en mi vida. No recuerdo, fuera de los primeros años de mi vida, una época en que no estuviera enamorado y siempre de una mujer única e irremplazable, salvo que esta mujer única, como es natural, no era la misma. Esos amores han sido dedicados a mujeres sucesivas. Cada vez creía que era la única. Es natural, siempre pasa así.
Ahora me siento lleno de amistad, lleno de amor y espero seguir así hasta el momento de mi muerte.
Ahora recuerdo este soneto suyo que dice:
He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron
para el juego arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplica a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.
Yo escribí ese mal soneto a los pocos días de la muerte de mi madre que murió a los 99. Creo que debí haber sido más bueno con ella… Pensé que la había hecho sufrir con mis dolencias y ahora se que es nuestro deber ser felices no por nosotros sino por las personas que nos quieren...
Buenas lenguas me han dicho que usted conoció ciertas drogas…
Si, pero fracasé con la cocaína y con la marihuana. Hice varios experimentos sinceros, cinco o seis. Y con la cocaína, sí, me sentía gárrulo, pero muy nervioso. Con la marihuana, en cambio, no sentí absolutamente nada. Ahora, yo estuve a punto de ser borracho. Todos las sábados salíamos Francisco Luis Bernardez y yo a recorrer los arrabales de Buenos Aires, entonces, como no había mucho que ver, entrábamos a los almacenes, pedíamos así, para ser criollos, una caña brasileña, un guindado oriental o lo que fuera. Eso duró algún tiempo. Hasta que un día estaba en una reunión y alguien, quizás un ángel, dijo: “Lástima que Borges sea borracho”. No sé quien dijo eso, pues yo no me di la vuelta, pero dejé el alcohol en ese instante. Desde entonces sólo he probado el vino. Sólo un poquito de champagne en alguna fiesta de fin de año…
Otras dicen que su obra ha sido concebida mientras camina por Buenos Aires…
Si, debo a las calles, a las peluquerías, a los cafés, a los andenes de Constitución y de Retiro, mis mejores ideas…
Y sus detractores que usted no gusta de la supuesta tradición latinoamericana.
La tradición latinoamericana es lo universal, precisamente la ventaja que le llevamos a Europa, es que un europeo no es un europeo, es un inglés, es un noruego, es un francés; en cambio nosotros podemos aceptar todas las culturas, precisamente por el hecho de que nuestra tradición es pobre, así que estamos obligados a ser hospitalarios, yo creo que esa es la tradición latinoamericana, es que tenemos el gran ejemplo de Rubén Darío, Rubén Darío, renovó el idioma castellano, cómo lo hizo?, lo hizo leyendo a Hugo, leyendo a Verlaine, leyendo a Poe, y luego trayéndonos esa música nadie considera que es un malhechor, ha sido un bienhechor.
Otros desdeñan a Rubén…
Todos, más allá de nuestras opiniones, todos somos hijos de Rubén Darío, todo procede del modernismo, al decir modernismo pienso evidentemente en su jefe, aunque desde luego hay están los otros, desde luego hay están Valencia, Lugones, Jaimes Freyre, Amado Nervo, etc., podría mencionar muchos nombres… yo recuerdo haber conversado cuatro o cinco veces en mi vida con Leopoldo Lugones y él desviaba la conversación para hablar de "mi amigo y maestro Rubén Darío", a él le gustaba reconocerse discípulo de Darío, y de algún modo, aunque lo que yo escriba no se parezca a Darío, Darío era dueño de una música que yo no puedo alcanzar, que no trato de alcanzar tampoco, sin embargo, sin duda, yo no escribiría lo que he escrito sin Darío, porque cuando por un idioma pasa alguien como Rubén Darío ya todo cambia…
¿Hay Borges, diferencia entre lo que llamamos poesía y lo que llamamos prosa?
Yo creo que la diferencia esencial está en el lector, no en el texto.
El lector, ante una página en prosa espera noticias, información, razonamientos; en cambio, el que lee una página en verso sabe que tiene que emocionarse. En el texto no hay ninguna diferencia, pero en el lector sí, porque la actitud del lector es distinta.
Ahora, ambas, la prosa y el verso, son medio idóneos para expresarse. Stevenson pensaba que la prosa viene a ser la forma más compleja del verso. No olvide que para Mallarme, desde el momento que cuidamos lo que escribimos, versificamos. Yo creo con Stevenson que la prosa es más compleja del verso, pero hay literaturas que no han alcanzado nunca la prosa.
¿Por qué escribe Borges, cómo escribe?
Escribo porque siento que cumplo una función que es necesaria para mi, si no escribo siento desventura y remordimiento. Escribo con suma dificultad. Creo que conviene que el escritor intervenga lo menos posible en la obra, que no debe buscar experiencias, las experiencias deben buscarlo. Cuando yo escribo un poema es porque el poema insiste en que yo lo escriba pero yo no me propongo el tema.
Usted ha estado siempre en desacuerdo con la literatura llamada de compromiso…
Sí, pero quizás esa idea puede llevar a una buena literatura. Hay ejemplos a los cuales yo recurro siempre. Yo descreía de la democracia, pero quizá, sin duda la democracia le sirvió a Whitman para ejecutar su obra; yo descreo de la fe católica, pero sin la fe católica no tendríamos la Divina Comedia; yo descreo del comunismo, pero el comunismo fue útil para los fines de Pablo Neruda… quiero decir que cualquier idea puede ser un buen estímulo, aunque sea una idea equivocada por ejemplo, yo enemigo del nazismo, pero nada me cuesta imaginar un buen poeta nazi por qué no?, claro, todo puede ser un buen estímulo para el poeta, todo puede ser un estímulo, esta taza de café puede ser un estímulo, una doctrina puede ser un estímulo, todo…
¿Ha leído a Neruda?
Con Neruda hable una sola vez hace muchísimos años. Los dos éramos jóvenes y llegamos a la conclusión de que en español la poesía no era posible, de que convenía escribir en inglés, ya que el español era un idioma muy torpe. Posiblemente cada uno haya querido asombrar un poco al otro y por eso exageramos nuestras opiniones. Realmente conozco poco la obra de Neruda, pero creo que es un buen discípulo de Whitman o tal vez de Sandburg.
Y Lorca
García Lorca me parece un poeta menor, le ha favorecido su muerte trágica. Desde luego, los versos de Lorca me gustan, pero no me parecen muy importantes. Es una poesía visual, decorativa, hecha un poco en broma; es como un juego barroco. Yo no creo que uno pueda ponerlo al lado de Manuel Machado, o de Antonio Machado por ejemplo, o de Juan Ramón Jiménez…, en todo caso no me he sentido muy conmovido leyéndolo, de emociones, uno mide los poetas por la emoción que produce, en el caso de Lorca he sentido agrado, pero nada más, he sentido agrado y a veces sorpresa ante las metáforas, pero nunca me he sentido conmovido…
Usted se negó a que su editor francés publicara "Obras Completas".
Yo no sabía eso… Usted está más informado que yo, no, pero realmente, yo me negué a que se incluyeran algunos libros, porque no me gustan, yo quisiera estar representado por lo mejor de lo que yo he escrito…
Borges, quién escribe ahora sus textos…
Cualquier persona que viene a casa se aboca en peligro de que yo le dicte una página, si viene a Buenos Aires, todas las tardes me encuentra en la calle Maipú 994, en el sexto piso, salvo que está descompuesto el ascensor.
Qué está escribiendo ahora…
Estoy escribiendo un libro sobre el historiador islandés Snorri Sturluson en colaboración con María Kodama, y ahora va aparecer en diciembre en Santiago de Chile, una breve antología anglosajona que he compilado con ella, y además de eso estoy escribiendo un cuento del cual solo revelaré el título, va a ser mi mejor cuento, como son todos mis cuentos antes de escribirse, ¿no?, un título lindísimo, La memoria de Shakespeare, es un cuento fantástico, las dos cosas parecen infinitas; si yo digo, la memoria de Milton, no, y aún la memoria de Dante u Homero, pero Shakespeare tiene algo, no sé bueno, este va a ser un lindo cuento, el protagonista es un profesor alemán ya que los alemanes son muy devotos de Shakespeare, más que los ingleses, desde luego…
Ayer me dijo que no tenía miedo de morir…
Si, yo no le temo a la muerte, si usted me dijera que yo voy a morir esta noche, bueno, yo propondría un brindis y me sentiría muy feliz, yo he vivido demasiado, quizás, setenta y nueve años no es poco…
Una última pregunta Borges. A sus ochenta y tantos años, ¿vive usted de las regalías de sus libros?
No, vivo de dos pensiones. Yo era director de la Biblioteca Nacional, cuando volvió Perón renuncié porque no podía servirle, también he sido profesor de literatura inglesa durante veinte años en la Facultad de Filosofía y Letras de Buenos Aires. Los libros dan muy pocos ingresos porque los libreros cobran el 30%, los tipógrafos el 25, al dueño de la imprenta menos que a los obreros, al editor que corre con todos los gastos de imprenta, difusión, propaganda, el 20 y al autor el 10%. Quizás los músicos puedan vivir de su arte, quizás los pintores, porque hay cuadros muy caros, un escritor no. Casi todos se dedican a otras actividades como el periodismo o la cátedra.
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Índice de Materia: Poetas
HAROLD ALVARADO TENORIO

ESPEJO DE MÁSCARAS
Ediciones Universidad Nacional de Colombia
Bogotá, 1987, 129 pgs.
“Alvarado Tenorio centra su temática en el deseo, en la sensualidad y la atracción de los cuerpos; se trata de un deseo gozoso sin consideraciones seudo metafísicas: la euforia de la carne y la nostalgia del goce. Es la suya una palabra que se regodea en nombrar, enumerar circunstancias, fechas, cuerpos, texturas. Alvarado Tenorio o la sensualidad de la palabra.”
María Mercedes Carranza, Manual de literatura colombiana, Bogotá, 1988
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KAVAFIS
Introducción, selección y traducción de poemas de Harold Alvarado Tenorio, con la colaboración de Rena Frantzis,.
Ediciones Universidad de Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, 1984, 80 pgs.
