sábado, 14 de noviembre de 2009

wislawa szymborska

■ La premio Nobel de Literatura 1996 cumple 85 años este miércoles

Szymborska necesita “tiempo para callar, pues la poesía surge del silencio”
■ No soy una institución cultural, dijo la escritora polaca en una de sus escasas entrevistas

■ Después de una vigilia de tres años, prepara nuevo poemario para publicarse a finales de año

Dpa


Wislawa Szymborska y sus nuevos poemas en gestación
Varsovia, 30 de junio. En su 85 aniversario la poeta polaca Wislawa Szymborska persiste en ser fiel al principio de evitar la opinión pública a toda costa.

No sería “propio de ella” celebrar ese día “a lo grande”, dijo Michal Rusinek, secretario de la tímida Premio Nobel de Literatura 1996, días antes del cumpleaños, el jueves 2 de julio.

Cuando la escritora, quien vive retirada en Cracovia, recibió a principios de junio una alta distinción del Ministerio de Cultura polaco, la ceremonia tuvo lugar –por expreso deseo de la galardonada– casi en secreto, sin despliegue de cámaras.

“No soy una institución cultural”, dijo Szymborska, quien nació en 1923 cerca de Poznan, en una de las escasas entrevistas que ha concedido.

La poeta argumentó que no puede estar continuamente mostrándose y “hablando de las ocho de la mañana hasta la noche, hablando, hablando, hablando”. Añadió que necesita “tiempo para callar, pues la poesía surge del silencio”.

Y ese silencio artístico es el que la poeta precisa especialmente ahora, ya que a finales de 2008 publicará nuevo poemario, tras una pausa de tres años. Rusinek dijo que ya están preperados 15 o 16 poemas para el libro, pero el resto están en gestación.

Éste sería el primer libro de poemas desde que en 2005 se publicó Dos puntos. En 2002, Szymborska publicó su poemario Instante. En opinión de críticos polacos, con estas publicaciones justificaba la concesión del Nobel. Ambos libros desataron elogios entusiastas y, además, registraron muy buenas cifras de ventas. La razón de su éxito se debe, según la crítica, a un idioma sin artificios y a una independencia ajena a corrientes artísticas.

Desde 1931 la poeta vive en la capital cultural de Cracovia, donde estudió literatura y sociología. Su primera publicación en el suplemento de un diario data de 1945.

Su primer libro de poemas, Por eso vivimos, apareció en Cracovia en 1952 y se correspondía con la forma literaria de entender el “realismo socialista”, lo que algunos críticos todavía le reprochan.

Interés por la política

Tras la muerte de Stalin y de la tormenta política de 1956, el talento de Szymborska se pudo desplegar por completo en el libro publicado en 1957, Llamada a Yeti. Le siguió Sal (1962), por el que se alzó como una de las poetas más destacadas de Polonia, junto a Tadeusz Rozewicz y Zbigniew Herbert.
La distancia que ella mantiene con los medios no debe confundirse, sin embargo, con la falta de interés por cuestiones políticas o sociales.

Szymborska creó una fundación para marginados sociales y cuando no hace mucho las fuerzas conservadoras nacionalistas que arroparon a los gemelos Kaczynski quisieron acusar de confidente a Lech Walesa, la escritora firmó una dura carta de protesta junto a reconocidos artistas.








Entrevista con Wislawa Szymborska
El amor, origen de la poesía
La poeta polaca, premio Nobel de Literatura en 1996, habla de la ironía, que le permite mantener una distancia crítica respecto de sus textos, y recuerda con humor a algunos de sus enamorados de infancia. Además, se publican dos de sus poemas inéditos en castellano
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Foto: AP
Wislawa Szymborska (Kornik, 1923) vive en un departamento en Cracovia y trabaja todos los días en sus poemas. Se le concedió el Premio Nobel, al que entre risas llama "la catástrofe", en 1996. En España se acaba de distribuir una antología muy amplia de sus poemas, Poesía no completa (FCE), en traducción de Abel A. Murcia Soriano y Gerardo Beltrán, quienes también volcaron al castellano esta conversación.

--¿Tiene alguna fórmula mágica para escribir?

--Sé lo que quiero escribir, pero no siempre me sale. Trabajo constantemente en los poemas. Hay algunos poemas que surgen de forma espontánea... (Es mi secreto: no voy a decir nunca cuáles salen con facilidad y cuáles salen con esfuerzo.) Pero no siempre salen de forma espontánea.

--¿Y cómo es la Szymborska que narra sus poemas?

--Creo que cada poema lo escriben dos personas. Hay una persona que es la que siente las cosas, la que las experimenta, la que piensa. Y otra persona, que está detrás de mí y dice: "¿No estarás exagerando?, ¿qué va a entender el lector de lo que estás escribiendo? y, además, ¿para qué le sirve?" Ese yo irónico está siempre, pero si desaparece escribiré muy malos poemas... ¡Y si desaparezco yo, también serán malos! [Risas].

--Utiliza un lenguaje muy especial.
--Mi lengua es una lengua viva. Utilizo frases hechas, lengua coloquial, juegos de palabras, que no necesariamente funcionan en otras lenguas... La suerte de los poetas en el exterior depende de los traductores.

--¿Hablamos de los temas de su poesía?

