miércoles, 20 de abril de 2011

Leer es una fortuna. La certeza de que nunca vas a estar solo.

Jesús Marchamalo (Madrid, 1960) ha desarrollado gran parte de su carrera periodística en Radio Nacional y Televisión Española y ha obtenido, entre otros, los premios Ícaro, Montecarlo y Nacional de periodismo Miguel Delibes.

Colabora habitualmente en el suplemento literario del diario ABC, en la revista Muy Interesante donde tiene una página dedicada al lenguaje, y en diversas publicaciones culturales.

Ha publicado casi una decena de libros, entre ellos: La tienda de palabras (1999), 39 escritores y medio (2006), Tocar los libros (2010) , Las bibliotecas perdidas (2008), y 44 escritores de la literatura universal (2009)

En la actualidad trabaja en distintos proyectos de difusión cultural.

* ¿Eres lector desde siempre o te has ido convenciendo por el camino? ¿Tienes alguna imagen lectora de tu infancia querecuerdes como si fuera hoy?

La verdad es que soy bastante intrépido con los recuerdos; los invento a menudo. Así que mi memoria es poco fiable. Pero sí me recuerdo de pequeño en la cama con sarampión o fiebre, y con un libro.

Mis primeros recuerdos de lectura tienen que ver -es curioso- con las enfermedades infantiles: con el vicks vaporub y la aspirina con azúcar, la tos, los estornudos, y una papelería que había cerca de mi casa donde comprábamos los cuadernos, las gomas y algún libro de aquella colección de clásicos Bruguera que tenía los rostros de los protagonistas en el lomo.


* ¿Qué género literario prefieres leer?

Me gusta la novela, el ensayo, las biografías, la poesía… Depende del día. Y a veces de la mañana, o de la tarde. Te diría que leo de todo y de una manera bastante caótica y desordenada. Lo normal.


* ¿Recuerdas algún libro o autor que te impresionara de manera especial?

Hay muchos libros que me han impresionado. Me impresionó, de adolescente, la lectura de Sábato, por ejemplo Sobre héroes y tumbas, o de Camus o de Kafka. También de García Márquez, Cien años de soledad. Me gustaba también mucho Cortázar, sus cuentos, y aquellos libritos que hizo llenos de imágenes y textos provocadores: Último round, La vuelta al día en ochenta mundos… En su momento Auster, Kapuscinski, Ibargüengoitia y Coetze, Desgracia, que recuerdo como un deslumbramiento.


* ¿Algún libro que hayas leído últimamente y que nos quieras recomendar?

Me resisto a recomendar libros sin conocer a la persona a la que van a ir destinados, porque siempre es un riesgo. Últimamente me ha gustado mucho Correr, de Echenoz, y Hommer y Langley, de Doctorow. La historia de aquellos dos hermanos que acumulaban objetos inservibles: papeles, ropa, máquinas –llegaron a tener un Ford del modelo T- en una inmensa casa de la Quinta Avenida neoyorquina donde vivían sin luz ni agua.

Pero los dos libros que más he recomendado y prestado son Los girasoles ciegos, de Alberto Méndez y El olvido que seremos, de Héctor Abad Fanciolince. Con éstos no creo que haya posibilidad de equivocarse.


* Imagínate que conoces a una persona que no tiene el hábito de la lectura. ¿Cómo le animarías a que leyera? ¿Qué títulos le aconsejarías?

Qué difícil… La verdad es que no soy nada talibán con la lectura. Creo que leer no te hace ser mejor persona. Depende de lo que leas. Y cómo. Pero leer es una fortuna. La certeza de que nunca vas a estar solo.

A mí, hay veces que me arregla el día un libro. Aunque hay días, también, que te lo arregla una llamada, una carta, una cerveza… No sé si convencería a alguien con argumentos tan endebles.


* Tu blog se llama El Don de la impaciencia. ¿Por qué cosas sientes tú impaciencia? ¿Se siente impaciencia en la literatura?

Me divirtió el nombre porque de siempre ha habido una reivindicación de la paciencia como valor personal. Te dicen que hay que saber esperar, ser paciente, no dejarse llevar por los impulsos… Y sí, lo cierto es que soy un impaciente en muchas cosas: en la literatura y en la vida.


* Eres usuario y defensor de las bibliotecas. Sabrás que por la dichosa crisis, algunas bibliotecas se están cerrando. Si estuviera en tu mano, ¿qué harías o qué no harías por las bibliotecas?

No sabía, la verdad, que estuvieran cerrando bibliotecas por la crisis. De hecho, lo lógico sería pensar lo contrario, que los lectores acudirían más a las bibliotecas en tiempos de crisis. Pero me parece tremendo que no haya bibliotecas, o que haya que pagar por sacar un libro. Hace años firmé un manifiesto donde se pedía que se mantuviera la gratuidad del préstamo de libros, y me encontré muy a gusto allí en la lista con José Luis Sampedro o Carlo Frabetti, entre otros muchos escritores que reivindicaban el valor de las bibliotecas.