"Sus versiones creemos que son las mejores que hasta ahora se han hecho en castellano del poeta griego…”
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LA POESÍA DE T.S. ELIOT
Introducción, selección y traducciónes de Harold Alvarado Tenorio
Ediciones Centro Colombo Americano, Bogotá, 1988, l85 pgs.
"El ensayo introductorio a La poesía de T.S. Eliot, de Alvarado Tenorio, es un compendio de referencias culturales e históricas sobre la existencia y la tarea del poeta, y un intento de elucidación de sus valores. Alvarado Tenorio prepara el juicio y la sensibilidad de sus lectores para el desafío revelador de los poemas que traduce".
Gonzalo Mallarino, El Espectador, Bogotá, Octubre 24, 1988.
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LIBRO DEL EXTRAÑADO
Marymount Manhattan College, New York, 1985, 20 pgs.
"Leí y releí con el mayor placer el Libro del extrañado. Me siento muy cerca de esa poesía tuya tan brillantemente centrada en rastrear los territorios de la experiencia. Creo que has acertado con el tono de discursiva reflexión y con la rítmica elegancia del material expresivo. Me alegra poder decírtelo de veras”.
José Manuel Caballero Bonald, Madrid 3 de Mayo de 1986
PENSAMIENTOS DE UN HOMBRE LLEGADO EL INVIERNO
Ediciones Piraña, Cali, 1972, 68 pgs.
"La poesía de Alvarado Tenorio se da en una dimensión que tiene que ver, de manera visceral, con nuestro comportamiento cotidiano. Su poesía ayuda a encontrar eso que continuamente está escapando y que halla en la palabra una reafirmación permanente y una nueva presencia. Hablo de lo que Sartre llama "sentido en la vida". Una poesía que nos preparará para saborear con más placer el pan, para degustar con mayor intensidad el vino, para amar con más pasión el cuerpo que se quiere. Es, en suma, una poesía que nos prepara para vivir en libertad".
Hernán Toro, El Mundo, Medellín, Agosto 20, 1983
POEMAS CHINOS DE AMOR
Poemas chinos de amor, Traducción, selección y prólogo y notas de Harold Alvarado Tenorio, Editorial China hoy, Beijing, 1992, 160 pgs.
"Ahora Alvarado Tenorio ofrece sus inventos en español de más de cien poemas chinos de amor... Si el traductor es un buen poeta, su versión es un poeta nuevo y a veces muy hermoso. Creo intuir que Alvarado Tenorio logra esa transposición y recrea poemas nuevos que en español saben a chino. ¿Se puede, acaso, pedir algo más?".
Jorge Bustamante García, Suplemento Los Libros, San José, Marzo 25, 1993
SUMMA DEL CUERPO
Prólogo de William Ospina, Ediciones Deriva Cali, 2002, 160 pgs.
“Li o seu Summa del cuerpo, con o qual encontro total identificação nessa litania sobre o tempo e sobre o amor que desliza em nossas carnes e lembranças. Poemas curtos, sentidos, livro orgânico como un poema único.”
Affonso Romano de Sant´anna, Rio de Janeiro, 24 de Junio de 2002,
"Alvarado Tenorio ha dejado en nuestra literatura la huella de una fuerte personalidad, de una exquisita sensibilidad e inteligencia, y el desafío de una valentía y honestidad que subvirtió la media tinta y la pacatería de mucha poesía colombiana."
Miguel Iriarte, Vía Cuarenta, Barranquilla, Agosto 2002
THE OUTRAGE OF THE YEARS
Traducción de Rowena Hill
Arquitrave Ediciones, Bogotá, 2005, 90 pgs.
“Exuberant and delicate, sensuous and intellectual, the poetry of Harold Alvarado Tenorio is strikingly original within Latin American poetry today. I am delighted to celebrate Rowena Hill's translations, which recast in English a poetic voice that is suggestive sometimes of Cavafy and Borges and yet is also all its own.”
Daniel Balderston
ULTRAJES
Prólogo de Dasso Saldívar
XIII Festival Internacional de Poesía de Bogotá
Imprenta Patriótica del Instituto Caro y Cuervo
Bogotá, 2005, 52 pgs.
“ Oscilando entre Borges y Kavafis -menos incompatibles de lo que creería un lector no avisado- sus ardientes y sabios poemas (que también recorren muchas geografías) son ejemplo de la mejor poesía del siglo XX. Inquieto, inquietante y heterodoxo, desde el sexo a la política”.
Luis Antonio de Villena, La estafeta del viento, Madrid, 2003.
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ULTRAJES
Prólogo de Consuelo Triviño
Arquitrave Ediciones, Bogotá, 2007, 102 pgs.“La poesía de Alvarado Tenorio celebra el deseo, la fugacidad del instante, la efímera belleza del cuerpo, la precaria juventud y el desencanto ante las cosas del mundo: el poder, la riqueza, el prestigio, la ambición, la avaricia, la mezquindad, etc.”
LUIS ANTONIO VILLENA.
Luís Antonio de Villena
Escrito por: harold-alvarado-tenorio el 08 Mar 2009 - URL Permanente
Creo haber conocido a Luís Antonio de Villena (Madrid, 1951) una madrugada de los primeros años setentas, en un desaparecido local de Adolfo Marsillach, en Chueca, cerca del Paseo de Recoletos, junto a dos monstruos de la literatura española de entonces: Umbral y Gil de Biedma.
Villena era una de las estrellas del nuevo firmamento literario y gozaba de una fama de raro, extravagante y libertino digna de aquella media docena de líricos decadentes de los que habló Darío. Llevaba ya sobre si mismo, cada noche, un personaje que es hoy parte del tinglado literario madrileño: una suerte de dandy o miembro de pasarela que al abrir la boca o poner la letra resulta siempre un agitador de la mejor estirpe, a pesar de sus peinados, sus gafas de noche, sus camisetas, sus foulards o sus sortijas. Un espíritu inconforme, producto de un carácter cultivado con esmero en las honduras de una vida noble, orgullosa y culta, que supo, desde su juventud, que la vida verdadera está en los márgenes de toda sociedad humana, entre alucinados, juerguistas, putos, sabios y ángeles del mundo de las orillas. Una gracia y un talento que unos han caricaturizado hasta la frivolidad y otros, entre los que me cuento, valoramos como un espíritu verdadero en una larga época tiranizada por los ires y venires del dinero fácil y la vulgaridad hechas doctrinas.
Villena ha publicado, desde entonces, numerosos libros de poesía, ensayo, crónica, novela y periodismo, haciendo una carrera literaria deslumbrante y no menos descomunal en el mundo de hoy. Pero es quizás en su poesía donde mejor quedará representado tanto en sí mismo como en su persona, aquel otro Villena que todavía gusta del antifaz, la noctívaga errabundia, las risas estridentes y los desatinos.
Contrariando tradiciones recientes, instauradas por algunos poetas peninsulares a partir quizás de los llamados novísimos, Villena ha escrito sobre lo divino y lo humano también en poesía. No ha sido poeta de temáticas exclusivas o sus libros han pretendido las falsas unidades de los cameladores. Villena ha escrito siempre desde la pulsión del cuerpo, cuando el deseo le ha ordenado hacerlo. Por ello sus libros resultan siempre refrescantes. No agota al lector con monsergas o asuntos, sino que como el transcurrir de la noche o de los días, surge en ellos la poesía. Pero en todos los fondos de sus textos percibimos la dolorosa búsqueda del amor, que no llamaremos aquí ni verdadero ni falso, sino amor a secas. Un amor que no existe y por eso anhelamos y que a veces vislumbramos, precisamente, en los brazos de quienes nunca lo dan, o pueden ofrecerlo: amores por horas, nunca en la esperanza de la eternidad deseada.
Y entonces, lo que nos deja la lectura de su obra es una intolerable y lúcida melancolía de que la vida no existe entre nosotros; que quizás sea en la muerte donde la vida pueda darse. La vida, que de niños nos dijeron existía, que en la juventud creímos posible, pero en la vejez es una llaga honda y maloliente.
Como en Kavafis, Villena oculta a menudo su propia historia en una pretenciosa y pretendida cultiparla, bien sentada en los laureles de las mitologías antiguas, romanas, griegas, árabes, renacentistas y desde hace unos años, decimonónicas. Fue el arribo a los linderos de la vejez que es la dura ausencia de la juventud lo que le llevó a dejar de ser un raro y convertirse en un subversivo, con el desdén como arma. Hijo de Mayo del 68 más que de la transición a la democracia española, Villena es el más subversivo de los poetas vivos de hoy, así nadie le oiga decir una sola palabra que lo delate. Su poesía como su prosa destila persistente el veneno de no estar de acuerdo con lo establecido y por ahí va la cosa. Porque sabe que es un perdedor, que en vida no hay posible triunfo, y que la mayor desgracia no es haber nacido sino envejecer y que la felicidad no existe.
He aquí un fragmento de uno de sus poemas:
A vosotros, diarios agonistas, conocedores profundos de la irrealidad del mundo, de la radical injusticia de lo vivo, intuidores perfectos de un más allá oscuro, a quienes sólo se concede, como a reyes caídos, el desprecio.
A vosotros, ansiosos de lo imposible, sedientos de ideal, manos tendidas a cuanto es más bello y adorable, que de la forma carnal eleváis un dios absoluto y joven, metafísicos de lo real, adoradores, ángeles, ascetas, obligados al llanto en soledad, al cercano silencio, o a la muerte liberadora, atroz, violenta a menudo.
A vosotros, sórdidos en la noche del mundo y siempre aguardando…
Escrito por: harold-alvarado-tenorio el 08 Mar 2009 - URL Permanente
Creo haber conocido a Luís Antonio de Villena (Madrid, 1951) una madrugada de los primeros años setentas, en un desaparecido local de Adolfo Marsillach, en Chueca, cerca del Paseo de Recoletos, junto a dos monstruos de la literatura española de entonces: Umbral y Gil de Biedma.
