sábado, 22 de noviembre de 2008

JAN MORRIS - ELIZABETH TUCKNISS

domingo 8 de junio de 2008



JAN MORRIS- ELIZABETH TUCKNISS
Jan Morris, sin viaje de novias
La escritora y su esposa pasaron su segunda luna de miel en casa
JACINTO ANTÓN 08/06/2008





La gran escritora de literatura de viajes, que conoce Venecia como nadie, no ha tenido esta vez viaje de novios. Jan Morris, de 81 años, y Elizabeth Tuckniss, que han vuelto a casarse 58 años después de su primer matrimonio, celebrado cuando él era un hombre, James Morris, pasaron su segunda luna de miel en casa, en la hermosa y rústica Trefan Morys, su hogar en Llanystumdwy (Gales). Jan y Elizabeth, que nunca han dejado de ser pareja ni de amarse y han tenido cinco hijos -tres varones y dos hembras, una, Virginia, fallecida a los dos meses- y varios nietos, se vieron forzados legalmente a divorciarse cuando él consumó su operación de cambio de sexo en Casablanca en 1972 y devino físicamente mujer. Ahora, con un tan anacrónico como maravilloso romanticismo, Jan -que se sentía en deuda con Elizabeth y quería devolver el aspecto oficial a la relación- ha vuelto a llevar a su ex esposa si no al altar sí a la oficina del Ayuntamiento de Pwllheli, a sólo 15 minutos de su casa en coche (y menos si conduce la propia Jan), donde firmaron su unión civil.

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La pareja tiene una lápida: "yacen aquí dos amigas al final de una vida"
"Estamos sorprendidas con todo este revuelo, no fue nada singular, sólo fuimos a la oficina y leímos y firmamos, una cosa íntima y bonita", dijo a este diario ayer en conversación telefónica la encantadora Elizabeth. ¿No hubo vestido especial? "No, no", ríe con coquetería la feliz vuelta a desposar. Tampoco viaje de novios. "No, aunque nos gustaría regresar a España, un país que nos encanta y al que Jan dedicó uno de sus libros". Jan Morris se encuentra, ella sí, de viaje. "Está en Corfú, en un evento literario".

Según su esposa, "Jan estaba empeñada en que se reconociera nuestra unión antes de morirnos". La pareja quiere que las entierren juntas en una pequeña isla en el río Dwyfor, detrás de su casa, junto a Llyn Meirch, la Poza de los Caballos, bajo una lápida que guardan desde hace treinta años bajo la escalera de la biblioteca con la inscripción: "Yacen aquí dos amigas, Jan y Elizabeth Morris, al final de una vida".

Será el emotivo epílogo de una de las historias de amor más conmovedoras y hermosas que pueda imaginarse. "Era un matrimonio que no tenía derecho a funcionar, y sin embargo funcionó como un sueño, dando testimonio, una se atrevería a decir, del poder de la mente sobre la materia -o del amor, en su sentido más puro sobre cualquier otra cosa-". Así lo expresó la propia Jan Morris en su extraordinario libro Conundrum (1974), en el que explica su historia, la de un ser humano atrapado en el cuerpo equivocado y que busca desesperadamente un camino para reconciliarse con su verdadera naturaleza. En esa obra capital, de una sinceridad, una belleza y una humanidad deslumbrantes, Morris traza los pasos de su metamorfosis.

Morris, que escribe un nuevo libro, Allegorizings, que no ha de publicarse hasta después de su muerte, conoció a Elizabeth, hija de un plantador de té de Ceilán, al haber alquilado habitaciones contiguas de una misma casa en Londres tras la guerra. Su empatía fue absoluta desde el principio y se casaron en 1949. Él no le ocultó nada de su dilema. Pero tuvieron hijos y Jan esperó hasta que crecieran para dar los pasos definitivos hacia el cambio de sexo, con el apoyo de Elizabeth. Las cosas no siempre han sido fáciles para la pareja, pero la escritora subraya el gran poder del amor para afrontarlas. "El amor me salvó de la autodestrucción y ha dado nobleza a mi vida
Publicado por Premio consuelo para Lucía Folino en 5:34
2 comentarios:
Premio consuelo para Lucía Folino dijo...
Un amor demasiado poco común
Queda lejos de nuestros tan largos, profundos, costosos y acaso inútiles dramas político-agropecuarios. Y cerca de ciertas mutaciones que se produjeron en el siglo XX y ya se volvieron hábito a principios del XXI: las del cambio de sexo, entre otros. Se trata de una complicada historia de amor. Vale la pena abordarla con los ojos abiertos y el corazón limpio.