* Eres, además, un gran fotógrafo. ¿Cómo explicarías la relación existente entre la literatura y la fotografía? ¿Una imagen vale más que mil palabras?

No creo que una imagen valga mil palabras, ni quinientas, ni trescientas cincuenta. Creo que es una batalla un poco artificial ésta de la imagen y el texto. Parece ser que si escribes tienes que aborrecer el mundo de la imagen, y viceversa. A mí me gusta hacer fotos –no estoy nada convencido de ser un gran fotógrafo, ni siquiera mediano-, y me gusta escribir. Son dos maneras de contar las cosas absolutamente compatibles y, si me apuras, complementarias.


* También practicas el tiro al arco. Al elegir el título de tus libros, ¿aciertas en la diana a la primera, tensas la espalda, fallas varias veces antes del certero…?

Lo de ser arquero es una de mis actividades estelares. Hace unas semanas he estado en Cuenca visitando colegios en los que hablaba de periodismo a niños de primaria –una fantástica experiencia- y a menudo lo que más les interesaba de lo que hago –libros, conferencias, reportajes, cursos- era el tiro con arco.

Lo cierto es que tirar con arco es una de mis excentricidades confesables favoritas. Pero no, nunca acierto a la primera con mis títulos. Y siempre me cuesta muchísimo dar con uno que me guste. Soy peor tirador de títulos que tirador con arco. Y con el arco no paso de ser un principiante…


* Tienes libros publicados donde nos hablas largo y tendido sobre bibliotecas particulares y algunas manías y anécdotas de escritores. Nosotros, los lectores, los leemos. Mira que somos fisgones, ¿eh?

Creo que la curiosidad es algo consustancial al ser humano. Ver a los demás y reconocerse en ellos, o ver lo que nos diferencia. Hay que ser un poco cotilla, desde luego, para ser periodista. Y para ser escritor también. Así que tengo una doble coartada.


* ¿Por qué en los medios de comunicación no hay espacio o el que hay es mínimo para los escritores, la creación, los poetas, el mundo editorial? ¿Tema de audiencias?

No sabría decirte. Lo cierto es que hay una obsesión, bastante absurda, por las audiencias. Si no tienes diez mil lectores eres un fracaso. O un veinte por ciento de cuota de pantalla en televisión. Y es ridículo. Nunca me ha obsesionado si me lee mucha gente o poca. Puestos a elegir, prefiero tener muchos lectores, pero no hasta el punto de que ese sea el único objetivo, sobre cualquier otro, a la hora de escribir un libro.Y aquí pueden jugar un papel muy importante las nuevas tecnologías: blogs, páginas web, redes sociales donde se hable de libros y lectores y que sirvan para esas pequeñas audiencias de las que no se ocupan los medios tradicionales.


* Tienes página web, blog, te mueves por las redes sociales… ¿De qué manera han modificado las nuevas tecnologías tu ámbito profesional?

Sí, tengo de todo. Página web, correo electrónico, blog, ordenador portátil, cámara digital, ipod… Lo compenso escribiendo con estilográfica, leyendo en papel y mandando cartas por correo postal.

Hay una parte de la tecnología que tiene que ver con la fascinación del propio hecho tecnológico y que, a mi modo de ver, no sirve para nada. Y otra parte de la tecnología que nos hace la vida más fácil, que nos facilita la comunicación, el trabajo… Yo soy de los que buscan en la tecnología que me resuelva problemas. Pero el gran cambio tiene que ver con la pasividad, los lectores ya no tienen por qué ser pasivos, sino que pueden participar, opinar, intervenir, o convertirse ellos mismos en fuentes informativas a través de un blog. Y eso me parece interesante.


* ¿Para cuándo nuevo libro?

De momento van a salir dos. Uno en junio, publicado por Fórcola, que todavía no sé cómo se titulará pero que estará dedicado al Cortázar lector. Sus libros están en la Fundación Juan March, en Madrid, y he tenido ocasión de ver sus manías lectoras: cómo anotaba los libros, los subrayaba, los marcaba… Creo que da una imagen muy original, e inédita, de Cortázar y su relación con los libros. El otro saldrá en otoño y lo publicará Siruela. Este sí tiene título, Donde se guardan los libros, y es un recorrido por veinte bibliotecas de escritores: Vargas Llosa, Javier Marías, Clara Janés, Fernando Savater, Soledad Puértolas, Gamoneda… Para este libro, además del texto, he hecho más de un centenar de fotografías. Una curiosa experiencia.

Y en octubre saldrá la edición italiana de Tocar los libros, con un prólogo de Umberto Eco. Un inesperado honor.

Agradecemos a Jesús Marchamalo su cercanía, su amabilidad y su tiempo. Ha sido un gran cómplice.

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