Villena era una de las estrellas del nuevo firmamento literario y gozaba de una fama de raro, extravagante y libertino digna de aquella media docena de líricos decadentes de los que habló Darío. Llevaba ya sobre si mismo, cada noche, un personaje que es hoy parte del tinglado literario madrileño: una suerte de dandy o miembro de pasarela que al abrir la boca o poner la letra resulta siempre un agitador de la mejor estirpe, a pesar de sus peinados, sus gafas de noche, sus camisetas, sus foulards o sus sortijas. Un espíritu inconforme, producto de un carácter cultivado con esmero en las honduras de una vida noble, orgullosa y culta, que supo, desde su juventud, que la vida verdadera está en los márgenes de toda sociedad humana, entre alucinados, juerguistas, putos, sabios y ángeles del mundo de las orillas. Una gracia y un talento que unos han caricaturizado hasta la frivolidad y otros, entre los que me cuento, valoramos como un espíritu verdadero en una larga época tiranizada por los ires y venires del dinero fácil y la vulgaridad hechas doctrinas.
Villena ha publicado, desde entonces, numerosos libros de poesía, ensayo, crónica, novela y periodismo, haciendo una carrera literaria deslumbrante y no menos descomunal en el mundo de hoy. Pero es quizás en su poesía donde mejor quedará representado tanto en sí mismo como en su persona, aquel otro Villena que todavía gusta del antifaz, la noctívaga errabundia, las risas estridentes y los desatinos.
Contrariando tradiciones recientes, instauradas por algunos poetas peninsulares a partir quizás de los llamados novísimos, Villena ha escrito sobre lo divino y lo humano también en poesía. No ha sido poeta de temáticas exclusivas o sus libros han pretendido las falsas unidades de los cameladores. Villena ha escrito siempre desde la pulsión del cuerpo, cuando el deseo le ha ordenado hacerlo. Por ello sus libros resultan siempre refrescantes. No agota al lector con monsergas o asuntos, sino que como el transcurrir de la noche o de los días, surge en ellos la poesía. Pero en todos los fondos de sus textos percibimos la dolorosa búsqueda del amor, que no llamaremos aquí ni verdadero ni falso, sino amor a secas. Un amor que no existe y por eso anhelamos y que a veces vislumbramos, precisamente, en los brazos de quienes nunca lo dan, o pueden ofrecerlo: amores por horas, nunca en la esperanza de la eternidad deseada.
Y entonces, lo que nos deja la lectura de su obra es una intolerable y lúcida melancolía de que la vida no existe entre nosotros; que quizás sea en la muerte donde la vida pueda darse. La vida, que de niños nos dijeron existía, que en la juventud creímos posible, pero en la vejez es una llaga honda y maloliente.
Como en Kavafis, Villena oculta a menudo su propia historia en una pretenciosa y pretendida cultiparla, bien sentada en los laureles de las mitologías antiguas, romanas, griegas, árabes, renacentistas y desde hace unos años, decimonónicas. Fue el arribo a los linderos de la vejez que es la dura ausencia de la juventud lo que le llevó a dejar de ser un raro y convertirse en un subversivo, con el desdén como arma. Hijo de Mayo del 68 más que de la transición a la democracia española, Villena es el más subversivo de los poetas vivos de hoy, así nadie le oiga decir una sola palabra que lo delate. Su poesía como su prosa destila persistente el veneno de no estar de acuerdo con lo establecido y por ahí va la cosa. Porque sabe que es un perdedor, que en vida no hay posible triunfo, y que la mayor desgracia no es haber nacido sino envejecer y que la felicidad no existe.
He aquí un fragmento de uno de sus poemas:
A vosotros, diarios agonistas, conocedores profundos de la irrealidad del mundo, de la radical injusticia de lo vivo, intuidores perfectos de un más allá oscuro, a quienes sólo se concede, como a reyes caídos, el desprecio.
A vosotros, ansiosos de lo imposible, sedientos de ideal, manos tendidas a cuanto es más bello y adorable, que de la forma carnal eleváis un dios absoluto y joven, metafísicos de lo real, adoradores, ángeles, ascetas, obligados al llanto en soledad, al cercano silencio, o a la muerte liberadora, atroz, violenta a menudo.
A vosotros, sórdidos en la noche del mundo y siempre aguardando…
sábado, 7 de marzo de 2009
La crisis amenaza la revolución de la mujer
El empleo femenino está aguantando por ahora más que el masculino - Pero la sombra de la recesión pone en peligro el salto histórico que han dado las españolas en la última década
CARMEN SÁNCHEZ-SILVA 08/03/2009
Cuidado. La crisis económica empieza a poner en cuestión si los derechos adquiridos por la mujer en el mercado laboral y los hitos conseguidos en los últimos años pueden mantenerse. Es una duda que, con el imparable deterioro de la economía, resulta difícil de responder tajantemente, ni siquiera en el día de la mujer trabajadora, que se celebra hoy.
¿Para qué sirve la igualdad?
La noticia en otros webs
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en otros idiomas
El aumento de la temporalidad en la contratación recae sobre las féminas
Si el sector servicios destruye mucho empleo, el paro se cebará con la mujer
No importa cuál sea el puesto, la brecha salarial afecta más a las trabajadoras
Ellas son el 57% de los universitarios y, por ahora, las que hallan empleo antes
El acceso de la mujer al mercado de trabajo ha crecido como nunca en España, donde la tasa de actividad femenina ha pasado del 45% de 2005 al 51% de finales del año pasado, contribuyendo a que la población activa aumentase sin detenerse desde 2000. Al mismo tiempo, la tasa masculina ha empezado a decrecer entre 2007 y 2008.
Y mientras los hombres han visto cómo el paro se ha cebado en ellos desde que la crisis económica ha hecho acto de presencia -sólo en el último año el número de desempleados varones se ha duplicado (de 800.000 a 1,6 millones)-, las mujeres han resistido con mayor firmeza sus embates, pasando de un millón a 1,5 millones de desempleadas en el mismo periodo. La destrucción de empleo en sectores netamente masculinos, como son el de la construcción y del automóvil, explica esta diferencia.
Pero el problema puede llegar ahora, una vez que el sector servicios, en el que se concentra la presencia femenina, empiece a destruir empleo, como ya se viene barruntando en los últimos meses. Y, en el trasfondo, se vislumbra la posibilidad de que ese avance de la población activa eche el freno, con el consiguiente deterioro de la competitividad de nuestra economía.
De momento, las mujeres tienen menos posibilidades que los hombres de perder su empleo, según Sara de la Rica, coordinadora del Observatorio Laboral de la Crisis de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). "Si las cosas continúan como hasta ahora, de cada 100 empleos, 30 se perderán en la construcción y sólo 12 en servicios, industria y agricultura, en los que el número de trabajadoras es más elevado. Por eso las mujeres no van a estar en peor situación que los hombres. Menos aún cuando, además, su nivel de formación es más alto que el de ellos", asegura.
No lo tiene tan claro la investigadora del Instituto de Estudios Fiscales -dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda-, María Pazos. A su juicio, aunque las mujeres tengan mayor formación que los hombres, al final se sitúan en los trabajos más precarios y en gran medida a tiempo parcial. Y si, como ha anunciado el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, la intención del Gobierno es contener la escalada imparable del desempleo a través de contratos a tiempo parcial, este hecho "abocará a la mujer a la precariedad laboral, puesto que el tiempo parcial es femenino en todos los países europeos". Y lo que es peor, "potenciaremos la dependencia económica de las mujeres en sus maridos, desandando el camino andado en los últimos años y poniendo a más familias en riesgo de pobreza", afirma.
Los sindicatos mayoritarios coinciden con esta línea argumental: "La segregación ocupacional, la temporalidad, el tiempo parcial y la discriminación salarial convierte a las mujeres en las personas más vulnerables ante la situación de crisis económica y de destrucción de empleo", aseguraba esta semana Carmen Bravo, secretaria confederal de la Mujer de Comisiones Obreras. Aunque por primera vez en España la tasa de paro femenina se esté equiparando a la masculina, lo cierto es que las mujeres permanecen más tiempo en el desempleo y, además, como consecuencia de su más tardía llegada al mercado laboral y los peores contratos con que han accedido a él, la cobertura por desempleo es muy inferior, añade.
UGT pone las cifras sobre la mesa: los hombres parados cobraban una media de 29 euros brutos diarios en prestación por desempleo el pasado diciembre, casi cinco euros diarios más que las mujeres. ¿Por qué?, por las diferencias salariales que existen entre unos y otros -según el sindicato las mujeres cobran un 26% menos de media que los hombres-, porque acceden a puestos más bajos en la escala laboral y porque sus contratos son más precarios que los de los varones.
La velocidad a que está fraguando la crisis no permite llegar a conclusiones maximalistas y duraderas. Es más, la realidad tiene distintas caras. Tanto es así que, aunque la tasa de paro aumente al mismo ritmo para hombres que para mujeres -que siempre la han tenido más elevada-, también es verdad, como asegura la Fundación Adecco, que ellas están captando la mayoría de los puestos de trabajo que se crean actualmente. En 2008 las trabajadoras ganaron 36.400 empleos, frente a los 656.500 que perdieron ellos. La explicación es que la situación económica ha forzado a muchas mujeres, con sus maridos en paro, a incorporarse al mercado laboral, a conseguir su primer trabajo. Al tiempo que los sectores donde se está creando empleo, es decir, la sanidad, los servicios sociales, la Administración Pública y la enseñanza, entre otros, son áreas en las que la presencia femenina es más abundante.
"La mujer todavía se defiende mejor ante la crisis, se crea más empleo femenino, pero la situación varía mucho según la actividad económica. El sector público es un colchón, en la sanidad y la educación hay mayoría de mujeres, y ahí es muy difícil que se pierdan puestos de trabajo. Pero en la industria, a diferencia de la construcción, se pierden más puestos de trabajo de mujeres. Y en algunas ramas de servicios, como hostelería y servicio doméstico, donde trabajan muchas mujeres, se está destruyendo empleo", asegura Matilde Mas, del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).
Cuando las mujeres se ven forzadas al paro también resulta que son las primeras en encontrar un nuevo trabajo, según Sara de la Rica. Su interpretación es que "aceptan cualquier empleo, aunque sea no cualificado y ellas tengan estudios. Y lo hacen porque son una segunda renta para la familia y porque los trabajos no cualificados son más fáciles de obtener". Otra paradoja del mercado laboral femenino, en el que la formación de los trabajadores -como en el masculino- está incrementándose de año en año, tal y como señala Randstad, empresa de trabajo temporal que apunta que actualmente el 57% de los universitarios españoles son mujeres.