James Humphrey Morris nació en Gales en 1926. A los 17 años se enroló como voluntario en el Ejército, realizando una brillante carrera como oficial de inteligencia, en especial durante la Guerra Mundial y prestando servicios en Italia, Egipto y Palestina. Paralelamente inició un extenso desempeño en el periodismo, que lo llevaría a escribir en algunos de los más prestigiosos medios del mundo, desde "Rolling Stone" hasta "The New York Times", pasando por "The Guardian", cuya redacción integró. Entre diversas coberturas memorables, en mayo de 1953 narró la primera victoria del hombre sobre la cumbre del monte Everest.

Sin descuidar sus otras profesiones, Morris se internó en la literatura, donde se destacó sobre todo por sus libros de viajes. Desde "Costa a costa" (1956) hasta "Trieste y el significado de ninguna parte" (2001), escribió cerca de treinta volúmenes en los que suele mezclar el ensayo político e histórico, la autobiografía, la ficción y la crónica. Singular repercusión tuvieron su trilogía "Pax Britannica" y su sensitivo "Venecia".

En 1949 el oficial James Morris del 9° Regimiento de Lanceros de la Reina se casó con Elizabeth Tuckniss, hija de un plantador de té de Ceilán. El matrimonio tuvo cinco hijos. Pero en 1972 Morris tomó una decisión que daría un vuelco en su vida: por razones tan íntimas como personales resolvió cambiar de sexo, operación que llevó a cabo en Marruecos. Desde entonces llevaría el nombre por la que se la conoce hoy: Jan Morris. Tanto Elizabeth como Jan no querían romper el vínculo que las unía, pero las autoridades británicas se mostraron inflexibles y debieron divorciarse.

Pero como las relaciones suelen guardar escasa relación con los registros que dan cuenta de ellas, los lazos entre las dos mujeres desde entonces no cesaron. No pudieron separarse y para guardar las benditas formas hasta se hicieron pasar por cuñadas con tal de seguir viviendo juntas. Elizabeth precisó: "Para mí nunca fue diferente: tenemos nuestra familia".

Así, el 14 de mayo pasado en una discreta ceremonia en Pwlheli, Gales, Jan y Elizabeth, volvieron a casarse a través de una unión civil. "Estamos otra vez juntas de manera oficial", evidenció Elizabeth. A modo de celebración, tomaron el té. Y se comprometieron a que, cuando les llegue la muerte, sus restos serán sepultados muy cerca con un epitafio común que dirá: "Aquí hay dos amigas al fin de una vida juntas".

¿Y de la vida sexual, las altas y bajas pasiones? Qué sé yo: cosa de ellas.

Una vez Martin Amis se propuso hacer una nota con Vera, viuda del gran novelista Vladimir Nabokov. Debió viajar a Suiza y soportar las mil vueltas que, durante días, ella le dio antes de concederle la entrevista. Cuando llegó el momento supremo el escritor le preguntó:

-Usted tenía una relación bastante extraña con Nabokov...

-Desde luego pero eso usted ya lo sabía antes de venir hasta aquí, ¿no?

Y allí terminó todo.

(Publicado en la columna Disparador de Clarín el 8 de junio del 2008

9 de junio de 2008 12:04
Premio consuelo para Lucía Folino dijo...
Comentarios
Es evidente que un buen matrimonio se basa en la confianza mutua, la amistad, el apoyo y otros valores que nada tienen que ver con el sexo (ese producto de consumo tan en boga hoy).
Cabe suponer que en toda pareja que llega a una edad avanzada... el sexo apasionado de los años jovenes deja lugar a otro tipo de relacion: queda la amistad, cuando se ha sabido cultivarla y protegerla, y darle el lugar que merece.
De modo que el caso de esta pareja no es tan sorprendente.

Pero me recuerda otro caso que tuvo lugar en Inglaterra (recogido en un documental) sobre un marido con dos hijos adolescentes que decide ser mujer: comienza a vestirse y maquillarse como su esposa -quien acepta este cambio de buen grado-, e incluso anuncia este cambio en su lugar de trabajo. A pesar de su aspecto grotesco -no luce exactamente como Florencia de la V.-, los vecinos lo respetan.
Sin embargo, en sus hijos adolescentes este cambio resulta sumamente "disruptivo", y comienzan a padecer una crisis de identidad, de modelos y una profunda hostilidad hacia los padres.
Lo curioso es que quien tiene dudas sobre su sexualidad -y esto se manifiesta a una edad muy temprana- es mas propenso a casarse y tener muchos hijos, creyendo que con esto despeja sus propias dudas y logra huir de ese "fantasma" que lo acosa... para finalmente entender que uno no puede huir de si mismo y de su propia esencia, y que los impulsos y deseos mas acuciantes siempre terminan por ganar la partida. (Para entonces ya hay hijos, y la cosa es mas complicada).
Otro caso similar sucedio en USA (fue presentado en el show de Oprah Winfrey), y llevado a la pantalla con los talentosos Jessica Lange y Tom Wilkinson.

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