--Todos mis poemas nacen del amor. Diría incluso que todos los poemas nacen del amor; incluso aquéllos que transmiten el mal tienen en el fondo una forma de amor hacia el mundo. Estoy totalmente convencida... Y si no es así, lo siento por esos poetas.

--¿Y el odio?
--Tengo un poema sobre el odio, que es verdaderamente un sentimiento del siglo XX, el más fuerte, el que encuentra más seguidores. Y eso es algo horrible. Quizá en algún momento fue necesario pero ahora el odio es un sentimiento horrible. Aunque parece más fácil que un loco propague sus ideas con los nuevos medios. Antes, alguien llegaba y se subía a un cajón en una plaza y se ponía a hablar con un megáfono... Todo era más pequeño.

--En sus poemas aparecen muchos animales.

--No imagino la poesía sin los seres que nos acompañan en la vida: los animales, las plantas... e incluso las piedras. Mi animal preferido es el mono. Me encantó un libro de Jane Goodall, A través de la ventana: treinta años estudiando a los chimpancés, en el que cuenta su investigación en Tanzania con los primates y con los chimpancés. No los estudió como un grupo, sino como individuos. Estuvo años siguiéndolos de uno en uno, investigando cada animal en concreto y descubrió que uno era individualista, otra era una mala madre, otra era muy cariñosa, otro era muy travieso... Se trataba de una forma de estudiar a los animales desde una perspectiva totalmente diferente. No me imagino otro enfoque distinto al del análisis individual. Todos somos un poco diferentes. El hombre se somete a diversas ideas de grupo y no siempre es bueno.

--También aparecen muchos sueños en sus poemas.

--Escribo de la realidad y los sueños son una parte de la realidad.

--Además de escribir poemas, está haciendo collages.

--Son un juego. Hoy veo muy clara la diferencia entre la forma de hacer literatura y la forma de hacer arte. La escritura requiere soledad, aislamiento, trabajo y cansancio. He visto a pintores trabajando mientras hablaban, riéndose, rodeados de gente, y eso es imposible para un escritor. Necesito tiempo y que nadie me moleste. Mis collages son un juego, para que la gente los disfrute. Son mi forma de descansar. Me canso mucho escribiendo.

--Pero sigue escribiendo sin parar.
--Aún estoy viva, para extrañeza de algunos y también para la mía. Y soy escéptica ante la poesía, incluso ante la mía.

--Por eso utiliza tanto el humor.

--Mi poesía, como la vida, es una moneda: tiene una parte trágica y una parte cómica.

--Y una parte cósmica.
--Recuerdo una anécdota de Filipovich, un fabuloso escritor que supera la prueba del tiempo: cuando el hombre llegó a la Luna, mucha gente en Cracovia estaba asombrada. Filipovich estaba pescando y trataba de ver el acontecimiento con prismáticos. [Risas]. Una vez, caminando por los alrededores de Cracovia con Filipovich, nos paramos a identificar estrellas, y cuando nos dimos vuelta, había un enorme grupo de gente a nuestro alrededor; tanta, que al día siguiente la prensa publicó que se había producido el avistamiento de un ovni. Una información que nunca fue desmentida. Espero que eso hiciera feliz a alguien. Escribí un poema en el que decía que no hay que mandar bromistas al Cosmos.

--Le fascina el espacio, pero realmente se ha movido muy poco.

--No sé si es por mi signo zodiacal --cáncer--, pero no me gusta viajar. Nací un día después (y muchos años después) que Proust, que escribió doscientas páginas para decir cómo se preparaba para ir a la playa. No me gusta viajar, pero me gusta volver.

--¿Es cierto que estudió español?
--Hace mucho tiempo iba a unas clases de español. No me acuerdo de nada, pero la estructura de la lengua todavía la controlo. Leíamos fragmentos de El Quijote. Nos daba clase un profesor que no sé si se esmeraba mucho, porque se preparaba la clase el día anterior, pero tenía unos discos maravillosos con música española: canciones populares estupendas. Soy admiradora del Goya luminoso, el de los retratos, el de los tapices, el de las escenas costumbristas y el de las majas. Y he corregido a Velázquez en uno de mis collages: he sacado a una de las meninas al aire libre.

--Hablaba antes del amor. ¿Le puedo preguntar algo de los suyos?

--Le contaré algunas historias de mi infancia. A los doce años me enamoré perdidamente del novio de mi hermana, que no me hacía ningún caso. Un día me vendé la cabeza y él dijo: "¿Qué le ha pasado a eso?" Años más tarde lo volví a ver y me pregunté cómo podía haberme enamorado. No era nada interesante. También había otro chico. Me seguía. Era tan tímido que no me dirigía la palabra. Me escribía cartas. En una de ellas, donde me arreglaba toda la vida --"por ti surcaré los mares, subiré a la cumbre más alta..."--, decía al final: "Estaré mañana bajo tu ventana si no llueve". [Risas]

--Leer también es una forma de acabar con las formas puras.

--Leo todo el tiempo. Muchos libros de divulgación científica y de antropología, de zoología. Leo a Brodsky, con el que tenía mucha afinidad. Pero como no quiero olvidarme de nadie sólo voy a decir que leo a Rilke. Con él comenzó mi fascinación por la poesía.

Por Félix Romeo

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