Y si están más cualificadas, ¿por qué tienen sueldos inferiores? Aquí es donde entra en juego, una vez más, la desigualdad. IESE Business School y la firma de recursos humanos ICSA han presentado esta semana un estudio sobre las diferencias retributivas por niveles profesionales entre hombres y mujeres en España, Francia e Italia durante 2008. No hay excepción, a igual puesto, ellos ganan más en los tres países, siendo el nuestro el que mantiene la brecha más importante. Las directivas ganan un 15% menos que ellos, las mujeres que ostentan mandos intermedios, un 11% menos, y lo que es más preocupante, entre los empleados -donde están concentradas las féminas- ellas tienen un sueldo un 16% por debajo de ellos; frente al 14% de las operarias. ¿Estamos dispuestos a acortar estas distancias?
¿Para qué sirve la igualdad?
Que hay que dar ejemplo es algo que no ofrece ninguna duda a nadie. Y eso es precisamente lo que el Gobierno ha tratado de hacer a través de la Ley de Igualdad, que está a punto de cumplir dos años de vida. Sin embargo, la profesora del IESE Nuria Chinchilla alerta de que �los planes de igualdad que las empresas tienen que diseñar para acortar la brecha entre hombres y mujeres pueden quedar en papel mojado si éstas solamente los redactan porque están obligadas legalmente, tal y como está ocurriendo�.
Algo de eso hay y, además, desde que la crisis económica se ha hecho más abrupta, �las compañías han aparcado la igualdad y otros temas que se tienen que retomar ya�, según Eva Levy, que acaba de fichar por la consultora de recursos humanos Excellentsearch con el objetivo de captar mujeres para los consejos de administración de las compañías españolas. Otro de los designios de la Ley de Igualdad, que aconseja que la presencia femenina en las cúpulas de decisión empresarial no sea inferior al 40% en 2015.
En los dos últimos años las consejeras de las 35 mayores empresas que cotizan en la Bolsa han pasado de representar el 6% al 8%. Un porcentaje que contrasta sobremanera con el de las mujeres que componen sus plantillas, que es del 41%.
Al margen de las cuotas, con partidarios y detractores, las fuentes consultadas se muestran de acuerdo en que esta ley no es más que un punto de partida. �Lo que realmente hace falta en España es un cambio de paradigma. Llegar a la conclusión de que la mujer no puede responsabilizarse sola de la familia y asumir dos papeles a la vez para tener igualdad de oportunidades. El hombre tiene que entrar otra vez en el hogar�, sentencia Chinchilla. Abandonar la frase �yo te ayudo en casa� para entonar el �compartimos las responsabilidades�, añade Emma Fernández, directora general de Talento, Innovación y Estrategia de Indra y la única mujer en la alta dirección de la compañía, formada por 11 personas. Un puesto que ha conseguido porque la empresa permite conciliar la vida personal y la profesional mediante la flexibilidad de horarios y el teletrabajo y gracias a la ayuda de su marido, con quien ha compartido equitativamente la baja por maternidad.
Indra tiene unos 25.000 trabajadores, de los cuales el 36% son féminas, y es una de las compañías que potencia la presencia de las mujeres en su consejo de administración, donde hay tres, �para contribuir a que se vaya viendo un cambio en la sociedad�, agrega.
�El tema trasciende a las empresas y lo que realmente hay que revisar es si existe un papel masculino y otro femenino, que incluso las propias mujeres asumen�, asegura Susana Marcos, socia de la consultora de recursos humanos PeopleMatters.
Y no olvidar, como señala el director de recursos humanos de la firma de prestación de servicios al cliente Digitex, José Carlos Ramírez, que cuando las mujeres concurren a los puestos de trabajo en igualdad de condiciones, como sucede con las oposiciones a la Administración, �nos desbordan y demuestran su superioridad�.
El empleo femenino está aguantando por ahora más que el masculino - Pero la sombra de la recesión pone en peligro el salto histórico que han dado las españolas en la última década
CARMEN SÁNCHEZ-SILVA 08/03/2009
Cuidado. La crisis económica empieza a poner en cuestión si los derechos adquiridos por la mujer en el mercado laboral y los hitos conseguidos en los últimos años pueden mantenerse. Es una duda que, con el imparable deterioro de la economía, resulta difícil de responder tajantemente, ni siquiera en el día de la mujer trabajadora, que se celebra hoy.
¿Para qué sirve la igualdad?
La noticia en otros webs
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en otros idiomas
El aumento de la temporalidad en la contratación recae sobre las féminas
Si el sector servicios destruye mucho empleo, el paro se cebará con la mujer
No importa cuál sea el puesto, la brecha salarial afecta más a las trabajadoras
Ellas son el 57% de los universitarios y, por ahora, las que hallan empleo antes
El acceso de la mujer al mercado de trabajo ha crecido como nunca en España, donde la tasa de actividad femenina ha pasado del 45% de 2005 al 51% de finales del año pasado, contribuyendo a que la población activa aumentase sin detenerse desde 2000. Al mismo tiempo, la tasa masculina ha empezado a decrecer entre 2007 y 2008.
Y mientras los hombres han visto cómo el paro se ha cebado en ellos desde que la crisis económica ha hecho acto de presencia -sólo en el último año el número de desempleados varones se ha duplicado (de 800.000 a 1,6 millones)-, las mujeres han resistido con mayor firmeza sus embates, pasando de un millón a 1,5 millones de desempleadas en el mismo periodo. La destrucción de empleo en sectores netamente masculinos, como son el de la construcción y del automóvil, explica esta diferencia.
Pero el problema puede llegar ahora, una vez que el sector servicios, en el que se concentra la presencia femenina, empiece a destruir empleo, como ya se viene barruntando en los últimos meses. Y, en el trasfondo, se vislumbra la posibilidad de que ese avance de la población activa eche el freno, con el consiguiente deterioro de la competitividad de nuestra economía.
De momento, las mujeres tienen menos posibilidades que los hombres de perder su empleo, según Sara de la Rica, coordinadora del Observatorio Laboral de la Crisis de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). "Si las cosas continúan como hasta ahora, de cada 100 empleos, 30 se perderán en la construcción y sólo 12 en servicios, industria y agricultura, en los que el número de trabajadoras es más elevado. Por eso las mujeres no van a estar en peor situación que los hombres. Menos aún cuando, además, su nivel de formación es más alto que el de ellos", asegura.
No lo tiene tan claro la investigadora del Instituto de Estudios Fiscales -dependiente del Ministerio de Economía y Hacienda-, María Pazos. A su juicio, aunque las mujeres tengan mayor formación que los hombres, al final se sitúan en los trabajos más precarios y en gran medida a tiempo parcial. Y si, como ha anunciado el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, la intención del Gobierno es contener la escalada imparable del desempleo a través de contratos a tiempo parcial, este hecho "abocará a la mujer a la precariedad laboral, puesto que el tiempo parcial es femenino en todos los países europeos". Y lo que es peor, "potenciaremos la dependencia económica de las mujeres en sus maridos, desandando el camino andado en los últimos años y poniendo a más familias en riesgo de pobreza", afirma.
Los sindicatos mayoritarios coinciden con esta línea argumental: "La segregación ocupacional, la temporalidad, el tiempo parcial y la discriminación salarial convierte a las mujeres en las personas más vulnerables ante la situación de crisis económica y de destrucción de empleo", aseguraba esta semana Carmen Bravo, secretaria confederal de la Mujer de Comisiones Obreras. Aunque por primera vez en España la tasa de paro femenina se esté equiparando a la masculina, lo cierto es que las mujeres permanecen más tiempo en el desempleo y, además, como consecuencia de su más tardía llegada al mercado laboral y los peores contratos con que han accedido a él, la cobertura por desempleo es muy inferior, añade.
UGT pone las cifras sobre la mesa: los hombres parados cobraban una media de 29 euros brutos diarios en prestación por desempleo el pasado diciembre, casi cinco euros diarios más que las mujeres. ¿Por qué?, por las diferencias salariales que existen entre unos y otros -según el sindicato las mujeres cobran un 26% menos de media que los hombres-, porque acceden a puestos más bajos en la escala laboral y porque sus contratos son más precarios que los de los varones.
La velocidad a que está fraguando la crisis no permite llegar a conclusiones maximalistas y duraderas. Es más, la realidad tiene distintas caras. Tanto es así que, aunque la tasa de paro aumente al mismo ritmo para hombres que para mujeres -que siempre la han tenido más elevada-, también es verdad, como asegura la Fundación Adecco, que ellas están captando la mayoría de los puestos de trabajo que se crean actualmente. En 2008 las trabajadoras ganaron 36.400 empleos, frente a los 656.500 que perdieron ellos. La explicación es que la situación económica ha forzado a muchas mujeres, con sus maridos en paro, a incorporarse al mercado laboral, a conseguir su primer trabajo. Al tiempo que los sectores donde se está creando empleo, es decir, la sanidad, los servicios sociales, la Administración Pública y la enseñanza, entre otros, son áreas en las que la presencia femenina es más abundante.
"La mujer todavía se defiende mejor ante la crisis, se crea más empleo femenino, pero la situación varía mucho según la actividad económica. El sector público es un colchón, en la sanidad y la educación hay mayoría de mujeres, y ahí es muy difícil que se pierdan puestos de trabajo. Pero en la industria, a diferencia de la construcción, se pierden más puestos de trabajo de mujeres. Y en algunas ramas de servicios, como hostelería y servicio doméstico, donde trabajan muchas mujeres, se está destruyendo empleo", asegura Matilde Mas, del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie).
Cuando las mujeres se ven forzadas al paro también resulta que son las primeras en encontrar un nuevo trabajo, según Sara de la Rica. Su interpretación es que "aceptan cualquier empleo, aunque sea no cualificado y ellas tengan estudios. Y lo hacen porque son una segunda renta para la familia y porque los trabajos no cualificados son más fáciles de obtener". Otra paradoja del mercado laboral femenino, en el que la formación de los trabajadores -como en el masculino- está incrementándose de año en año, tal y como señala Randstad, empresa de trabajo temporal que apunta que actualmente el 57% de los universitarios españoles son mujeres.
Y si están más cualificadas, ¿por qué tienen sueldos inferiores? Aquí es donde entra en juego, una vez más, la desigualdad. IESE Business School y la firma de recursos humanos ICSA han presentado esta semana un estudio sobre las diferencias retributivas por niveles profesionales entre hombres y mujeres en España, Francia e Italia durante 2008. No hay excepción, a igual puesto, ellos ganan más en los tres países, siendo el nuestro el que mantiene la brecha más importante. Las directivas ganan un 15% menos que ellos, las mujeres que ostentan mandos intermedios, un 11% menos, y lo que es más preocupante, entre los empleados -donde están concentradas las féminas- ellas tienen un sueldo un 16% por debajo de ellos; frente al 14% de las operarias. ¿Estamos dispuestos a acortar estas distancias?
¿Para qué sirve la igualdad?
Que hay que dar ejemplo es algo que no ofrece ninguna duda a nadie. Y eso es precisamente lo que el Gobierno ha tratado de hacer a través de la Ley de Igualdad, que está a punto de cumplir dos años de vida. Sin embargo, la profesora del IESE Nuria Chinchilla alerta de que �los planes de igualdad que las empresas tienen que diseñar para acortar la brecha entre hombres y mujeres pueden quedar en papel mojado si éstas solamente los redactan porque están obligadas legalmente, tal y como está ocurriendo�.
Algo de eso hay y, además, desde que la crisis económica se ha hecho más abrupta, �las compañías han aparcado la igualdad y otros temas que se tienen que retomar ya�, según Eva Levy, que acaba de fichar por la consultora de recursos humanos Excellentsearch con el objetivo de captar mujeres para los consejos de administración de las compañías españolas. Otro de los designios de la Ley de Igualdad, que aconseja que la presencia femenina en las cúpulas de decisión empresarial no sea inferior al 40% en 2015.
En los dos últimos años las consejeras de las 35 mayores empresas que cotizan en la Bolsa han pasado de representar el 6% al 8%. Un porcentaje que contrasta sobremanera con el de las mujeres que componen sus plantillas, que es del 41%.
Al margen de las cuotas, con partidarios y detractores, las fuentes consultadas se muestran de acuerdo en que esta ley no es más que un punto de partida. �Lo que realmente hace falta en España es un cambio de paradigma. Llegar a la conclusión de que la mujer no puede responsabilizarse sola de la familia y asumir dos papeles a la vez para tener igualdad de oportunidades. El hombre tiene que entrar otra vez en el hogar�, sentencia Chinchilla. Abandonar la frase �yo te ayudo en casa� para entonar el �compartimos las responsabilidades�, añade Emma Fernández, directora general de Talento, Innovación y Estrategia de Indra y la única mujer en la alta dirección de la compañía, formada por 11 personas. Un puesto que ha conseguido porque la empresa permite conciliar la vida personal y la profesional mediante la flexibilidad de horarios y el teletrabajo y gracias a la ayuda de su marido, con quien ha compartido equitativamente la baja por maternidad.
Indra tiene unos 25.000 trabajadores, de los cuales el 36% son féminas, y es una de las compañías que potencia la presencia de las mujeres en su consejo de administración, donde hay tres, �para contribuir a que se vaya viendo un cambio en la sociedad�, agrega.
�El tema trasciende a las empresas y lo que realmente hay que revisar es si existe un papel masculino y otro femenino, que incluso las propias mujeres asumen�, asegura Susana Marcos, socia de la consultora de recursos humanos PeopleMatters.
Y no olvidar, como señala el director de recursos humanos de la firma de prestación de servicios al cliente Digitex, José Carlos Ramírez, que cuando las mujeres concurren a los puestos de trabajo en igualdad de condiciones, como sucede con las oposiciones a la Administración, �nos desbordan y demuestran su superioridad�.
viernes, 6 de marzo de 2009
REPORTAJE: EN PORTADA - Reportaje
Planeta Eros
RAMÓN REBOIRAS 07/03/2009
Lejos de la explosión vivida en los años ochenta, la narrativa erótica española ha perdido fuerza como género para incorporarse de manera natural en la literatura. El erotismo se expresa hoy libremente por todas partes.
La década de los ochenta fue en España contagiosa en sentido clínico. El vicio adquirió una dimensión dionisiaca. Muchos tomaron por lema la máxima sadiana de Juliette, "el vicio divierte, la virtud cansa", sin reparar en gastos. Pronto la peste fue primero paisaje y más tarde epidemia. Las drogas, con la heroína a la cabeza, crearon su particular campo de exterminio: los mejores cerebros de una generación, como diría Ginsberg, fueron desahuciados; el rock presidía la contracultura con sus paladines más o menos enganchados a la rueda del exceso (Ramones, Lou Reed, Rolling Stones, The Clash) y el sexo, bueno, el sexo era bastante más popular de lo que ahora es el deporte. En medio de la bacanal había una afición bastante popular: la literatura erótica. Muchos lectores buscaban en las librerías los lomos sonrosados de una colección, La Sonrisa Vertical, que surgió del compromiso de la editorial Tusquets con la contracultura y que alternaba nombres cultos del género (Bataille, Sade, Hoffmann, Apollinaire) con títulos bastante sintomáticos de la antropología naciente: Memorias de una cantante alemana, Cruel Zelanda, La atadura, El cipote de Archidona, etcétera. Por si fuera poco, La Sonrisa (una delicada boca infantil invertida) fue creando adicción a través de un premio anual por el que suspiraba la mayor parte del estamento literario, no precisamente por su dotación sino por su prestigio.
El jurado, presidido por un libertino de pro como Luis García Berlanga, repartía sus bendiciones a los autores que buscaban un lugar en el paraíso baudeleriano de la maldición. Entonces ocurrió una cosa. Almudena Grandes, una joven autora (no era normal en el género) y un libro, Las edades de Lulú, irrumpieron como meteoritos en la escena. Beatriz de Moura, primera dama de esta empresa y de otras muchas a través de Tusquets (Kundera, Mankell, Simenon, Murakami), quiere explicar ahora este "síndrome Lulú" con la sensación de que hay mucho de coraje y resistencia al paso del tiempo:
Una cultura gloriosa y refinada buscó en el género erótico un campo de acción de la filosofía
Queda sin embargo un resistente al naufragio, el Marqués de Sade, incomparable testigo de todas las épocas
"Podemos vivir sólo de nuestros lectores, pero los 'voyeurs' son bienvenidos", señala Benedikt Taschen
"Sí, hemos disminuido ligeramente el número de novedades al año de La Sonrisa Vertical", matiza, "es una colección que lleva en el mercado ¡treinta y dos años! sin interrupción, y, como todas las colecciones de este tipo que hubo, hay y habrá en el mundo, vive los altibajos propios de tiempos más y menos propicios a la creación y el consumo de un género extremadamente difícil. En 1977, cuando salió el primer título y lanzamos la primera convocatoria del premio, nuestro país no sólo estaba huérfano de lecturas eróticas, sino necesitado, hambriento de ellas, y toda esa literatura de extrema calidad -de Sade a los autores extranjeros contemporáneos, pasando por los grandes clásicos de todos los tiempos y culturas- ¡estaba toda ella por publicar! Además, al lanzarnos en esta aventura, sentimos casi como un deber abrir puertas y ventanas a la imaginación, creación y escritura eróticas de los españoles. A lo largo de los años, bajo la certera y sabia batuta de su director, Luis García Berlanga, y las excelentes sugerencias de Ana Estevan, hemos ido cumpliendo esta función, paralelamente a los cambios que se han producido en ese tiempo en la sociedad española. Hoy, por ejemplo, el sexo, las peripecias sexuales -y nunca mejor dicho: ¡con pelos y señales!-, se expresa libremente por todas partes, y también, como es normal en la literatura no especializada, lo cual es un magnífico síntoma. Por otra parte, siempre ha sido difícil encontrar buena literatura erótica. Si suspendimos el Premio La Sonrisa Vertical fue precisamente por la bajísima calidad literaria de los manuscritos presentados".
La sonrisa de Beatriz de Moura también preside lo que para ella fue más el descubrimiento de un filón literario, Almudena Grandes, que un éxito sin más en el género que nos ocupa: "Una editorial es la suma de todos los libros que ha publicado a lo largo de sus años de existencia, y en 2009 cumplimos los cuarenta. Las edades de Lulú marcó ciertamente un hito en la colección La Sonrisa Vertical y también en la editorial. Es el ejemplo perfecto del descubrimiento de una gran primera novela que, como el tiempo ha demostrado, lanzó a una prestigiosa escritora, hoy autora de otros nueve y exitosos libros, traducida y apreciada en el mundo entero. Fue, además, un claro exponente del buen momento por el que pasaba la literatura erótica española a finales de los años ochenta. Sin duda, esta novela, cuyo merecido éxito parece inagotable, supo como pocas captar perfectamente las preocupaciones y las obsesiones de su época".
Los infortunios de la virtud. Nadie sabe muy bien la razón por la que la literatura erótica ha perdido fuerza y calidad en nuestros días. El caso es que Lulú ya no vive aquí. Muchos atribuyen el descanso del ave fénix a la proliferación pornográfica que proporciona Internet, a la subcultura de blogs y de chats en la red, a los miles de exhibiciones impúdicas a las que cualquier mortal puede tener acceso provisto de una webcam barata. Eso en la superficie. En lo más profundo del análisis está también el declive de una cultura gloriosa y refinada que buscó en el género erótico un campo de acción de la filosofía a la que no fueron ajenos agitadores de los placeres intelectuales como Fernando Savater o Mario Vargas Llosa, autor de un inolvidable prólogo, El placer glacial, sobre el bibliotecario y borgiano Georges Bataille. El caso es que nombres como el del autor de La historia del ojo o Madame Edwarda, como Pierre Klossowski (La revocación del Edicto de Nantes), hermano del muy erótico Balthus, o Anaïs Nin o Henry Miller forman parte hoy de una nostalgia venida a menos. Queda sin embargo un resistente al naufragio, el Marqués de Sade, incomparable testigo de todas las épocas que sigue proponiendo el uso de la filosofía en el boudoir y que quizá sólo como Edgard Allan Poe ha devenido en el santo de mucha estética oscura y maldita que atraviesa las alcantarillas del cómic, la fotografía, el rock o el teatro alternativo. A los que se adentren por primera vez en las páginas de Justine o de Las 120 jornadas de Sodoma les vamos a recordar un párrafo que resume la importancia de este crápula y de su árbol genealógico. Proviene de la biografía monumental que Maurice Lever le dedicó y que Seix Barral publicó en España en 1994:
"La casa de Sade", el párrafo es largo pero merece la pena, "se distinguió a través de los siglos por sus importantes servicios al Estado y a la Iglesia. Desde los orígenes del linaje hasta el nacimiento de Donatien Alphonse François, Marqués de Sade, se desarrolla una línea ininterrumpida de prelados, capitanes, magistrados, síndicos, prebostes, consejeros de parlamento, grandes priores, gobernadores, camareros papales, diplomáticos, caballeros de Malta, que contribuyeron a forjar la Francia del Antiguo Régimen y de quienes nuestro héroe conservó toda su vida el orgullo feudal. Sin contar las abadesas y religiosas, que poblaron por decenas los conventos del Condado...". ¿No les recorre un ligero estremecimiento entre tanto blasón? ¿No reconocen ya la estirpe rebelde y arrogante de un señor feudal entregado al vicio? ¿No está ahí el Marqués de Bradomín con sus águilas de blasón y el revuelo en las sayas campesinas? Los amantes del marqués, que tienen bien a gala proclamar su linaje intelectual, tendrán una nueva ración con la publicación en marzo de Juliette o las prosperidades del vicio en la ya mentada colección La Sonrisa Vertical, un libro hipnótico en su irrealidad carnal, uno de esos textos que como decía Baudelaire "explican el mal". Otras dos novedosas aportaciones provenientes de la incombustible caldera filosófica francesa, ambas editadas por Anagrama en su sello Argumentos, del rosa vamos al gris humo, son Los libertinos barrocos, de Michel Onfray, que prosigue su impagable contrahistoria de la filosofía desde el lado maldito y en un periodo, el Barroco, de grandes filigranas viciosas, y Nuestro lado oscuro, la deliciosa y documentada contribución de Elisabeth Roudinesco a los vericuetos del exceso que aquí nos ocupan y que va desde Gilles de Rais hasta hace muy poco.
Salvando las distancias con el divino marqués, Bigas Luna fue también un pionero. Un voyeur que con Bilbao y Caniche divisó perfectamente los atributos de un género que complacía su buena educación contracultural. Dalí y Courbet y Buñuel y Valle-Inclán figuran en su peculiar santuario fetichista en el que son ya iconos populares el debut de Penélope Cruz a pecho descubierto en Jamón, jamón (hace veinte años) o Valeria Marini subida a una enorme mortadela boloñesa. Sus últimas aventuras siguen siendo coherentes con la divisa duchampiana de "desembarazarse de lo serio": Bigas ha recuperado un cabaret legendario de la mitología zaragozana, El Plata, con los mejores atributos del cabaret ibérico (ironía y mucho humor) y avanza ya la continuidad de ese proyecto iniciado con La Juani que le lleva ahora a Hollywood con DD Hollywood, en el que narrará los "infortunios de la virtud" de una actriz de carne y hueso que vive la quimera de triunfar en La Meca del cine (pronto la prensa rosa dirá de quién se trata)."
Hay un cambio de siglo", sostiene, "pero también de época. El erotismo en esos años sesenta y setenta tenía un doble valor añadido en España que eran la prohibición y el peso de la educación judeocristiana. Siempre he creído que el erotismo es un hecho profundamente intelectual y que su desaparición se debe a que se ha desplazado a otros canales, como Internet simplemente. Antropológicamente, el erotismo es hijo de la mirada, la mirada del primate hacia la primera mujer que se da la vuelta. Ésa es la explosión primigenia que todavía sigue intacta. La gran fuerza de lo escrito, de la literatura erótica, es que consigue tantas versiones eróticas como lectores hay de la historia. Ése es el gran privilegio de la literatura".
Un privilegio que Bigas separa muy mucho de la pornografía con una sencilla apostilla: "La pornografía es como un documental clínico, no comparemos, la pornografía tiene algo de médico, el erotismo, repito, es hijo de la mirada y del intelecto".
Bienaventurados los voyeurs.
La figura de Benedikt Taschen reúne algo de revolución luterana en el mundo de la edición. Desde Colonia (Alemania) este personaje de la galaxia Gutenberg ha invadido las librerías del mundo con una escala de precios y sensibilidades en la que figuran en el mismo anaquel las duras incursiones sexuales de Richard Kern, Andrés Serrano, Tom of Finland o Araki que las obras artísticas de Michelangelo, Olafur Eliasson, Jeff Koons o Diego Rivera. Democratizar una cultura elitista parece ser su afán, sin detrimento de dos consignas principales: el placer y la belleza.
"Hubo un libro publicado en Alemania en el año 1920", nos dice Benedikt, "su título era El mundo es hermoso. Esto es precisamente lo que queremos comunicar y compartir con nuestros lectores; la diversidad (anthropology) y la inspiración (aphrodesia) son la base de nuestro programa de publicaciones". Taschen ha logrado en las dos últimas décadas crear adicción a muchas ediciones secretas a precios relativamente populares; entre su febril producción el sexo ocupa un lugar destacadísimo, una pasión que le lleva a publicar obras como El gran libro de los penes o esa monumental incursión en los mundos felatrices de la mítica pornostar Vanessa del Rio, por citar sólo dos ejemplos de su pecaminosa producción. Benedikt se muestra un tanto irónico: "Podemos vivir sólo de nuestros lectores, pero los voyeurs son bienvenidos". En el horizonte de 2009 destaca la publicación de la monumental biografía de Hugh Hefner, amo del imperio Playboy, un libro que resultará casi tan exclusivo como acceder a uno de los célebres parties en su mansión de Los Ángeles. Benedikt no olvida su alma luterana entre tanto batín de seda: "Ponemos en todos nuestros libros el mismo cuidado, lo mismo si cuestan diez que diez mil euros y esto es así por dos motivos: nuestros autores y nuestros lectores".
En otro rincón del Planeta Eros, México DF, la peruana Patricia de Souza acaba de desembarcar con todas las armas de mujer en este mundo de acusadas disfunciones eréctiles. Su libro se llama Erótika y salió el pasado año en la editorial Jus y ahora, en España, lo ha editado Barataria. Unas estampas de singular osadía en las que la autora invoca ese fluido al que también aludía Anaïs Nin. "Sé del ímpetu y la fuerza", escribe Patricia, "que estas visiones me han dado y recuerdo esa primera vez, las manos de hombre sobre mis pechos despertando mi deseo y las ganas de perderme en él, sabiendo que cada caricia, cada gesto que yo hiciera para acercarme a los demás, era también un gesto de sexualidad, de mujer, de hembra". Si se quedan con hambre, otra recomendación aparecida aquí con el aval bibliófilo y orientalista de Atalanta: Hombres salmonela en el planeta porno, título a lo Philip K. Dick que responde a un alumno aventajado de los nuevos caminos del erotismo virtual: el nipón Yasutaka Tsutsui, para entendernos casi un fiel reflejo literario de las fantasías animadas de Murakami (el escultor Takeshi, ahora mismo en el Guggenheim de Bilbao): mucha ciencia-ficción, mucho manga y mucho sexo (no explícito) contado a la manera de un cibernauta que ha ingerido una dosis de LSD.
A menudo se nos acusa a los aficionados al género (aquí siempre recuerdo la opinión del pornógrafo José María Ponce que comparaba el porno con el western) de ignorar los misterios y los ministerios de la igualdad. Nada más lejos. La inspiración (aphrodesia) nos lleva cada vez a un territorio en el que de no ser por Salomé, Lulú, Justine o Juliette nos sentiríamos huérfanos de mal, independientemente de la pluma que roza la piel y fustiga suavemente nuestra inclinación al vicio.
Los libertinos barrocos. Contrahistoria de la filosofía III. Michel Onfray. Traducción de Marco Aurelio Galmarini. Anagrama. Barcelona, 2009. 320 páginas. 19 euros. Nuestro lado oscuro. Élisabeth Roudinesco. Traducción de Rosa Alapont. Anagrama. Barcelona, 2009. 256 páginas. 16 euros. Hombres salmonela en el planeta porno. Yasutaka Tsutsui. Traducción de Jesús Carlos Álvarez. Atalanta. Girona, 2008. 188 páginas. 18 euros. Erótika. Escenas de la vida sexual. Patricia de Souza. Barataria. Madrid, 2009. 156 páginas. 15 euros.
Planeta Eros
RAMÓN REBOIRAS 07/03/2009
Lejos de la explosión vivida en los años ochenta, la narrativa erótica española ha perdido fuerza como género para incorporarse de manera natural en la literatura. El erotismo se expresa hoy libremente por todas partes.
La década de los ochenta fue en España contagiosa en sentido clínico. El vicio adquirió una dimensión dionisiaca. Muchos tomaron por lema la máxima sadiana de Juliette, "el vicio divierte, la virtud cansa", sin reparar en gastos. Pronto la peste fue primero paisaje y más tarde epidemia. Las drogas, con la heroína a la cabeza, crearon su particular campo de exterminio: los mejores cerebros de una generación, como diría Ginsberg, fueron desahuciados; el rock presidía la contracultura con sus paladines más o menos enganchados a la rueda del exceso (Ramones, Lou Reed, Rolling Stones, The Clash) y el sexo, bueno, el sexo era bastante más popular de lo que ahora es el deporte. En medio de la bacanal había una afición bastante popular: la literatura erótica. Muchos lectores buscaban en las librerías los lomos sonrosados de una colección, La Sonrisa Vertical, que surgió del compromiso de la editorial Tusquets con la contracultura y que alternaba nombres cultos del género (Bataille, Sade, Hoffmann, Apollinaire) con títulos bastante sintomáticos de la antropología naciente: Memorias de una cantante alemana, Cruel Zelanda, La atadura, El cipote de Archidona, etcétera. Por si fuera poco, La Sonrisa (una delicada boca infantil invertida) fue creando adicción a través de un premio anual por el que suspiraba la mayor parte del estamento literario, no precisamente por su dotación sino por su prestigio.
El jurado, presidido por un libertino de pro como Luis García Berlanga, repartía sus bendiciones a los autores que buscaban un lugar en el paraíso baudeleriano de la maldición. Entonces ocurrió una cosa. Almudena Grandes, una joven autora (no era normal en el género) y un libro, Las edades de Lulú, irrumpieron como meteoritos en la escena. Beatriz de Moura, primera dama de esta empresa y de otras muchas a través de Tusquets (Kundera, Mankell, Simenon, Murakami), quiere explicar ahora este "síndrome Lulú" con la sensación de que hay mucho de coraje y resistencia al paso del tiempo:
Una cultura gloriosa y refinada buscó en el género erótico un campo de acción de la filosofía
Queda sin embargo un resistente al naufragio, el Marqués de Sade, incomparable testigo de todas las épocas
"Podemos vivir sólo de nuestros lectores, pero los 'voyeurs' son bienvenidos", señala Benedikt Taschen
"Sí, hemos disminuido ligeramente el número de novedades al año de La Sonrisa Vertical", matiza, "es una colección que lleva en el mercado ¡treinta y dos años! sin interrupción, y, como todas las colecciones de este tipo que hubo, hay y habrá en el mundo, vive los altibajos propios de tiempos más y menos propicios a la creación y el consumo de un género extremadamente difícil. En 1977, cuando salió el primer título y lanzamos la primera convocatoria del premio, nuestro país no sólo estaba huérfano de lecturas eróticas, sino necesitado, hambriento de ellas, y toda esa literatura de extrema calidad -de Sade a los autores extranjeros contemporáneos, pasando por los grandes clásicos de todos los tiempos y culturas- ¡estaba toda ella por publicar! Además, al lanzarnos en esta aventura, sentimos casi como un deber abrir puertas y ventanas a la imaginación, creación y escritura eróticas de los españoles. A lo largo de los años, bajo la certera y sabia batuta de su director, Luis García Berlanga, y las excelentes sugerencias de Ana Estevan, hemos ido cumpliendo esta función, paralelamente a los cambios que se han producido en ese tiempo en la sociedad española. Hoy, por ejemplo, el sexo, las peripecias sexuales -y nunca mejor dicho: ¡con pelos y señales!-, se expresa libremente por todas partes, y también, como es normal en la literatura no especializada, lo cual es un magnífico síntoma. Por otra parte, siempre ha sido difícil encontrar buena literatura erótica. Si suspendimos el Premio La Sonrisa Vertical fue precisamente por la bajísima calidad literaria de los manuscritos presentados".
La sonrisa de Beatriz de Moura también preside lo que para ella fue más el descubrimiento de un filón literario, Almudena Grandes, que un éxito sin más en el género que nos ocupa: "Una editorial es la suma de todos los libros que ha publicado a lo largo de sus años de existencia, y en 2009 cumplimos los cuarenta. Las edades de Lulú marcó ciertamente un hito en la colección La Sonrisa Vertical y también en la editorial. Es el ejemplo perfecto del descubrimiento de una gran primera novela que, como el tiempo ha demostrado, lanzó a una prestigiosa escritora, hoy autora de otros nueve y exitosos libros, traducida y apreciada en el mundo entero. Fue, además, un claro exponente del buen momento por el que pasaba la literatura erótica española a finales de los años ochenta. Sin duda, esta novela, cuyo merecido éxito parece inagotable, supo como pocas captar perfectamente las preocupaciones y las obsesiones de su época".
Los infortunios de la virtud. Nadie sabe muy bien la razón por la que la literatura erótica ha perdido fuerza y calidad en nuestros días. El caso es que Lulú ya no vive aquí. Muchos atribuyen el descanso del ave fénix a la proliferación pornográfica que proporciona Internet, a la subcultura de blogs y de chats en la red, a los miles de exhibiciones impúdicas a las que cualquier mortal puede tener acceso provisto de una webcam barata. Eso en la superficie. En lo más profundo del análisis está también el declive de una cultura gloriosa y refinada que buscó en el género erótico un campo de acción de la filosofía a la que no fueron ajenos agitadores de los placeres intelectuales como Fernando Savater o Mario Vargas Llosa, autor de un inolvidable prólogo, El placer glacial, sobre el bibliotecario y borgiano Georges Bataille. El caso es que nombres como el del autor de La historia del ojo o Madame Edwarda, como Pierre Klossowski (La revocación del Edicto de Nantes), hermano del muy erótico Balthus, o Anaïs Nin o Henry Miller forman parte hoy de una nostalgia venida a menos. Queda sin embargo un resistente al naufragio, el Marqués de Sade, incomparable testigo de todas las épocas que sigue proponiendo el uso de la filosofía en el boudoir y que quizá sólo como Edgard Allan Poe ha devenido en el santo de mucha estética oscura y maldita que atraviesa las alcantarillas del cómic, la fotografía, el rock o el teatro alternativo. A los que se adentren por primera vez en las páginas de Justine o de Las 120 jornadas de Sodoma les vamos a recordar un párrafo que resume la importancia de este crápula y de su árbol genealógico. Proviene de la biografía monumental que Maurice Lever le dedicó y que Seix Barral publicó en España en 1994:
"La casa de Sade", el párrafo es largo pero merece la pena, "se distinguió a través de los siglos por sus importantes servicios al Estado y a la Iglesia. Desde los orígenes del linaje hasta el nacimiento de Donatien Alphonse François, Marqués de Sade, se desarrolla una línea ininterrumpida de prelados, capitanes, magistrados, síndicos, prebostes, consejeros de parlamento, grandes priores, gobernadores, camareros papales, diplomáticos, caballeros de Malta, que contribuyeron a forjar la Francia del Antiguo Régimen y de quienes nuestro héroe conservó toda su vida el orgullo feudal. Sin contar las abadesas y religiosas, que poblaron por decenas los conventos del Condado...". ¿No les recorre un ligero estremecimiento entre tanto blasón? ¿No reconocen ya la estirpe rebelde y arrogante de un señor feudal entregado al vicio? ¿No está ahí el Marqués de Bradomín con sus águilas de blasón y el revuelo en las sayas campesinas? Los amantes del marqués, que tienen bien a gala proclamar su linaje intelectual, tendrán una nueva ración con la publicación en marzo de Juliette o las prosperidades del vicio en la ya mentada colección La Sonrisa Vertical, un libro hipnótico en su irrealidad carnal, uno de esos textos que como decía Baudelaire "explican el mal". Otras dos novedosas aportaciones provenientes de la incombustible caldera filosófica francesa, ambas editadas por Anagrama en su sello Argumentos, del rosa vamos al gris humo, son Los libertinos barrocos, de Michel Onfray, que prosigue su impagable contrahistoria de la filosofía desde el lado maldito y en un periodo, el Barroco, de grandes filigranas viciosas, y Nuestro lado oscuro, la deliciosa y documentada contribución de Elisabeth Roudinesco a los vericuetos del exceso que aquí nos ocupan y que va desde Gilles de Rais hasta hace muy poco.
Salvando las distancias con el divino marqués, Bigas Luna fue también un pionero. Un voyeur que con Bilbao y Caniche divisó perfectamente los atributos de un género que complacía su buena educación contracultural. Dalí y Courbet y Buñuel y Valle-Inclán figuran en su peculiar santuario fetichista en el que son ya iconos populares el debut de Penélope Cruz a pecho descubierto en Jamón, jamón (hace veinte años) o Valeria Marini subida a una enorme mortadela boloñesa. Sus últimas aventuras siguen siendo coherentes con la divisa duchampiana de "desembarazarse de lo serio": Bigas ha recuperado un cabaret legendario de la mitología zaragozana, El Plata, con los mejores atributos del cabaret ibérico (ironía y mucho humor) y avanza ya la continuidad de ese proyecto iniciado con La Juani que le lleva ahora a Hollywood con DD Hollywood, en el que narrará los "infortunios de la virtud" de una actriz de carne y hueso que vive la quimera de triunfar en La Meca del cine (pronto la prensa rosa dirá de quién se trata)."
Hay un cambio de siglo", sostiene, "pero también de época. El erotismo en esos años sesenta y setenta tenía un doble valor añadido en España que eran la prohibición y el peso de la educación judeocristiana. Siempre he creído que el erotismo es un hecho profundamente intelectual y que su desaparición se debe a que se ha desplazado a otros canales, como Internet simplemente. Antropológicamente, el erotismo es hijo de la mirada, la mirada del primate hacia la primera mujer que se da la vuelta. Ésa es la explosión primigenia que todavía sigue intacta. La gran fuerza de lo escrito, de la literatura erótica, es que consigue tantas versiones eróticas como lectores hay de la historia. Ése es el gran privilegio de la literatura".
Un privilegio que Bigas separa muy mucho de la pornografía con una sencilla apostilla: "La pornografía es como un documental clínico, no comparemos, la pornografía tiene algo de médico, el erotismo, repito, es hijo de la mirada y del intelecto".
Bienaventurados los voyeurs.
La figura de Benedikt Taschen reúne algo de revolución luterana en el mundo de la edición. Desde Colonia (Alemania) este personaje de la galaxia Gutenberg ha invadido las librerías del mundo con una escala de precios y sensibilidades en la que figuran en el mismo anaquel las duras incursiones sexuales de Richard Kern, Andrés Serrano, Tom of Finland o Araki que las obras artísticas de Michelangelo, Olafur Eliasson, Jeff Koons o Diego Rivera. Democratizar una cultura elitista parece ser su afán, sin detrimento de dos consignas principales: el placer y la belleza.
"Hubo un libro publicado en Alemania en el año 1920", nos dice Benedikt, "su título era El mundo es hermoso. Esto es precisamente lo que queremos comunicar y compartir con nuestros lectores; la diversidad (anthropology) y la inspiración (aphrodesia) son la base de nuestro programa de publicaciones". Taschen ha logrado en las dos últimas décadas crear adicción a muchas ediciones secretas a precios relativamente populares; entre su febril producción el sexo ocupa un lugar destacadísimo, una pasión que le lleva a publicar obras como El gran libro de los penes o esa monumental incursión en los mundos felatrices de la mítica pornostar Vanessa del Rio, por citar sólo dos ejemplos de su pecaminosa producción. Benedikt se muestra un tanto irónico: "Podemos vivir sólo de nuestros lectores, pero los voyeurs son bienvenidos". En el horizonte de 2009 destaca la publicación de la monumental biografía de Hugh Hefner, amo del imperio Playboy, un libro que resultará casi tan exclusivo como acceder a uno de los célebres parties en su mansión de Los Ángeles. Benedikt no olvida su alma luterana entre tanto batín de seda: "Ponemos en todos nuestros libros el mismo cuidado, lo mismo si cuestan diez que diez mil euros y esto es así por dos motivos: nuestros autores y nuestros lectores".
En otro rincón del Planeta Eros, México DF, la peruana Patricia de Souza acaba de desembarcar con todas las armas de mujer en este mundo de acusadas disfunciones eréctiles. Su libro se llama Erótika y salió el pasado año en la editorial Jus y ahora, en España, lo ha editado Barataria. Unas estampas de singular osadía en las que la autora invoca ese fluido al que también aludía Anaïs Nin. "Sé del ímpetu y la fuerza", escribe Patricia, "que estas visiones me han dado y recuerdo esa primera vez, las manos de hombre sobre mis pechos despertando mi deseo y las ganas de perderme en él, sabiendo que cada caricia, cada gesto que yo hiciera para acercarme a los demás, era también un gesto de sexualidad, de mujer, de hembra". Si se quedan con hambre, otra recomendación aparecida aquí con el aval bibliófilo y orientalista de Atalanta: Hombres salmonela en el planeta porno, título a lo Philip K. Dick que responde a un alumno aventajado de los nuevos caminos del erotismo virtual: el nipón Yasutaka Tsutsui, para entendernos casi un fiel reflejo literario de las fantasías animadas de Murakami (el escultor Takeshi, ahora mismo en el Guggenheim de Bilbao): mucha ciencia-ficción, mucho manga y mucho sexo (no explícito) contado a la manera de un cibernauta que ha ingerido una dosis de LSD.
A menudo se nos acusa a los aficionados al género (aquí siempre recuerdo la opinión del pornógrafo José María Ponce que comparaba el porno con el western) de ignorar los misterios y los ministerios de la igualdad. Nada más lejos. La inspiración (aphrodesia) nos lleva cada vez a un territorio en el que de no ser por Salomé, Lulú, Justine o Juliette nos sentiríamos huérfanos de mal, independientemente de la pluma que roza la piel y fustiga suavemente nuestra inclinación al vicio.
Los libertinos barrocos. Contrahistoria de la filosofía III. Michel Onfray. Traducción de Marco Aurelio Galmarini. Anagrama. Barcelona, 2009. 320 páginas. 19 euros. Nuestro lado oscuro. Élisabeth Roudinesco. Traducción de Rosa Alapont. Anagrama. Barcelona, 2009. 256 páginas. 16 euros. Hombres salmonela en el planeta porno. Yasutaka Tsutsui. Traducción de Jesús Carlos Álvarez. Atalanta. Girona, 2008. 188 páginas. 18 euros. Erótika. Escenas de la vida sexual. Patricia de Souza. Barataria. Madrid, 2009. 156 páginas. 15 euros.
lunes, 2 de marzo de 2009
Joaquín Reyes, gran muchacho de ‘Muchachada Nui’• Sus parodias vuelan por internet y triunfan en La 2. Una inmensa minoría de casi un millón de personas está siguiendo la tercera temporada de ‘Muchachada Nui’, el programa de humor manchego y absurdo, por este orden, que ha revolucionado la forma de reírse ante el televisor.
Reportaje por:
Fotografías por: 02/03/09
Además de fiel, ¿cómo es su audiencia?
Hay desde adolescentes hasta cuarentañeros. Y fundamentalmente hombres, quizá porque somos feos e inadaptados. Pero está cambiando la tendencia.
¿Se han planteado hacer algún guiño al público femenino?
Hacemos el humor que nos gusta, aunque a lo mejor si hubiera una mujer entre los fijos… Pero tenemos un club de ‘fans’ que son casi todo chicas.
¿Es consciente de que hay gente que les detesta?
No lo veo mal. Las cosas que me gustan son las que no dejan indiferente. Es bueno provocar filias y fobias, significa que tienes personalidad.
¿El sueño de internet produce monstruos como ‘Enjuto Mojamuto’?
Más que el sueño, es el insomnio de internet lo que produce monstruos y calenturas. Internet es un sitio lleno de noticias falsas y gente desnuda. Algo así como el mito de la caverna.
Hasta el príncipe Felipe ha elogiado a ‘Enjuto’. ¿Se le cayó el republicanismo a los pies?
Vengo de una familia de republicanos, pero la familia real me cae bien. En España, la gente de izquierdas ha terminado defendiendo a la monarquía, y la de derechas, atacándola.
¿Si a don Felipe le gusta ‘Enjuto’, qué personaje le puede gustar a Marichalar?
Le pega que le guste ‘Perro Muchacho’. De todas formas, Marichalar es un personaje atractivo para parodiar.
¿Teme la venganza de sus parodiados?
El otro día fui al museo Thyssen a una exposición y, lejos de echarme del museo, me invitaron. No sé si Tita tuvo algo que ver.
¿Por qué todos sus personajes tienen la misma voz?
Es mi sello y a estas alturas no lo voy a cambiar. Ya logré engañar a bastante gente y pienso seguir así. Es un marchamo de calidad y también el colmo de la sinvergonzonería.
¿Podríamos definir su humor como netamente manchego o tiene algo de camembert?
Es puro de oveja, aunque tenemos maestros. Podría citar a los Monty Python, al ‘Amanece, que no es poco’ de Cuerda; a Gila, a Bill Murray, a Peter Sellers y a todos los cómicos americanos de la última generación.
¿Por qué sólo estuvo usted ‘fantástico’ en los Goya?
Ernesto Sevilla propuso que lo echáramos a suertes. Me negué porque quería ser yo quien hiciera el ridículo. Egoístamente, para que todo el mundo se fijara en mí.
¿Están ganando dinero a ‘cascoporro’?
No tanto como la gente cree. Yo quiero ser millonario y filántropo, por este orden.
¿Como informático de ‘Camera Café’, sabe por qué no funciona la sobremesa de Tele 5?
La mayoría de la gente está viendo ‘Amar en tiempos revueltos’ y ‘Sé lo que hicisteis’. Entre eso y los que se van a ver ‘Fama, ¡a bailar!’, está demasiado repartida la audiencia. Y si a eso le quitas el ‘Tomate’, pues sí, se constata el declive en esa franja.
¿Cuál ha sido el peor día de su vida?
Sin entrar en muertes familiares, un día que se me cayó el móvil al váter, me dejé las llaves en un plató, llegué a mi casa meándome y no tenía ni llaves ni móvil para salir del apuro. Y aun así, con todas esas penurias, estaba contento.
Reportaje por:
Fotografías por: 02/03/09
Además de fiel, ¿cómo es su audiencia?
Hay desde adolescentes hasta cuarentañeros. Y fundamentalmente hombres, quizá porque somos feos e inadaptados. Pero está cambiando la tendencia.
¿Se han planteado hacer algún guiño al público femenino?
Hacemos el humor que nos gusta, aunque a lo mejor si hubiera una mujer entre los fijos… Pero tenemos un club de ‘fans’ que son casi todo chicas.
¿Es consciente de que hay gente que les detesta?
No lo veo mal. Las cosas que me gustan son las que no dejan indiferente. Es bueno provocar filias y fobias, significa que tienes personalidad.
¿El sueño de internet produce monstruos como ‘Enjuto Mojamuto’?
Más que el sueño, es el insomnio de internet lo que produce monstruos y calenturas. Internet es un sitio lleno de noticias falsas y gente desnuda. Algo así como el mito de la caverna.
Hasta el príncipe Felipe ha elogiado a ‘Enjuto’. ¿Se le cayó el republicanismo a los pies?
Vengo de una familia de republicanos, pero la familia real me cae bien. En España, la gente de izquierdas ha terminado defendiendo a la monarquía, y la de derechas, atacándola.
¿Si a don Felipe le gusta ‘Enjuto’, qué personaje le puede gustar a Marichalar?
Le pega que le guste ‘Perro Muchacho’. De todas formas, Marichalar es un personaje atractivo para parodiar.
¿Teme la venganza de sus parodiados?
El otro día fui al museo Thyssen a una exposición y, lejos de echarme del museo, me invitaron. No sé si Tita tuvo algo que ver.
¿Por qué todos sus personajes tienen la misma voz?
Es mi sello y a estas alturas no lo voy a cambiar. Ya logré engañar a bastante gente y pienso seguir así. Es un marchamo de calidad y también el colmo de la sinvergonzonería.
¿Podríamos definir su humor como netamente manchego o tiene algo de camembert?
Es puro de oveja, aunque tenemos maestros. Podría citar a los Monty Python, al ‘Amanece, que no es poco’ de Cuerda; a Gila, a Bill Murray, a Peter Sellers y a todos los cómicos americanos de la última generación.
¿Por qué sólo estuvo usted ‘fantástico’ en los Goya?
Ernesto Sevilla propuso que lo echáramos a suertes. Me negué porque quería ser yo quien hiciera el ridículo. Egoístamente, para que todo el mundo se fijara en mí.
¿Están ganando dinero a ‘cascoporro’?
No tanto como la gente cree. Yo quiero ser millonario y filántropo, por este orden.
¿Como informático de ‘Camera Café’, sabe por qué no funciona la sobremesa de Tele 5?
La mayoría de la gente está viendo ‘Amar en tiempos revueltos’ y ‘Sé lo que hicisteis’. Entre eso y los que se van a ver ‘Fama, ¡a bailar!’, está demasiado repartida la audiencia. Y si a eso le quitas el ‘Tomate’, pues sí, se constata el declive en esa franja.
¿Cuál ha sido el peor día de su vida?
Sin entrar en muertes familiares, un día que se me cayó el móvil al váter, me dejé las llaves en un plató, llegué a mi casa meándome y no tenía ni llaves ni móvil para salir del apuro. Y aun así, con todas esas penurias, estaba contento.
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